Adopta una autora: Our lady of the snow

Y encontró el hacedor una historia llena de frío, amor, violencia y certeza. 
Título: Our lady of the snow
Autora: Louise Cooper (dentro de Adopta una escritora)
Editorial: Mundania Press
Páginas: 216
Sinopsis: El pequeño reino de Vyskir se ve amenazado por el vecino Duque Arec. La gente de Vyskir está protegida por la benevolencia del Dios y de su consorte, La dama de las nieves. Un secreto concerniente al príncipe heredero amenaza la alianza matrimonial que proponen las cabezas del consejo al duque. Todo queda en manos de una joven novicia, el segundo príncipe y una devota religiosa.
Opinión: Hacía mucho tiempo que no leía algo de Louise Cooper, o al menos eso me ha parecido, así que, cuando empecé a recopilar todos los distintos escritos que tenía, me di cuenta de que en España hemos tenido la mala suerte de no contar con demasiados de ellos traducidos. Sí, hemos tenido dos historias cortas además de las tres grandes sagas que han traído, pero se han quedado pequeñas joyas en el extranjero, como puede ser este libro. Sin embargo, puedo entender la dificultad de que este libro llegase a España, ya que uno de sus focos es el poder de la mujer y cómo enfrentarse a una sociedad completamente decidida a silenciarla y acallarla, incluso desde instancias religiosas. Obviamente, esto ha sido un pequeño descubrimiento, nada extraño una vez conocida su saga de Índigo, pero quizá en la forma condensada en una novela autoconclusiva les pareció excesivamente directa.
No nos engañemos, la trama tiene los giros típicos de la autora, lo que hace que una vez te hace los tres o cuatro primeros giros ya te acostumbres y puedas prever por dónde va a ir la historia. Lo interesantes que, incluso ahora, puedo decir que varios de los giros del final y su simbolismo me sorprendieron. Quizá esperaba una condena mayor para algunos de los actos de los personajes protagonistas, quizá esperaba otro estilo de historia, pero el caso es que consigue llevarte exactamente por donde quiere. No nos engañemos, hay escenas duras, sobre todo porque puedes ver perfectamente los errores que está cometiendo el narrador al asignar culpas, y hay algunos detalles que chirrían, como la fácil resolución final sin grandes artificios. Pero, y esto es lo importante, consigue una historia redonda pese a que algunos detalles aparentan al principio ser casuales y finalmente forman parte de un intricado diseño que los personajes siguen sin saber muy bien por qué. Con esto consigue que la trama sea al mismo tiempo defensora del libre albedrío, de la libertad y de un cierto estilo de destino en el que lo acabas siguiendo cuando lo descubres porque es lo mejor para todos. También hay un cierto detalle acerca de la aceptación de uno mismo y lo que ello conlleva, pero lo lleva de una forma bastante suave y muy en la tónica del Señor del Tiempo.
Los personajes, donde suele residir la fuerza de esta autora, se pueden dividir en los malvados políticos para quienes lo único importante es la supervivencia del reino sin importar a quién haya que llevarse por delante junto a su devoción a la tradición y los que sufren sus maquinaciones. También hay dos personajes que sobrevuelan toda la novela y que solo toman forma real en el conflicto final, el Dios y la Dama. Al principio, puede verse cómo la sociedad es extremadamente patriarcal, con el Dios en una posición superior y la Dama suplicante a sus pies (literalmente te describen así la imaginería religiosa del lugar) lo que conlleva que los religiosos devotos del dios (los hombres) tengan más poder y una jerarquía superior a la de las religiosas. Y sin embargo el más alto religioso no hubiera podido hacer nada sin la ayuda de la madre superiora. Estos dos personajes llegan a darte mucho asquito, por su capacidad para pasar por completo de los sentimientos y de las necesidades de los demás. Pero no son los únicos porque luego tenemos a los dos príncipes. Evidentemente dejaremos a un lado al príncipe heredero, que me ha parecido un gran tratamiento de la discapacidad mental, y me gustaría centrarme un poco en el príncipe Kodor. Se supone que es el personaje positivo masculino, pero las acciones que le vemos cometer en el libro distan mucho de ser precisamente positivas, y solo al final, cuando se redime, cuando ve todo lo malo que ha hecho y decide dedicarse a cambiar las cosas para que sea imposible que alguien vuelva a hacerlo, solo entonces parece un auténtico héroe. Sí, tiene momentos de bondad pero cuando se hunde en el odio y en la autocompasión es horrible.
Ahora vayamos a la parte positiva del libro: Nanta, Osiv y Pola. Nanta es uno de los centros de la narración, desde su inicio como una joven sumisa y preocupada por el qué dirán hasta que se acepta a sí misma por completo y descubre que su lugar, por muy obligada que haya estado a aceptarlo le da una libertad y un poder que tiene que aprender a manejar, nos presenta un personaje femenino con muchas capas y una profundidad y hermosura abrumadoras. Se ha convertido en uno de mis favoritos. Y probablemente no me habría llegado tanto sin ese final tan discreto y directo. Osiv, por otro lado, me ha parecido un personaje que parece estar en un segundo plano pero que cuando vuelves sobre la historia después de uno de los giros, te sorprende muy gratamente tanto por la forma de describirlo como por el cuidado que la autora le ha puesto. Y Pola, la dulce y directa Pola. Muchas veces solo una nota a pie de página dentro de la historia, pero completamente desarrollada y con un arco de crecimiento perfecto situado justo en el borde de la narrativa. Cuando llegas al final, no puedes evitar derramar alguna lágrima al verla terminar de crecer. Probablemente sea el punto que consigue que esta historia tenga verdadera fuerza porque, como secundaria absoluta, en otros casos solo hubiera estado delineada y aquí sin embargo vemos sus pequeños gestos y la historia interna que configuran.
El estilo evoca la belleza del hielo y de la nieve de las historias de cuentos rusas. Intenta darle ese aire místico y al mismo tiempo pragmático, y lo consigue, para qué negarlo. La autora no se ceba en las descripciones pero sí se permite el lujo de hacerlas poéticas en los momentos necesarios. Los diálogos son creíbles y tienen mucha fuerza lo que ayuda sin duda a enraizar a los personajes y a darles un volumen y un cuerpo propios muy poderosos.
En definitiva, no podía alegrarme más de haberme leído este libro. Una obra pura y directa que se enfrenta directamente hacia una de las raíces de la violencia y del patriarcado. No voy a negar que ha habido momentos en que deseaba que el final hubiera sido otro, en parte porque soporto muy poquito a Kodor y sus actos y me hubiera gustado verlo sufrir por ellos, pero supongo que un arco de redención tampoco está del todo mal. Si podéis leer en inglés, esta obra es genial para introduciros en los temas que le gustan a la autora acerca del poder y dela forma en que las instituciones lo deforman o lo siguen sin fijarse en las consecuencias que supone para el resto del mundo.
Impresión general
Puntuaciones
Trama: 9
Religión: 9
Sentimientos: 9
Estilo: 9
Personajes: 9

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