Los Hacedores – Capítulo 1 Parte 2

      4 comentarios en Los Hacedores – Capítulo 1 Parte 2
Bueno, aquí está ya la parte de este domingo. Espero que disfrutéis con la presentación de nuevos personajes. 
Segunda parte


En el puerto, el barco estaba a punto de cerrar el pasaje cuando una mujer vestida completamente de negro se presentó ante el oficial.

─¿Ha pasado por aquí una jovencita desesperada? ─preguntó con tono amenazador la mujer.
El oficial no le prestó atención inmediatamente, pues estaba comprobando los billetes de una familia con tres niños. Los tres niños se estaban peleando, causando un alboroto considerable y poniendo nerviosos a sus padres, quienes estaban intentando explicarle al oficial el motivo de su tardanza. El oficial intentaba hacerles comprender que, aunque iba a dejarles subir, los niños deberían comportarse mejor si no querían quedarse tirados en el primer puerto en el que parasen. La mujer, harta de la discusión, miró a los niños, que inmediatamente se quedaron parados y atemorizados.
Mientras, por el extremo del puerto, una joven se había lanzado al agua. Lanzó un cabo con un pequeño garfio a la cubierta. Estaba escalando el barco cuando dos borrachos salieron de uno de los callejones aledaños discutiendo a gritos. El oficial se dio la vuelta para ver de dónde salía el alboroto, lo que llevó a la joven a balancearse para quedar fuera de la vista. Cuando lo consiguió, siguió escalando con cuidado el barco. Su ropa le pesaba, e ir con las manos enguantadas le resultaba complicado, pero finalmente consiguió subir a la cubierta. A un par de pasos se encontraba la piscina, pero en la semioscuridad del ocaso en lo único en lo que pensaba era en mantenerse oculta, lo que la llevó a tumbarse e irse arrastrando en dirección a la puerta de entrada al barco.
Unas voces sonaron demasiado cerca para su gusto. Así que se quitó la ropa que había utilizado para escalar el barco. Bajo ellas, llevaba unos vaqueros y una camiseta de color azul claro. Tiró las ropas húmedas por la borda, y se dirigía tranquilamente hacia el interior del barco cuando oyó la voz de una niña
─Hala, papi, ¡si tenemos piscina!
─Si vienen por aquí se la mostraré ─dijo una voz con tono divertido.
La iban a descubrir si no encontraba alguna manera de pasar desapercibida. Rápidamente, se tiró al agua con la ropa puesta. Justo cuando salió a la superficie una voz resonaba.
─Mira, papi, hay una mujer vestida en la piscina. ¿Por qué se baña vestida la señora? ─decía la inocente pero chillona voz de la niña.
La chica se encontraba en problemas.
─Parece que una de las otras pasajeras ha querido darse un baño antes de que zarpemos ─dijo al azafata con tono molesto─. Señorita, debería haberle avisado de que está prohibido bañarse en estos momentos. Le agradecería que saliese de ahí y se fuese a su habitación.
─Si no le importa, me esperaré un momento a que se marche. Que el agua hace algo muy interesante con las camisetas claras ─dijo la chica desde la piscina.
La mirada del padre de la niña se dirigió en ese momento hacia el suelo y apremió a la azafata a que les enseñase el camino hacia su habitación. En la cara de la joven se dibujó una sonrisa.
«Ya estoy dentro, ahora solo tengo que buscar a Alex» pensó la chica con regocijo. Lentamente, salió de la piscina. En la puerta por la que habían mirado los inesperados visitantes, encontró un cartel que ponía «No entrar mojado». Supuso que era un simple consejo, de los que la gente suele hacer caso omiso. De manera que, arrebujándose en una toalla que había recogido de la barra, que en otro momento se convertiría en el bar de la piscina, se dispuso a buscar el camarote de Alex.
Al entrar, descubrió cuál era el motivo de la “recomendación” que había en la puerta, y se podía dividir en dos partes: el suelo resbaladizo, y el frío helador que el aire acondicionado provocaba debido a la humedad de su cabeza. No tardaría en resfriarse si seguía así, de manera que empezó a desplazarse tan rápido como el resbaladizo suelo le permitía.
Rememoró el billete que su querida hermana iba a utilizar para entrar en el barco, decía que era un billete de tercera clase, en la proa, en la habitación 105. Supuso que lo mejor sería investigar los números de camarote de este piso. El pasillo en el que se encontraba tenía puertas a ambos lados, y una pequeña señal le indicaba cómo llegar al comedor y a la zona de servicios. Las paredes blancas y las puertas de madera no se diferenciaban en demasía de un hotel en tierra firme, sin embargo el ligero bamboleo del barco le resultaba ligeramente incómodo. Se acercó a una puerta y miró con ademán interesado, como si estuviera grabándoselo en la memoria, el número de la puerta. Era el 302.
─No sabía que había causado tal impresión mi entrada en el barco ─dijo una voz masculina tras ella─. Generalmente hasta el tercer o cuarto día no tengo visitantes.
La voz sonaba ligeramente pastosa, como si su propietario hubiera estado bebiendo. Los pelos de la nuca de la chica se erizaron. Sabía que los hombres ebrios eran peligrosos, no era la primera vez que se encontraba en esta situación. Y ni siquiera podía pedir ayuda, puesto que, al viajar sin billete, si la descubrían el plan que su hermana y ella habían urdido para escapar al cruel destino que les esperaba en tierra fracasaría antes de empezar.
Se dio la vuelta, con una sonrisa tensa. Frente a ella, un hombre de unos cuarenta años, con unas ligeras entradas en la frente, una sonrisa falsa y los ojos acuosos por el líquido que había ingerido previamente la miraba lujuriosamente.
─¿Por qué no pasas conmigo, querida, y nos divertimos antes de la cena? ─dijo el hombre intentando poner voz acaramelada. Su aliento la echó dos pasos hacia atrás, teniendo que apoyarse en la puerta. El hombre, sonriendo, sacó una tarjeta blanca del bolsillo.
─Yo… solamente estaba mirando el número de habitación porque me he separado un momento de mi hermana para darme un baño en la piscina y… ─en su voz se notaba su nerviosismo. Se sentía tremendamente amenazada e impotente. Miró hacia ambos lados del pasillo, deseando que hubiera alguien cerca que pudiera ayudarla. Sin embargo, el pasillo estaba desierto─. Solo quiero irme hacia el camarote 105.
Con mucho cuidado para que el hombre no se diera cuenta, se había ido moviendo lateralmente hacia la derecha, buscando una salida fácil. El hombre se acercó nuevamente, el hedor de su aliento era insoportable. La chica apartó la cara con un gesto de disgusto, lo que provocó la ira del hombre.
─¿Tú también te crees demasiado buena para mí? ─dijo el hombre levantando la voz, aunque apenas se le entendió dado que se trababa cuando intentaba utilizar más de dos sílabas seguidas─. Te voy a demostrar lo que un hombre de verdad hace con las chicas que se creen más importantes que él.
El hombre la agarró entonces por el brazo, marcando sus sebosos dedos en su piel, y tiró de ella. El grito del hombre había atraído la atención de alguien al fondo del pasillo, pero la chica pensó que tendría que moverse muy rápido para poder ayudarla, puesto que el hombre ya la había aprisionado contra la pared y empezaba a sobarla sin ningún tipo de ternura. Intentó zafarse dándole una patada en la espinilla, pero el hombre estaba fuera de sí, gritando incoherencias y aplastándola contra la pared.
Una voz resonó tras el hombre. La chica abrió los ojos, esperanzada. Tras su antagonista, pudo ver una sombra de anchos hombros que preguntaba:
─¿Le está molestando este borracho, señorita?
Antes de que pudiera contestarle, dos brazos inmovilizaron al agresor y le separaron, dejándole espacio para que pudiera volver a respirar.
─Muchas gracias ─dijo la chica con voz entrecortada, que según recuperaba la respiración se iba airando─. Ahora, si no le importa me dirigiré hacia mi cuarto mientras da un baño en agua fría a este tipo. Le aconsejo la piscina, está cerca y desde luego está bien fría.
No se había dado cuenta de que, durante la lucha, se le había deslizado la toalla hasta el suelo. La camiseta, casi transparente debido al agua, dejaba muy poco a la imaginación. Con un movimiento fluido, su salvador lanzó al tipo a un par de metros de distancia. Después, se quitó la chaqueta, y, moviéndose lentamente, como si temiera asustarla, se la acercó.
─Gracias ─dijo la chica sonrojándose.
─Si no te importa, prefiero acompañarte a tu habitación ─dijo con tono galante su salvador.
─Es la ciento cinco, debería estar mi hermana allí, esperándome.
Y se dirigieron, su salvador iba guiándola inconscientemente, puesto que ella no sabía exactamente dónde estaba la habitación. Mientras caminaban, aprovechó para estudiarle. Era un hombre joven, sonrojado todavía por la visión que la camiseta le había proporcionado. Sus ojos, azules, brillaban mientras charlaban. Tenía el pelo rubio revuelto, como si acabase de levantarse. La camisa que llevaba mostraba claramente un cuerpo formado por horas de ejercicio.
Iban a llegar al ascensor cuando vio algo asombroso. Tenía que ser su hermana, puesto que la reconocería en cualquier parte, pero estaba completamente irreconocible.
Llevaba un traje color lavanda, con un ligero escote y la espalda abierta. No tenía mangas aunque sí tenía los hombros cubiertos, pero llevaba unos guantes blancos que tenían una pequeña línea de diamantes en el lateral. Sonreía a Khardan, que le había tomado del brazo para ayudarla a caminar. Aunque el vestido no era ninguno de los que habían metido en la maleta, lo que más le extraño fue verla con zapatos de tacón alto.  
«Se nota que todavía no está acostumbrada a los tacones» pensó sonriendo para sí.
Cuando Alexia la vio, soltó el brazo del hombre que la acompañaba y se dirigió hacia ella corriendo, tropezándose por el camino, y gritando alegremente:
─¡¡Bra!! ¡¡Por fin has llegado!!
Su salvador se había apartado hacia un lado, mientras veía el contraste entre las dos hermanas, una vestida de gala y la otra empapada y vestida informalmente. La falda del vestido había empezado a humedecerse al entrar en contacto con los vaqueros empapados de Bra.
Khardan también se apartó sutilmente del camino, compartiendo una mirada irónica con el salvador de la otra chica. No cabía duda de que ambos sobraban en esa estampa. Alexia se apartó de ella un momento, la miró de arriba abajo y le dijo:
─Vaya, ¿te has caído a la piscina, onee-chan?
─Sí, y he tenido un pequeño problema del que este chico me ha sacado amablemente. Ahora nos dirigíamos hacia nuestra habitación. ¿Por qué te has arreglado tanto? ─le respondió extrañada.
─Oh, es algo que tenemos que discutir en más profundidad más tarde. Ahora mismo llego tarde a la cena con el capitán ─dijo haciendo un gesto displicente con la mano─. ¿Podrías venir después de cenar a la habitación de este tipo, no? ─terminó señalando hacia Khardan.
─Supongo, aunque necesitaría la llave del camarote, para darme una ducha, cambiarme de ropa y esas cosas. ¿La llevas encima? ─dijo con un tono levemente recriminatorio. Poco podía llevar con ese vestido. En ese momento, Khardan se acercó, llevaba en la mano un bolso minúsculo del mismo color que el vestido. Aunque su cara reflejaba incomprensión, intentó disimularlo.  
─Creo que estás buscando esto ─dijo con una sonrisa.
Le entregó el bolso a Alexia, que rápidamente extrajo de allí una tarjeta blanca. Se la entregó y apuntando con el dedo a su salvador le susurró:
─Ten cuidado, ¿vale?

4 pensamientos en “Los Hacedores – Capítulo 1 Parte 2

  1. Alexia Aikawa

    Nee-chan *-*
    Pero qué valiente y bruta que eres… xDDD
    Espero que no te acostumbres a sentirte atacada y acorralada por hombres en un estado lamentable… (esto también tenía pinta de chungo xD)

    Y.. y… Bueno, es muy raro que después de haber estado repitiendo como un loro que su habitación es la 105, ahora se encuentre a su hermana vestida de gala y en primerísima clase. Cualquiera sospecharía, ¿no? Sobre todo el rubiales ese. Si fuese pelirrojo podría pasar por quien tú y yo sabemos, pero… parece que no es.

    ¿Y de dónde he sacado ese vestido si no estaba en mi maleta? Demasiado elegante, humm…. ¿diamantes bordeando los guantes? ¿Pero esto que es? XD

    Bueno, es una lástima que tengamos que esperar una semana más para saber como sigue. ¡¡Yo quiero saber!!

    P.D: ¿Por qué me estoy refiriendo a Bra cuando lo ha escrito Khardan? Ehm… ^^u

    Responder
  2. Bra

    Debo decir que lo primero que había leído era las primeras dos líneas del comentario de Alexia así que me preguntaba “¿Qué he hecho ahora?” xD pero ya veo, ya xD.

    Para empezar y evitar que Alexia luego me regañe…Sí, he visto el logo y el cambio de los ojos. Ya te lo dije por el Messenger pero como querías que te lo comentara…pues eso xD. Ya lo dije, tenemos colores para todos los gustos (verde aceituna, azul mar y marrón chocolate). Y los dibujos me gustan mucho, difícil decidir entre los chibis de las tiras o estos a tamaño real.

    Ahora sí, vamos a por la historia.
    ¿Quién será esa mujer que pregunta por la chica desesperada? (¿buscara a Alexia?), debo decir que me ha dado mal rollito.
    Luego resulta que tenemos un polizón con grandes actitudes deportivas porque sino no entiendo como puede hacer lo que hace xD. Eso de nadar, escalar, reptar y colarse en el barco…no es muy normal ¿no? xD aunque no sé por qué me da la sensación de que en esta historia no hay nadie normal xD. ¿Y la lógica de tirarse a una piscina para qué no te pillen?
    Y digo yo… ¿cómo te pueden salir todo tan redondo para pasar de tercera clase a primera sin un precio? xD a ver si de verdad voy a tener que pensar mal de Khardan…¬¬ ¿De verdad estás ahí para aprovecharte de pobres viajeras inocentes? Mmm……
    ¿Qué me pasa a mi con los tíos? xD empiezo a ver un patrón en mi personalidad, que chungo ¿no? Menos mal que por el mismo patrón siempre tengo suerte… ¿o no? Ò.o Empiezo a sentirme como la típica damisela en apuros xD Aiss…rubio y de ojos azules…aisss. Estoy con Alexia ¿Quién será?
    Alexia de gala, eso si que es un shock *-* Pero, ¿de dónde ha sacado esa ropa? ¿También viene incluida con el camarote? O acaso ¿hay alguien que intenta comprarla? Ò.ó

    Mi duda ahora es…si se supone que Alexia al final ha embarcado con el billete de Khardan y no con el que tenía, ¿cómo se supone que voy a entrar en el camarote105 si no tenemos llave? Y además… ¡qué no llevo equipaje! xDD
    Y ya decía yo que el gesto displicente tardaba mucho en aparecer xD
    Lo único que me ha quedado más liado ha sido el final. ¿Hacía donde vamos? ¿Quién tiene que tener cuidado? ¿Cómo que “este tipo”? ¡Qué te ha salvado el pellejo al dejarte subir con su billete! xD

    Apunto como Alexia… ¡esperar hasta el domingo va a ser difícil! xD

    P.D.: Eso digo yo, no ignores al pobre Khardan que encima que le caen libros del cielo luego piensa que sobra en la estampa.
    P.D.2: Me he dado cuenta de una cosa, en el anterior capítulo se decía que Khardan tenía los ojos marrones claros y en el dibujo salen verdes xD
    P.D.3: ¿Debo pensar que el del la 302 es alguien importante o sólo que se las da de? Digo, como dice que suelen buscarlo a partir del tercer, cuarto día…
    P.D 4: ¿¡Cómo que loro!? xD un respeto 😛
    P.D.5: ¡YO TAMBIÉN QUIERO SABER!

    Responder
  3. Khardan Autor

    Me alegro de que os guste… ^_^
    No te creas, no es taaaaaan difícil hacer lo que he descrito. Lo de la piscina es completamente lógico… si fueras un polizón, intentarías pasar desapercibido, Bra lo único que hace es esconderse a plena vista.

    Vais hacia tu habitación… porque no dejamos a Khardan y a Alexia vestidos, verdad? ^^ Algo debe haber pasado.

    Una semana… solo una semana más de expectación ^^ (y después de esa otra… si lo hago bien MUAHAHAHA)

    Responder
  4. Khardan Autor

    Por cierto… Yo nunca me aprovecharía de nadie inocente… ^^'

    Y bueno… veremos quien sospecha, qué sospecha y demás más adelante.

    La mujer… tiene su papel, no cabe ninguna duda… xDDD pero es sorpreeeeesa ^^

    Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Acepto la Política de privacidad

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.