Estas citas las recopilé hace tiempo para ponerlas en idhun.net, pero dado que es un trabajo mío, aprovecho para colocarlas también aquí, en su respectiva sección de citas. Pertenecen a los cuatro libros que conforman Crónicas de la Torre, así que, si no os habéis leído los libros, no os leáis las frases, pues algunas son un spoiler en sí mismos.
Kai: «Los sentimientos son parte de la vida, y no nacen dentro de ti para que tú los encierres bajo siete llaves».
Dana: «Me da miedo, me da mucho miedo todo este asunto. Pero lo que más me asusta, ahora que sé lo que sé… es lo que siento por ti».
Dana: «No podría volver a ser granjera ahora que he conocido la magia. Creo que he encontrado en la Torre el sentido de mi vida».
Suren: «La magia es la comprensión y control de la energía que mueve el mundo. El hechicero sabe en todo momento cómo fluye esa energía y la utiliza para sí, para cambiar el mundo a su antojo».
Maritta: «Si alguna vez me necesitas para algo que no sea recitar galimatías y conjurar rayos y truenos, búscame abajo del todo: en las cocinas».
Dana: «No me dejes sola, Kai. No me dejes nunca».
Kai: «Tarde o temprano encontrarás tu lugar en el mundo. No sufras por ello».
El Maestro: «La vida es el único fin de toda criatura. Y toda criatura hará lo posible por prolongarla, la suya y la de sus hijos. Una vez comprendas esto, comprenderás el mundo y te será más fácil controlarlo».
Kai: «Anda, hazlo por mí».
Dana: «Te he dicho que no puedo».
Kai: «Me romperás el corazón si te vas y me dejas aquí solo».
Dana: «Mi destino es la magia. Si para ello he de seguir sola… muy bien. Que así sea. No necesito a nadie más. A nadie en absoluto».
Dana: «Entonces, ¿volvemos a ser amigos, como antes?»
Kai: «¿Es lo que quieres?»
Dana: «No sé. Me da miedo. No sé quién eres».
Kai: «Antes no te importaba».
Dana: «Antes no es ahora. Sé muchas más cosas sobre todo, pero sigo sin saber nada de ti».
Dana: «No puedo enamorarme de alguien a quien no puedo tocar».
Kai: «Escúchame bien. Correr aventuras es emocionante, intenso. Pero nada, ¿me oyes?, nada vale tanto como para dar la vida por ello. Nada. No lo olvides nunca».
Dana: «No importa. Has hecho por mí lo que yo nunca me habría atrevido a realizar por mi mano. Por fin estoy con Kai. Creo que debo darte las gracias por ello».
Kai: «Vive muchos años, vive intensamente, vívelo todo. Vive por mí la vida que yo no pude vivir».
Kai: «Lo sé. Ten paciencia y aprovecha la vida, porque es algo único. No hagas lo que yo hice».
Kai: «Fallecí a los 16 años, mi vida como Kai no puede durar más».
Kai: «Perdóname».
Dana: «¿Por qué? ¿Por no decirme la verdad?»
Kai: «No; por quererte. No debería ¿sabes? No te he causado más que problemas».
Dana: «No digas tonterías. Eres… Tú eres la persona que más quiero en el mundo. Me has dado muchas cosas. No sé qué habría hecho sin ti».
Kai: «Existo en un plano diferente al tuyo. Lo siento, no puedo hacer nada. Podemos estar eternamente juntos, y eternamente separados».
Fenris: «Siempre lo he sabido. Conozco a Dana muy bien. Nunca ha dejado de pensar en ti, ni de recordarte, a pesar de nunca ha podido rozarte siquiera».
Kai: «En eso te equivocas. Hubo una vez… un momento… un solo momento…»
Kai: «Maldita sea. Ojalá pudiera tocarte, por una vez en mi vida».
Kai: «No voy a abandonarte, pero tienes que quedarte en un lugar donde yo pueda encontrarte».
Kai: «¿Tienes idea de lo grande que es el mundo, y lo maravilloso que seria explorarlo desde aquí arriba? ¿Vendrás conmigo, Dana?»
Dana: «Siempre, Kai».
Kai: «Dana escúchame. Tienes que dar media vuelta. Ese camino que has escogido no es el adecuado. Vuelve atrás; yo te estoy esperando. Si sigues adelante, ya no podré alcanzarte».
Dana: «Me lo prometiste».
Kai: «Y mantengo mi promesa. Solo se trataba de una separación temporal, una vida a cambio de una eternidad. Te estaré esperando si regresas a la vida, querida amiga».
Kai: «Estoy aquí, Dana, a tu lado».
Dana: «Kai, vuelve, vuelve conmigo».
Kai: «Dana ¿me escuchas?»
Dana: «Kai, ¿estás aquí? ¿De verdad estás aquí, conmigo?»
Kai: «Mírame, Dana. Estoy a tu lado. Mírame y escúchame».
Kai: «Volveré, Dana».
Dana: «¡Kai, no! ¡No, Kai! ¡Vuelve! ¡No puedo perderte otra vez!».
Kai: «Sí, ¡soy yo, Kai y por fin estoy vivo! ¡Vivo de nuevo!».
Kai: «Soy yo Dana. Y ya nunca volveré a separarme de ti».
Salamandra: «Dana. No te rindas, Dana. No ahora».
Dana: «Juntos, sí. Juntos haremos frente a la maldición y sacaremos la Torre adelante».
Fenris: «Kai, esta me la pagas».
Fenris: «Debería despedazarte. Y, créeme, lo haría, si tuvieses un cuerpo que pudiera despedazar».
Jonás: «Quiero mucho a Dana. Es mi maestra, me ha enseñado mucho, y no deseo que le pase nada. Pero a ti te quiero más todavía, Salamandra, y me niego a dejar que te pongas en peligro».
Dana: «Casi había olvidado el dolor que se siente por dentro cuando es tan evidente que tú y yo no somos iguales».
Fenris: «Ese lado salvaje también forma parte de nosotros mismos. No hay que luchar contra él, sólo aprender a controlarlo y canalizarlo de forma adecuada».
Jonás: «Gracias por creer que soy un buen mago. Gracias por creer en mí».
Demonio: «Hay una parte de ti que tal vez pueda, mago. Recuerda que en tu mundo las cosas invisibles no son tan invisibles para los hijos de la luna».
Salamandra: «¡Si tú hubieses desaparecido, yo ya habría removido cielo y tierra en tu busca!».
Kai: «Oye. No te voy a morder. Solo intentaba llamar un poco vuestra atención, eso es todo… y asustar un poco a esa elfa estúpida».
Nawin: «La primera regla de una escuela de hechicería es que ningún aprendiz, bajo ningún concepto, debe jamás rebelarse contra su Maestro…»
Dana: «Sé lo que piensas, Kai. Sé que crees que nunca podré devolverte tu verdadero cuerpo. Pero algún día encontraré la manera, te lo juro».
Dana: «A veces nace una persona… predestinada. Elegida. Con una importante misión que cumplir en el mundo. A cambio de esa… digamos… «obligación»… esa persona nace con unos poderes sobrehumanos, tal vez mayores que los de muchos magos y algunos Archimagos».
Kai: «Vamos, Dana. Me conoces bien. Deseo que estemos juntos, pero no a ese precio. Es demasiado alto».
Dana: «Pero eso se ha acabado, Kai. Por una vez quiero ser dueña de mi propio destino. Por una vez quiero tener la posibilidad de elegir libremente…»
Dana: «¿Por qué?»
Kai: «¿Por qué, qué? ¿Por qué te quiero?»
Dana: «No. Por qué nos ha pasado esto. Por qué nos enamoramos si no debíamos hacerlo. Por qué ahora que está hecho no podemos ser felices juntos».
Kai: «Oh, Dana… Habría sido bonito, habría sido perfecto… de otra manera. La vida y la muerte nos han enseñado que lo nuestro no puede ser. Te comprendo, cuesta tanto aceptarlo…»
Kai: «Y está el hecho de que te quiero…»
Narrador: «Y simplemente se dejó morir, porque ya nada lo ataba al mundo».
Kai: «Ahora somos iguales Dana, por fin somos iguales. Te dije que sucedería algún día y así ha sido…»
Narrador: «Los rayos de la aurora iluminaron el cuerpo exánime de la Señora de la Torre, mientras que por todo el Valle de los Lobos resonó un lamento que expresaba la frontera entre la vida y la muerte, un dolor que solo podía sentir una criatura que existía desde hacia mas de quinientos años».
Fenris: «Dana, ¿dónde estás? ¿Como has soportado estar tanto tiempo sin Kai?»
Dana: «Has… ta… siempre -logró decir en un susurro. Y con un suspiro, Dana, La Señora de la Torre, la Dama del Dragón, la última Kin-Shannay abandonó el mundo de los vivos».
Kai: «Me siento vivo».
Dana: «Aparte de eso, ¿Qué más sientes?»
Kai: «Me siento grande, poderoso y libre. Siento que es maravilloso poder volar y siento que sería capaz de llegar hasta el arco iris y traértelo hasta tu ventana».
Saevin: «Hasta siempre, Dana y Kai. Los vivos no os olvidarán fácilmente».
Dana: «¿De qué me sirve ser Archimaga? ¿De qué me sirve ser La Señora de la Torre? ¿De qué me valen mis poderes si no pueden darme lo único que en realidad he deseado desde que era niña?»
Conrado: «La profecía no se cumplirá si alguien destruye esa Puerta, Salamandra. Y creo que yo puedo hacerlo».
Morderek: «El poder está al alcance de todo el que sea lo bastante osado como para buscarlo».
Saevin: «Porque yo he venido hoy hasta aquí para ser, de ahora en adelante, el Guardián de la Puerta».
Salamandra: «Yo he visto cosas, he vivido cosas. No creo en el destino».
Saevin: «Adiós, Iris. Nunca te olvidaré».
Shi-Mae: «No tienes la menor idea de lo que ha significado para mí tener que recoger todos los pedazos de mis sueños rotos».
Ankirs: «Y en ese instante en que la bestia vence al elfo es mucho peor que el dolor de la trasformación. Porque nunca sé si me ha derrotado para siempre».
El cazador: «Vas a morir de todas formas. Ninguna presa se me ha escapado jamás».
Novan: «El lobo es nuestro poder y nuestra fuerza, muchacho. La licantropía no es una maldición, sino un don».
Ronna: «Tú no eres un error. Eres una criatura extraordinaria, Fenris, seas lo que seas».
Ankris: «Si me lo permitís, señora, llevaré por vos esa carga».
Shi-Mae: «Pero no te lo permito. Ni siquiera dejo que el hijo del Marqués de los Alamos toque nada que me pertenezca. ¿Por qué debería permitírtelo a ti?»
Anrkis: «Porque he tocado vuestros rollos y nada me ha sucedido. Porque nadie debería permitir que una doncella como vos cargue con tanto peso. Y porque yo os lo pido».
Ankris: «Te comportas como una novia celosa, Shi-Mae, y no sé qué te da derecho a eso. Jamás has hablado de compromiso conmigo».
Shi-Mae: «¿Qué me has hecho?»
Ankris: «¿Cómo?»
Shi-Mae: «Yo debía casarme con un joven de buena familia. Heredar el ducado, perpetuar la noble sangre de mi estirpe. Y había buenos candidatos, no creas. Pero entonces llegaste tú y… Nunca pensé que diría esto. Pero me he enamorado de ti, chico-lobo».
Ankris: «¿Y qué se supone que haré yo cuando te cases con un joven de buena familia, Shi-Mae?»
Shi-Mae: «Me casaré con quien yo quiera, ¿qué te has creído?»
Ankris: «¿Y me quieres a mí?»
Shi-Mae: «Eres tan diferente a todos los elfos que conozco… Me di cuenta enseguida, la noche en que nos conocimos. Hay… algo extraño en ti, algo fascinante que me atrae y que hace que los demás sean espantosamente aburridos comparados contigo. Sí, Ankris, te quiero a ti, y te querré siempre, te lo juro».
Shi-Mae: «Entonces, me lo habrías dicho. Si no puedes confiar en mí, ¿cómo esperas que yo confíe en ti? Eres un monstruo, una bestia asesina. No eres uno de nosotros».
Eilai: «¡Dejadme! ¡Soltadme! ¡¡Voy a matar a esa zorra traidora!! ¡¡Cómo has podido vender a mi hijo de esa manera, mala hembra!!».
Ankris: «Está bien, matadme ya. Ni siquiera la persona a la que más amo cree que merezca seguir viviendo».
Novan: «Hasta mañana, cachorro. Nos veremos al amanecer».
Novan: «¿Sabes por qué sigues usando tu nombre élfico? Porque, a pesar de lo que digas, has dejado mucho atrás. Mientras no seas capaz de mirar al pasado sin dolor, nunca te forjarás una nueva identidad y un destino diferente».
Novan: «Soy más padre tuyo que ese elfo estirado que te dio esa daga que algún día te matará, muchacho. ¿No me crees? Te voy a contar un secreto: hace casi ciento veinte años traté de entrar en el Reino de los Elfos, sí, cachorro, en la tierra de donde tú procedes. Una pareja de elfos muy impertinentes me impidieron el paso y me clavaron un cuchillo de plata cuya marca todavía llevo en la espalda, pero antes logré morder a la hembra… Quién iba a imaginar que esperaba un hijo. No lo supe hasta que el destino te trajo hasta mi puerta».
Ankris: «Fenris no es un dios para ellos. Es un héroe mítico, pero también el miembro que le falta a la tribu para sentirse completa».
Log: «Tus días de dolor han acabado, amigo, y también tu largo viaje. Por fin has encontrado a tu familia».
Log: «Que los lobos guarden tu camino, hermano, y la bendición de Fenris, el Primero, te acompañe».
Fenlog: «¿Sabes a qué has venido hoy, elfo? Has venido aquí a morir. Hoy tenías una cita con tu destino».
Fenris: ««… esa daga que algún día te matará». Cuánta razón tenía. Y también Fenlog, cuando anunció que hoy tenía una cita con mi destino. Pero él no era mi destino, sino el Cazador, y esta daga que lleva escritos mi origen y mi muerte».
Fenris: «Si esta daga ha de matarme algún día, Ronna, quiero que la guardes tú. Y quiero que seas feliz junto a un hombre que pueda vivir la vida contigo y curar las heridas de tu corazón».
Fenris: «Nunca te olvidaré, pero juro también que no volveré a amar a una mujer humana».
¡Cómo te curras las citas!
Impresionante (e impresionante también el arte de Laura Gallego al hacer frases y diálogos tan buenos)
Me ponen los pelos de punta las de La llamada de los muertos, ¡qué ganas de Donde los árbolex cantan!
Capítulo 14 ^^ ^^
¡Que grande es Laura! Y sus frases, y sus personajes, y sus libros… (vale, ya paro xP) Como te lo trabajaste ¡hay un montón! Me ha gustado recordar todas esas frases ^^
¡Besitos!
De esta saga de momento sólo me he leído el primero, así que me he evitado los spoilers XD