Serie: American Royals 1
Autora: Katharine Mcgee
Traductor: Manuel de Los Reyes
Editorial: Molino (RBA)
ISBN: 9788427216501
Sinopsis: CUANDO AMÉRICA GANÓ LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA, EL PUEBLO RBLE OFRECIÓ LA CORONA A GEORGE WASHINGTON. SIGLOS MÁS TARDE, SUS DESCENDIENTES SIGUEN OCUPANDO EL TRONO:
La princesa Beatrice siempre ha aceptado su deber, pero empieza a acusar la presión a medida que se acerca el día de convertirse en la primera soberana de Estados Unidos. A nadie le importa Samantha, la princesa sustituta, salvo cuando incumple las normas; así que ella tampoco se interesa por nada… De haber nacido una generación antes, Jefferson, el gemelo de Samantha, hubiera sido el primero en la línea sucesoria, pero las nuevas leyes lo relegan al tercer lugar. Casi todo el país adora al príncipe, pero son dos chicas, muy distintas entre sí, quienes compiten por ganarse su corazón.
Opinión: Cuando empecé a leer esta novela, lo primero que me vino a la mente es que estaba leyendo un fanfic extraño de La selección. América tenía reyes y reinas, y a la princesa la querían meter en un cazaesposo de manual para que ascendiera al trono en compañía. Siempre me ha parecido que la trama distópica de La selección estaba muy mal hecha, y que lo que realmente importaba en la serie era el reality de encontrar pareja, así que, como comprenderéis, tenía mis razones para ver que American Royals tenía sus similitudes… Hasta que descubrí que Beatrice no era el único punto de vista que nos encontramos, sino que es una novela coral con otras voces como las de Samantha, Nina y Daphne. Sí, todo chicas. Y no sabéis lo que he echado en falta un contraste masculino…
Como ya mencionaba, tenemos a Beatrice, la heredera al trono, la princesa perfecta que ha seguido el guion al pie de la letra desde niña, sin disfrutar realmente de la vida. Pero era lo que todo el mundo esperaba de ella. Literalmente. Sometida a esa presión, y conocedora de que su futuro será inequívocamente ser la próxima monarca de América, sigue con el papel de ser perfecta, aunque haya ciudadanos retrógrados que se manifiesten en su contra por ser mujer y esperar que sea el príncipe Jefferson quien tome la corona algún día por el hecho de ser hombre. Y es que, la culpa de esto la tuvo su abuelo al reformar la ley y dictar que las mujeres también podían subir al trono en lugar de ser ninguneadas y pasar al siguiente varón en la línea de sucesión. Eso sí, pero seguimos manteniendo lo de los matrimonios entre la realeza, no vaya ser que perdamos glamour y nos pasemos de modernos. Así pues, la trama de Beatrice consistirá en encontrar el amor y a un novio con el que casarse. Y no necesariamente van de la mano.
Después tenemos a Nina, una plebeya, pero hija de dos mujeres bastante bien posicionadas (la una ministra y la otra empresaria de éxito), pero que en ningún momento vemos que eso tenga ventajas en su vida, y que es «alguien normal». Como si fuera la hija de dos panaderas, vaya. Lo cual, como podréis entender, me choca bastante porque va de becada, de «tengo que trabajar para mantenerme», «tengo que ahorrar mucho para poder comprarme un vestido», etc, etc… Coñe, que su vida familiar no es precisamente pobre… Pero, bueno, es mejor centrarse en que es la mejor amiga de la princesa Samantha para que cualquier comparación la deje como alguien del montón. Pero, claro, su amistad, aunque verdadera, no es de dominio público (ni quiere), por lo que en su vida normal no le dice a nadie que se codea con la realeza. ¿Quién iba a creerla? Por supuesto, tampoco le dice a nadie que está enamorada del hermano de su mejor amiga… porque ¿quién no lo está? No puede ser «una más», por favor. Y, no, ni siquiera se lo cuenta a Sam. Más secretos.
Samantha, por su parte, es la hermana mediana, segunda en la línea de sucesión, y melliza del príncipe Jefferson. Y es todo lo contrario a Beatrice: irresponsable, alocada, juerguista… Y lo es, precisamente, por crear ese contraste con su perfecta hermana. A fin de cuentas, el complejo que tiene Sam de segundona es bastante comprensible. Siempre siendo comparada con Beatrice, siempre el segundo plato, siempre la que no será reina y solo sirve como sustituta… cuando se acuerdan de ella. Por eso, cuando se entera de que el chico por el cual se ha enamorado en serio se va a convertir en su cuñado hace que la gota colme el vaso. Y cuando Nina empieza a ignorarla por ocultarle su amorío con Jeff, Sam acaba muy sola. Porque, en realidad, Nina es su única amiga.
Y, por último, la voz que nos falta es la de Daphne, la ex de Jeff. Porque si algo le faltaba a este drama era un villano. Sí, tal cual. Me niego a que intenten ponerla como una persona normal con sus problemas que intenta redimirse (por lo de Himari). Es falso (si ni siquiera se arrepiente en serio; solo va a comprobar que sigue en coma para que no abra la boca y a desahogarse un poco por su madre, pero nada sincero). Daphne, despechada porque Jeff la haya expulsado de su vida, logra manipular a todo el país a través de los medios para no manchar su imagen y decir que la ruptura era de mutuo acuerdo, mientras intenta después hacer todo lo necesario para reconquistarle. Bueno, no todo lo necesario, la verdad. No es una villana de verdad, solo para todos los públicos. Lo cual la convierte en ridícula, por favor. No obstante, es con ella con quien podemos ver a otro personaje mucho más interesante: Ethan, el mejor amigo de Jeff. Una voz suya no hubiera venido nada mal, la verdad, porque me he quedado con las ganas de saber más de él y de lo que piensa.
Otra cosa que me ha llamado la atención, estilísticamente hablando, es que las narraciones son sobre el hombro. Quizá porque sería más mi estilo, hubiera preferido que estuvieran en primera persona. Para lo que cuentan, hubiera resultado más cercano oírles hablar directamente a ellos y no lo que hacían o pensaban… Pero esto supongo que es algo personal. De todas formas, quizá de esa manera, hubiera habido menos fallos de traducción con equívocos de nombres (en serio, no me explico cómo es posible ese tipo de fallos; ¿es que no te estás enterando de lo que traduces? ¿cómo va a estar pensando Beatrice eso si ni siquiera está delante y me estás hablando de Sam? ¿o por qué dices que «los padres de Nina» cuando ha quedado claro que son «las madres de Nina»?).
Para acabar, me gustaría también dejar una reflexión sobre un posible mensaje moralista que me he encontrado en el libro (puede que sean cosas mías, por eso me gustaría saber si os habíais parado a pensarlo) que ha sido como para echar de comer aparte a la escritora. Si una pareja con unas cervezas en la mano, tras lanzarse unas miradas incendiarias entres sí y con chispas por todos lados, se mete en un guardarropas y tardan un buen rato en salir… ¿qué pensaríais que están haciendo ahí dentro? Si una pareja duerme junta todas las noches, en la misma cama… ¿qué pensaríais que están haciendo? Si una chica descubre a una pareja desnudos en la cama… ¿qué pensaríais que están haciendo? Pues si SEXO es lo que vuestra mente ha respondido… Qué equivocados estáis. Todas esas escenas hacían relación «a los buenos». ¡¿Cómo van a tener sexo?! Solo eran besos castos, malpensados. Ni Sam ni Teddy hicieron nada, ni Beatrice ni Connor, ni Nina ni Jeff (porque pararon antes). Sin embargo, que «la mala» lo haya hecho, ¿no os da qué pensar? ¿No es un intento sutil de decir «el sexo es malo porque solo lo hacen los malos»? Quizá sean paranoias mías, no sé. Pero es que me extraña y me sorprende que ninguno de los buenos, después de todas las oportunidades y escenas que han tenido, no lo hayan hecho y se hayan quedado en besitos de nada.
Ah, bueno, me falta por contaros las anécdotas que me han hecho flipar. Está claro que es un libro de ficción, y que Estados Unicos no es un reino. Pero, vaya, es que tampoco se lo ha currado mucho. Ha cambiado el concepto democrático de Presidente, por el monárquico de Rey y listo, no hay mayor trabajo histórico o de documentación al respecto. El resto es exactamente igual. Lo que pasa es que ahora se codean con la realeza de otros países… como España… Donde tenemos al rey Felipe casado con «Mary» (no podía ser con Letizia, porque a nadie se le ocurre casarse con alguien que no sea noble; aunque luego ellos bien que cada año se ponen a conceder títulos como si no hubiera un mañana según los méritos que haya hecho para la sociedad… Flipo). Y, no solo eso, sino que tenemos a un príncipe llamado Juan Carlos, al que, cito textualmente: «Su familia lo llama Juancas y Barrancas porque siempre lleva una petaca en el bolsillo cuando tiene que atender a sus obligaciones reales y acaba haciendo eses por ahí». Ahí lo dejo. Sin comentarios.
En conclusión: una historia llena de cotilleos, dramas, conflictos de parejas como sacados de un capítulo de Gossip Girl (o de una telenovela al uso llena de vestidos de moda y lujo, vaya), donde todo se enrevesa más y más (sin necesidad) y que nos llevará a una segunda parte porque el final se queda abierto con todas las tramas sin avanzar en nada. ¿Qué necesidad, en serio? Se podría haber concluido en un libro, pero es que todo ha sido dar vueltas sobre lo mismo una y otra vez… Es la típica historia super visual (veo perfectamente que hagan serie de televisión de esto) donde si te pierdes un capítulo tampoco pasa nada porque NO AVANZA. Aun así, está entretenido si te va el rollo salseo. Y a mí me va, por si no ha quedado claro.
Impresión general
|
Puntuaciones
|
|
Personajes: 7
|
Amor: 7
|
|
Trama: 7
|
|
Amistad / Familia: 7.5
|
|
Estilo: 6.5
|