Título: Alif el invisible
Título original: Alif the Unseen
Autora: G. Willow Wilson
Traductor: Gemma Rovira Ortega
Editorial: Fantascy
Páginas: 432
Sinopsis: Una sorprendente y extraordinaria primera novela, que mezcla la emoción de una rocambolesca aventura de fantasía urbana con el encanto de la mitología del Oriente Medio, con la Primavera Árabe como telón de fondo.
Empieza con un libro, un libro del que se había perdido el rastro hace siglos…
Empieza con un joven que se enamora. Pero es un amor que no tiene futuro…
Empieza con un final.
Opinión: Normalmente, ya desde este mismo momento entenderíais qué me ha gustado y qué no de libros tan claros como este. La verdad, se trata de una apuesta como pocas dentro de la fantasía/ciencia ficción, y es que busca mantenerse en un punto intermedio (bordeando también el realismo mágico, que conste) que le hace muchísimo bien dentro del exotismo que emana de la novela. Porque, en un alarde de distanciamiento del canon, nos encontramos con una novela ambientada en un lugar «La Ciudad» ubicado en un país árabe sin nombre definido, en el que la Primavera Árabe sucede en otros lugares. Sí, así de actual es el mundo que nos encontramos. Y el protagonista, Alif, es un genio de la informática. ¿Dónde está la fantasía? En los Djinns que van a aparecer en la historia, y en la existencia de un libro titulado Los mil y un días.
La trama tendrá dos vertientes perfectamente cercanas y discernibles: el amor de Alif y la lucha contra la Mano (el órgano censor del gobierno de la Ciudad). Como yo no sé si existe realmente dicha ciudad, durante todo el libro asumí que se trataba de un lugar verosímil pero inexistente. Es decir, que es una ciudad —en la que sucede toda la acción de la novela— que se asemeja poderosamente a cualquier ciudad árabe de un país cuya riqueza está en manos de los gobernantes. Ahora, los dos puntos tienen un tratamiento muy distinto, puesto que lo primero va a ser un quebradero de cabeza discontínuo que llevará aparejado en poco tiempo lo segundo. Eso sí, tengo que decir que me sorprendió la potencia emotiva y descriptiva de ambas. Quizá precisamente por eso no puedo considerar que sea una novela que avance únicamente por medio de la acción, si bien no tiene un ritmo precisamente pausado en ningún momento de la trama. El amor de Alif irá evolucionando, descubriendo detalles acerca de cómo entendía el amor al principio y qué es el verdadero amor. Y su lucha rebelde frente al poder establecido me recordó muchísimo, salvando las distancias, a la situación que se vive en Pequeño hermano. Si bien hay un detalle que atraviesa con fuerza la novela, y que no dejará indiferente a nadie. He dicho que se trata de una país árabe, por tanto ya podéis suponer qué tema trata: El Islam y sus múltiples interpretaciones.
Pero antes de entrar en ese detalle, que es muy importante y que, al igual que las implicaciones lingüísticas y psicológicas que se dan a lo largo de la novela, requiere un estudio mucho más profundo y mucho más fuerte que simplemente dejarlas ahí, vamos a ir a los detalles que conforman la novela desde el punto de vista «habitual». Es decir, vamos a hablar de los personajes y del estilo. Una vez hecho eso, tendréis una reflexión en detalle —pero sin spoilers— acerca de los distintos temas que trata el libro. Así pues, comencemos con los personajes, y qué mejor manera de hacerlo que a través de Alif. Este, cuyo nombre real no conoceremos hasta el final, nos traerá por la calle de la amargura en muchos momentos, porque empieza siendo un crío malcriado y, lentamente, a través de los diferentes eventos y lecturas que protagoniza, se descubre a sí mismo y madura. No voy a decir que el Alif del final me caiga mucho mejor; pero al menos se hace soportable. Ah, habréis visto que he puesto «lecturas», y si no lo habéis visto, revisaos la vista, y es que uno de los aspectos más reveladores de Alif es la forma en qeu deja que las lecturas y las palabras cambien su percepción del mundo. Es cierto que la forma en que nos hablan de su personalidad, haciendo hincapié en cómo lee ciencia ficción occidental, nos lleva a situarle como un lector bastante compulsivo, lo cierto es que en un determinado momento permite que varios textos le lleguen al corazón y cambien todo su mundo. Pero claro, luego está su capacidad para la relación con su amada. Tengo que decir que, si bien al principio me pareció muy mono, luego pensé que estaba ciego y no se daba cuenta de lo que realmente valía la pena. Eso sí, cuando ella se lo muestra… ah, ¡qué escena más genial! Y no, no os voy a decir a quién me refiero, porque sería un spoiler como una casa. Baste decir que el contrapunto femenino de Alif es el mejor personaje femenino que he visto en mucho tiempo. Un personaje fuerte, consciente de sus creencias y capaz de seguirlas a pesar de ser ridiculizada. Es capaz no solo de eso, sino de entender sus creencias de una forma que es la que debería enseñarse en los institutos cada vez que se habla de Islam. Así de claro soy, si hay un libro que pueda hacer que vuestro concepto del Islam cambie, sin duda es este. Y todo gracias a ese personaje.
Pero claro, con esto solo os he hablado de dos personajes, así que todavía tengo que describiros la sensación que me producen los secundarios. En la mayor parte de los casos, quitando al antagonista, a uno de los «segundos nacidos», a la americana y al imán, son relleno. Pura y llanamente. No voy a decir que no me emocionasen las lágrimas de una de ellos, pero, sinceramente, solo sirven de acomodo a los principales mientras hacen otras cosas. Sin embargo, los que he mencionado merecen ser tratados aparte. El antagonista da auténtico miedo, ya que, no solo es perfectamente reconocible dentro de los lugares comunes de la literatura fantástica sino que, además, puedes perfectamente imaginarte a bastante gente con poder en esa posición. Como ya he mencionado a Doctorow —el autor de Pequeño hermano— no creo que haga falta decir mucho más a ese respecto. Eso sí, alcanza unos niveles de sadismo y de malevolencia digna de un malvado real, y, lo peor, es que tiene una motivación que es perfectamente reconocible en el mundo real. En definitiva, es un gran enemigo para nuestro héroe.
Por otro lado, el estilo con el que nos encontramos es un estilo en el que pervive un lirismo inusitado en muchas de las acciones. Se emplea este lenguaje con la intención clara de alienar al lector y que pueda entender mejor a lo que se está enfrentando. Al mismo tiempo, casi, podemos ver un lenguaje técnico deudor de todas las novelas sobre informática y conspiraciones de hacker y tal. La fusión sin fisuras de los dos tipos de lenguaje consigue que el lector sienta que vive en ese mundo intermedio en el que los personajes se aferran a un misticismo espiritual fortísimo mientras emplean ordenadores y técnicas de criptografía avanzada. Probablemente muchos os preguntéis si el registro en el que hablan hace ilegible o incomprensible alguna escena. La respuesta es clara: No. El uso de ambos está perfectamente nivelado y explicado a profanos en ambos lados. Es más, hay más de un momento en que nos explican por medio de leyendas algunos de los conceptos o de imágenes referenciales (en el caso de los ordenadores) de manera que podamos hacernos una idea visual —y muy clara— de lo que está sucediendo.
Ahora, tratemos los dos de los temas de la novela: Islam y palabra. Esta novela toca el tema de la mujer en el Islam y su situación. Para muchos, completamente retrógrada (y no lo voy a negar, a mí personalmente tampoco me parece precisamente bonita), sin embargo, en este libro nos muestran otro tipo de «cubrirse» según las normas del Islam. Es una idea hermosa, pues vemos cómo se emplea de forma consciente para dar valor a la intimidad de la persona, a sus valores y a la fuerza para mantenerse firme en sus creencias frente a una sociedad que ni comprende ni acepta la diferencia. No voy a decir que tenga razón la autora, aunque veo muy claro cómo puede el personaje que nos muestra ese lado de las cosas ser realmente fiel a sí misma. Y sí, ese aspecto me parece hermoso y emocionante. También tenemos a aquella que solo lo sigue porque es lo «correcto» socialmente, aunque luego se lo salte a la torera cuando le conviene. Y esa es la otra imagen que tampoco puedo dejar pasar: cuando no está interiorizado sino que se trata de una imposición social, deja de ser una decisión hermosa para convertirse en algo denigrante y destructor (o directamente algo a lo que no hacer caso o saltarse sin que te pillen). Ver un libro en el que puedes ver esto reflejado le da aun más valor al libro. Pero no es solo eso, también podemos ver la relación de una occidental con el Islam. Sobre ese tema aún no estoy del todo convencido de haber visto bien lo que ha mostrado la autora, supongo que requiere una lectura mucho más cuidadosa de lo que lo he hecho. He visto una crítica al materialismo que aleja a los occidentales de la espiritualidad así como a la facilidad con la que denigramos las creencias dándoles un valor exclusivamente moral en vez de plantearnos si hay algo cierto en aquello.
En cuanto a la palabra, tengo que decir que me ha enamorado la forma en que se emplea la variabilidad y la capacidad de asignar significados y significantes en diferentes niveles en este libro. Es decir, un libro en el que te hablan de las distintas capas de significado y de la forma en que cada historia tiene más lecturas hasta el punto de que un mismo lector puede ver cosas distintas en una historia según la situación en que lo lea se merece el amor del lector. Además, al ver cómo se emplean las historias para presentar a algunos personajes, o las leyendas para ayudar al personaje principal a discernir sus siguientes pasos, se le da un valor metaliterario muy claro que realmente merece la pena estudiar en profundidad. Sin duda, uno de los mejores puntos metaliterarios es precisamente el final de la historia. En él, se nos muestra claramente hasta qué punto la literatura cambia según quién lea y según los intereses reales del lector.
En definitiva, si tengo que decir que os leáis el libro después de todo este alegato de su calidad y de sus mensajes, creo que sería superfluo y que no puedo transmitir hasta qué punto este libro merece una lectura más profunda de las habituales. Sí, os vais a encontrar con un libro rápido y divertido, emocionante, pero no os dejéis engañar por esa cobertura de caramelo, el chocolate que hay dentro es incluso más dulce. Mención especial para la traducción. Consigue trasladar todos los sentimientos y toda la fuerza de la novela al castellano, y eso no es nada fácil en una novela con tantas capas de significado.
Impresión general
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Puntuaciones
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Especial
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Emoción: 10
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Estilo: 10
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Personajes:10
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Fantasía: 10
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Trama: 10
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Estoy terminando de leer este libro ( me quedarán unos cinco capítulos o cosa así), pero la verdad es que no me está gustando nada. Me esperaba una historia más tirando al genero de fantasía, donde los djinns tuvieran apariciones más espectaculares a lo genio de Aladdin y esas cosas que te imaginas cuando escuchas sobre una historia ambientada en un mundo árabe y lleno de seres fantásticos, pero nada, me ha decepcionado. Además, que el libro tenga palabras árabes me hace tediosa la lectura. Aunque me parece una forma muy bonita de escribir y muchas veces puedes imaginarte que significan por el contexto, no me he despegado del traductor en toda la lectura para poder entender algunas frases y si a eso le añadimos que al protagonista no le coges cariño… pues la verdad que la historia decepciona un poco.
Por otro lado, estoy totalmente de acuerdo contigo sobre que el libro trata el tema del Islam y sobre todo el papel de la mujer en la religión y que cada personaje te da una visión personal y admirable (sobre todo la de Dina), pero insisto en que no es lo que esperaba de un libro de "fantasía".
Por último decir que lo mejor y lo que más me ha gustado del libro es Vikram, este personaje es increíble y muy divertido.