Algo más que vecinos

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algo mas que vecinosTítulo: Algo más que vecinos
Autora: Isabel Keats
Editorial: Harlequín
ISBN: 9788468782584
Sinopsis: Leopold Gallagher, un rico hombre de negocios inglés de familia aristocrática, serio y obsesionado por el trabajo, conoce una noche en la terraza de su casa a la que, en un principio, toma por la amante de su viejo vecino. Catalina Stapleton, la nueva habitante del piso de al lado, es una joven extrovertida y generosa que disfruta ayudando al prójimo. En cuanto cruza dos palabras con su estirado vecino decide que, aunque él mismo no lo sepa, el señor Gallagher es un hombre infeliz que necesita ser salvado de sí mismo. A pesar de la arrolladora atracción que surge entre ellos, Leopold trata de mantener a la impertinente y alocada Cat a distancia; no está dispuesto a que su irritante vecina, por muy adorable que sea, derribe las barreras que tanto le ha costado erigir a su alrededor. Sin embargo, el destino parece tener otros planes…

Opinión: Si voy a hacer esta reseña es para que sepáis a lo que no tenéis que acercaros. Obviamente, luego podréis hacer lo que queráis, pero me veo prácticamente en la obligación de avisaros. Te lo venden muy bien, como que la autora ha sido finalista en muchos premios… Pero menudo despropósito de novela es esta. Es que me he sentido ofendida de que se publique cualquier cosa; normal que luego las novelas románticas tengan fama de ser de segunda. Es que esto no llega ni a quinta. Y si es a lo que estás acostumbrado y por eso no te ha parecido que sea tan mala, por favor, haznos un favor a todos y lee novela romántica de la buena. EXISTE. Y debería ser la única que podamos encontrar para ahorrarnos esta… Uf, voy a respirar a ver si calmo, que no quiero que penséis que no estoy siendo razonable. Os aseguro que, como siempre, voy a argumentarlo todo.

La premisa podría ser interesante, es más, es lo que me llamó para acercarme a este libro: dos vecinos se conocen y se atraen. Fin. No le deis más vueltas, a veces lo más básico funciona. Y más cuando el hombre es un prejuicioso y se piensa lo peor de la mujer, montándose una película en su cabeza de que es la amante de su vecino de setenta años… (Sin comentarios, en fin). Hasta ahí incluso podía tener esperanzas de que hubiera amor/odio…. Pero no. A Catalina se la suda todo mucho y en lugar de ofenderse, se ríe. Y decimos que el prejuicioso es Leopold, pero ella no tarda en juzgarle con un rápido vistazo y decidir que el pobre no sabe lo que hace y que no es feliz con su vida y que un soso y un aburrido. ¡Pero que no se preocupe! Ella está ahí para ayudarlo (porque ella se ha montado otra película en su cabeza de que necesita su ayuda) y no dejará de meterse en su vida sin que nadie la invite para conseguirlo.

Así que a partir de ahí lo que nos encontraremos a continuación es una sucesión completamente aleatoria de escenas (os juro que no hay nada que las una; un día es un viaje en barco, al otro una partida de ajedrez, otro la visita a una exposición de arte… Sin ningún tipo de conexión, ni desarrollo, ni lógica. Aparecen ahí sin más, porque sí, para que el libro tenga más páginas, digo yo. Aunque si ese era el objetivo, una trama que conectara todos los puntos no hubiera estado mal) acompañadas a su vez de un montón de diálogos sin sentido ni coherencia. ¿De verdad alguien lee esos diálogos y le resultan naturales? ¿De verdad acabas de conocer a alguien (qué digo conocer, de verle por la calle, casi) y te pones a vacilarle y esperar que te tome en serio y luego obtienes como respuesta lo mismo? Si tuviera chispa, pues a lo mejor te lo puedes imaginar, vale. Pero es que aquí no hay nada. Son dos personajes que hacen como que hablan y no llegan a transmitir nada porque no tienen ningún tipo de personalidad: planos y sin desarrollo. Es como la escritura en sí: un quiero hacer una historia y no llega.

A Catalina te la intentan vender como una santa, la típica que ve a alguien en apuros y decide llevarlo a casa de sus padres a cenar… (Sin comentarios, otra vez). Y como es tan bueeeena persona, pues es profesora de arte para jóvenes discapacitados. Y ya. Para de contar. No hay más motivos que veas que es la María Teresa de Calcula que dicen sus hermanos que es. No obstante, lo único que ves es la pesada metomentodo que insiste en cambiar a su vecino porque se ha empeñado en que no es feliz, en que su novia no le conviene, en que es un estirado, frío y aburrido. Y no la bajes del burro porque ella tiene razón y, OH, tiene que hacer algo para remediarlo. Todo eso, claro, mientras se besa con todo el mundo y deja claro que no quiere tener ningún tipo de relación con nadie. ¡Pero es que es muy abierta y sociable! Un beso no es nada. Aunque no haga más que lanzarse a los brazos de la gente. EN FIN.

Visto esto podríamos decir que Leopold es el más normal entonces. Y al principio lo parecía, hasta que deja de serlo. Gran parte de la novela gira en torno a sus pensamientos (la voz es una tercera persona que se centra en los dos, pero en este caso más en él), así que quizá eso ayuda a que al principio empatices un poco… Hasta que es imposible hacerlo. Le vemos interesado en su vecina, pero lleno de prejuicios, y vemos cómo poco a poco va empezando a obsesionarse con ella. Al principio nada raro: la mujer le gusta (aunque le echa diez años menos de los que tiene, creyendo que tiene como veinte menos que él, pero no voy a ir por ese camino porque… No) e intenta acercarse a ella invitándola a sitios (pero, ya digo, todo muy random) o aceptando las invitaciones que le hace la otra (raaaaandom), hasta que lentamente se va dando cuenta de que oye, quizá, a lo mejor, con cierta probabilidad, se está pillando por ella. Y no se le ocurre otra cosa que intentar emborracharla para liarse con ella porque cree que con un polvo pues se le va a pasar el calentón. «Es que llevo mucho tiempo sin mojar, va a ser eso» (ojalá fuera una cita textual, pero no, no son tan naturales). Pero, claro, la cosa no sale bien y acaba sintiéndose culpable por intentar aprovecharse de ella……..

A partir de ese momento, la actitud que tiene hacia Cat es completamente despreciable. Lo que podría haber sido un personaje celoso, pero tierno, se convierte en alguien posesivo y hasta violento. Tiene actitudes y conversaciones con ella que son para mandarle a la mierda y presentar una orden de alejamiento. Que te acose hasta tal punto de encerrarte en una habitación, mientras te recrimina cosas por las que no tiene ningún derecho… Es que, vamos, lo último que haría es quedarme ahí y dejar que estalle. Y luego con comentarios como «ja, ja, ja, y ahora voy a violarte» (esto es literal, se supone que están de broma, pero ¿hola? ¿quién coño bromea con eso?) o «recuérdame luego que te dé una paliza» (y esto llega a decirlo dos veces, y entre besos, que es lo peor).

De verdad que no entiendo a la gente que pone por las nubes esta novela y le da cinco estrellas sin pensárselo (y que encima deja reseña diciendo lo guay que es, otro de los motivos por los que al final me decidí a leerlo… Por eso NECESITABA hacer esta reseña para que no os engañen como a mí). No. Si esto es la máxima nota para ellos, ¿qué sería entonces Cariño, cuánto te odio o Aquerón o Nueve reglas que romper…? Por poner algunos ejemplos, vaya. Porque me niego en rotundo a pensar siquiera que las están comparando en calidad. Es que están a años luz. Uf.

Impresión general
Puntuaciones
Personajes: 2
Amor: 2
Trama: 1
Tensión sexual: 2
Estilo: 3

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