Un haiku para Alicia

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Encontró el hacedor una joya donde literatura y vida confluyen


Título: Un haiku para Alicia
Autor: Francesc Miralles
Editorial: Plataforma Neo
Páginas: 200
ISBN: 9788415577058
Sinopsis: Genís Gracia asiste, a los diecisiete años, al fracaso de su vida en todos los frentes. Pero justo cuando cree haber llegado a un callejón sin salida, conoce a Alicia, una joven que ha fundado una sociedad secreta en la que se discute sobre la felicidad, el dinero o el sentido de la vida. La fascinación por esta misteriosa amante de los haikus coincide con unos acontecimientos que darán un vuelco radical a su vida…

Opinión: Habitualmente encontraríais en esta introducción un pequeño resumen de lo que me ha parecido el libro y de lo que hay en él que llame la atención. En esta ocasión, vais a tener un haiku.

La noche absorbe
Las estrellas brillan
El corazón se expande. 
Lo sé, lo sé, no es un gran poema, ni siquiera como haiku. No busca ser grande, busca que se entienda una cosa: este libro es como un haiku en más de un sentido. No busca que halles respuestas, ni que te entretengas sin más, no busca que haya simplemente un espacio de tiempo que le dediques, sino que busca alcanzar el punto central de tu ser, ese alma del que habla Platón en Fedro (gracias a este libro puedo decir exactamente en qué diálogo es) que ha visto la belleza y se conmueve con lo auténticamente bello. Si algo puede decirse de este libro es, sin duda, que roza esa parte de nosotros que, cínica, observa los libros como mercadería, y la destroza, recordándonos que, antes que ninguna otra cosa, la literatura está hecha para enamorar y conmover. También es importante otra aseveración acerca de esta obra: No es una obra para leer por partes. La única manera que veo de que esta obra cumpla su cometido es leértela de una sentada, disfrutando de cada una de las palabras y dejándote sorprender por completo. No, no vale mirar siquiera una frase más allá de dónde te encuentras, disfruta el momento, Carpe Diem. Y disfrútalo, sobre todo, la primera vez que lo leas. Porque entonces es cuando se forjan los sentimientos hacia la lectura que tienes entre manos.
En otras ocasiones, hablaría de los personajes, de los que diría si evolucionan, que lo hacen, si merecen la pena o son intrascendentes en la trama, que ni siquiera voy a responder, incluso me atrevería a decir si merecen el tiempo de los lectores. Oh, sí, enamoraos de Alicia y empatizad con Genís, pero todo ello se queda corto. Al leer este libro descubriréis cosas sobre vosotros, gracias a los personajes, porque Genís, que es el que nos narra esta historia, nos muestra su historia sin ambages, sin dobles morales, sin nada que esconder. Y como nos la muestra de esa manera tan directa y sencilla, nosotros no podremos sino observarla y reflejarla en nuestra vida. Tendremos personajes que nos llamarán la atención; quien no haya deseado un profesor Haiku o haya tenido su propia versión del mismo que levante la mano, porque algo le falta en la vida. Quién no ha vivido el acercamiento a gentes con las que apenas compartes un detalle y sin embargo les confías tus pensamientos más profundos, aquellos que te ponen en comunión con el universo. Son detalles que siempre cambian nuestra vida, y eso es lo que nos muestra este libro: cómo esos pequeños detalles cambiaron la vida de Genís. Y al mostrárnoslo, nos reflejamos, como siempre que una novela alcanza nuestro corazón.
Toma este libro una posición arriesgada, mostrando detalles que hablan de rebelión, de la auténtica rebelión, y muestran a los jóvenes con palabras claras y concisas qué es lo que están haciendo. Muchos, los que deberían leer probablemente no lo lean, sonreirán al leerlo, porque no podrán evitar pensar, tiene razón, y luego seguirán como si nada. Porque son palabras, y como tales, solo cuando arraiguen y sean regadas con cariño podrán afectar de verdad, pero sin duda son uno de los mejores ejemplos de semilla lanzada al viento que se pueden encontrar. Pero no os preocupéis, que no es una reflexión sesuda. O, más bien, sí lo es, disfrazada de frase apartada de la propia trama. No porque no forme parte de la vida de Genís, ni porque no le afecte, sino porque el verdadero centro de la trama es Alicia. O, mejor dicho, es la periferia atrayente que permite a la gente leer el centro sin aburrirse. Es la casita en los suburbios después del duro trabajo en el centro. Y es que pocas veces podréis ver una historia de amor más sencilla y esencial. Sí, esencial. No en el sentido de que no puedas vivir sin ella, aunque una vez conocida te preguntarás cómo has podido estar tan ciego, sino perteneciente a la misma esencia del Amor. No tiene artificio, no hay complicaciones, simplemente hay realidad y certeza, búsqueda y desesperación, alegría y encuentro. Todo ello ubicado en una de las novelas con la prosa más cuidada y ligera que me he encontrado en mucho tiempo.
Dije, y no me arrepiento, que el final de Oblivion bien podía haber sido autoconclusivo. En esta novela nos encontramos con un final completamente autoconclusivo, que no sabe a poco, sino que colma por completo las necesidades del lector. O, mejor dicho, no las colma, pero las satisface, como cuando te dan la comida después de haber pasado hambre. No se necesita nada más para redondear la historia. Y, al mismo tiempo, es una historia que no acaba. No acaba como no acaba la vida, como no acaba la juventud, como no acaba la necesidad, ni el amor. Ese estilo de no acabar. Es una historia que compone una vida, una historia que cambia el mismo perfil de esa vida, que muestra a esa vida dónde está la grandeza, la belleza. Y por eso mismo es una historia que merece ser leída con cuidado, con amor, disfrutando de cada una de las palabras que se utilizan, tanto las «vitales» como las literarias, porque si algo tiene este libro es literatura, desde los haikus que dan nombre a la obra, hasta las pequeñas obras, mención especial para la guerra entre tener y amar, que en un determinado momento aparecen en la obra y que bien podían considerarse opúsculos por sí mismos.Desde un punto de vista más objetivo,  podemos ver que la construcción de la trama parte de Genís, en forma prácticamente de diario personal. Está escrito en pasado, sin ningún tipo de error en la construcción verbal. Es una delicia encontrarse con un libro que apenas contiene erratas, como es este caso. Además, podemos observar sin mayor dificultad cómo el uso del formato diario acerca al lector y le permite empatizar con mucha facilidad. Ciertamente, se trata de un libro dedicado además a aquellos amantes de la lectura que quieran atreverse a entrar en el mundo editorial, pues muestra los entresijos de una editorial desde la perspectiva de Genís. Y, no solo eso, sino que muestra estilos muy distintos de escritura gracias a eso. Es particularmente atrayente el uso de la jerga juvenil, puesto que ni la sobreutiliza, ni la infrautiliza sino que elige los momentos adecuados para recordarnos la edad del protagonista. Aunque es cierto que el tema de la localización espacial puede ser un poco complicado, puesto que, aunque hay alguna que otra descripción, muchas quedan en que el lector haya estado en Barcelona y haya compartido espacios con el protagonista.

En definitiva, no sé si se notará pero es un libro muy personal, muy bello, y, desde luego, de esos ante los que no puedes quedarte frío. Eso sí, no busques entretenimiento; busca disfrutar de él. No queda más que decir, simplemente, si queréis ver cómo un libro puede llegaros hasta lo más profundo de vuestro ser, liberad una de vuestras ajetreadas tardes y dedicádsela a esta maravilla que nos pone Francesc delante. Y cerraré esta reseña igual que la comencé, con otro haiku.

Un corazón brilla
Unas alas renacen
La belleza sonríe

Impresión general
Puntuaciones
Especial
 
Emoción: 10
Estilo: 10
Personajes: 8
Rebelión: 10
Trama: 8

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