Título: Caricias de hielo
Autora: Nalini Singh
Saga: Psi/Cambiantes III
Género: Romántica +18
Editorial: Plaza & Janés (y DeBolsillo)
Sinopsis: Como soldado de élite de los psi, Judd Lauren se vio obligado a hacer cosas terribles en el pasado. Ahora es un desertor y sus tenebrosas habilidades lo han convertido en el más letal de los criminales: frío, despiadado e insensible. Antes de ser torturada y mentalmente maltratada por un poderoso asesino en serie psi, Brenna Kincaid era una cambiante intrépida y voluntariosa. Ahora ha regresado con los suyos e intenta reponerse de la pesadilla. Pero el descubrimiento de un cadáver, víctima de una violencia que le resulta demasiado familiar, hace temer a Brenna que la diabólica sensibilidad que merodea en su interior desde el traumático episodio la haya convertido en aquello que más la horroriza. Consciente de que
Judd Lauren es el único que puede ayudarla, recurre a él. El deseo estallará entre ellos, pero su pasión mutua supondrá un peligro que amenazará no solo a sus corazones, sino también a sus vidas.
Opinión: En esta tercera parte de la saga de los Psi/Cambiantes conoceremos más a fondo a Brenna y a Judd, los protagonistas indiscutibles de esta entrega. Si bien es cierto que en la reseña de La noche del jaguar no les hice mención alguna fue porque hacerlo sería un poco spoiler para la trama de intrigas y asesinatos de ese libro ─y porque en aquel entonces no era algo que destacar, ni lo importante que tratar teniendo a Vaughn y a Faith─. Sin embargo, comenzamos el libro sabiendo la verdadera identidad de Judd: una Flecha. ¿Y eso qué significa? Algo que está muy relacionado con el Protocolo y el Silencio; algo que nos ayudará por fin a comprender mejor cómo funciona y qué supone tenerlo o no.
Lo primero que más llama la atención de este libro es que el psi protagonista… ¡es el chico! En concreto Judd, uno de los miembros de la LaurenNet, los psi renegados, pioneros en escapar de la PsiNet y formar la suya propia familiar. Y esto ya de por sí me ha parecido fascinante. Eso sumado al hecho de que sea una Flecha, claro. Y es que podemos ver con total claridad todo lo que tiene que hacer para permanecer en el Silencio y permanecer frío como el hielo, según su condición psi. Sin embargo, le veo una única pega. ¿También él tenía que ser un psi especial con poderes especiales de los que nadie ha oído hablar? ¿En serio? Que ya van tres… Aun así, Judd me ha fascinado en todos los sentidos, y ha hecho que este libro sea apasionante y emocionante a partes iguales. Si con Faith tuve mis discrepancias en lo concerniente a la superación del Silencio, con Judd no tengo ninguna. Me lo creo. Está tan bien llevado y explicado que Judd ha conseguido situarse por encima de Lucas o Vaughn. ¡Me ha enamorado por completo! Y Brenna también. Los dos son una pareja muy especial, sobre todo por todo lo que ella tuvo que pasar y sufrir en el anterior libro. Además, justamente porque es Brenna la protagonista y Judd está alojado con los SnowDancer, el libro no se centra en el clan de los leopardos, como sí sucedía anteriormente, sino en el de los lobos, lo cual hará que también conozcamos a fondo a Hawke, el alfa del clan (que ya dije en la reseña de La noche del cazador que también despertaba mi curiosidad…). Pero no tan a fondo como nos gustaría, claro, pues para eso cuenta con su propio libro (el décimo para ser exactos, lo que significa que aún nos queda bastante para conocerlo en español). ¿Y quién será su pareja? Desde luego eso es algo que se va vislumbrando casi desde que lo conocemos, y en este libro queda demasiado patente… pero no lo desvelaré por si las moscas.
Pero dejemos de hablar de Hawke, que aquí el que verdaderamente se lo merece es Judd. Como ya digo, su posición como Flecha y el hecho de ser un psi ha sido algo que me ha encantado y fascinado a partes iguales (sí, me repito, pero es que no encuentro palabras para describirlo). Sobre todo porque La noche del jaguar no me pareció a la altura de La noche del cazador y, sin embargo, Caricias de hielo, me ha parecido mejor que cualquiera de los dos. Y puede que se deba al aspecto sorpresa y originalidad que tenía el primero. En el segundo, a fin de cuentas era repetir una misma estructura, pero en este todos los aspectos que toca son muy refrescantes y nuevos. Para empezar por centrarlo en el clan de los SnowDancer, y para continuar porque Judd es mucho Judd. Pero aunque estaría muy bien atribuirle todo el mérito a él, por su carácter, por su frialdad, por su orgullo y cabezonería, también está Brenna como contraparte perfecta. Una loba rota que se niega a aceptar ese hecho y que su orgullo y voluntad harán que recupere la confianza en sí misma y en los demás. Y es que la situación de estos dos es tan parecida y tan opuesta a la vez que resulta increíblemente atractivo ver cómo se enfrentan a ella. Por un lado, Brenna está destrozada tras la «violación» que ha sufrido, y Judd, por su parte, es un psi que abraza al Silencio por propia voluntad y que no está dispuesto a deshacerse de él, aunque eso suponga que no pueda sentir emociones. Sin embargo, la cercanía que se va provocando entre ellos hará que su situación dé un giro de 180º y tengan que enfrentarse a lo que hasta entonces parecía imposible. Este enfrentamiento y la aceptación de que entre los dos hay algo es lo que más me ha gustado del libro. A pesar de que se hace desesperante y lento ─porque hace falta más de la mitad del libro para que empiece a haber cierta aceptación de su «relación» si se puede llamar así─, me ha resultado embriagador y emocionante. Me ha mantenido enganchada hasta la última página queriendo saber cómo se iba a desarrollar la siguiente escena y los sentimientos de ambos. Y sus conversaciones, por supuesto, que también tienen su punto de diversión.
Precisamente porque lo más importante del libro es la relación entre estos dos personajes, el resto de cosas que ocurren me han resultado más bien insignificantes. La aparición del fantasma y del padre Pérez no tanto, pues, al fin y al cabo, forman parte de la vida de Judd y eso ayuda a su evolución como personaje. De la misma manera ocurre con las apariciones esporádicas de los hermanos de Brenna (Riley y Drew) y del resto del clan, y cómo afecta su relación sobre ella. Sin embargo, la aparición en cursiva del malo de este libro, así como la del Consejo me han dejado bastante fría e indiferente. Si los pensamientos en cursiva no hubieran aparecido es cierto que algo habría faltado en la novela. Sin embargo, también es cierto que puestos de esa manera, de forma tan esporádica y aleatoria, queda muy forzado. Por otra parte, lo del Consejo es algo que viene siendo así desde casi el primer libro. Parece que es una pequeña trama permanente que va apareciendo en cada libro, pero que nunca parece que vaya a llevar a ningún sitio. En ese sentido me ha recordado a cómo funcionan los Arcángeles en El gremio de cazadores, con la salvedad de que en esa saga ese tema sí que es importante y sí que cambian cosas y evolucionan (pero como allí, la perspectiva de la otra raza no cuenta mucho, pues… será eso). Para finalizar creo que solo me queda comentar otra de las cosas que me han llamado la atención: las apariciones de Lucas y Sascha. No sé muy bien por qué me han llamado tanto la atención, pero al ser una pareja de otro libro, no esperaba que salieran tanto (Faith y Vaughn solo tienen una escena, si mal no recuerdo). Aunque también es cierto es que Lucas es el alfa de los DarkRivers y Sascha es la «sanadora» de Brenna… No sé. Pero ha sido curioso porque fue la primera pareja que me gustó. Judd y Brenna ahora los superan por poco.
Impresión general
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Puntuaciones
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Personajes: 9
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Amor: 9
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Trama: 9.25
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Sexo: 7.5
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Estilo: 9
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Buenas tardes:
Acabo de encontrarme con tu blog y me encanta. Son geniales los comentarios así como los libros que eliges.
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