Título: El cuento del cortador de bambú
Título original: Taketori Monogatari
Autor: Anónimo
Traducción: Kayoko Takagi
Editorial: Cátedra
Año: 880
Sinopsis: Taketori Monogatari o El cuento del cortador de bambú se considera la obra que inaugura la larga y rica historia de la literatura de ficción en Japón. Su aparición se sitúa en una época en la que las letras autóctonas de Japón llamadas kana llegaron a su difusión definitiva entre los intelectuales del país. Hablamos del siglo IX, cuando la mayoría de los países del mundo todavía no disfrutaban de una literatura escrita. Obra anónima, cuya autoría ha generado diversas teorías entre los estudiosos de la literatura clásica japonesa, calificada por la dama Murasaki, autora del universalmente conocido Cuento de Genji, como el “ancestro de todos los monogatari” (“cuento”, “relato”, “historia”).
El cuento del cortador de bambú es una creación de un autor concreto que busca la creación artística y que quiso dejar claro su mensaje a través de un lenguaje personal. Este relato constituye un material interesante para atestiguar el problema de las formas literarias en la literatura japonesa y su interrelación y desarrollo. Deja entrever los prototipos de cuentos y leyendas tradicionales que constituyen su marco fundamental. La historia de la princesa que vino de la Luna ha sobrevivido hasta nuestros días como uno de los cuentos populares favoritos de la población japonesa.
Opinión: Me estreno en literatura clásica. Y qué mejor que la japonesa para ello. Descubrí este libro en la biblioteca y me sorprendió ver el nombre de mi sensei en la portada así que, llena de curiosidad, me lo pillé para leer. (Aunque al que le tengo ganas es a Genji… ya caerá, ya). Y me encontré con la primera obra de este género que podría considerarse la incursora de la ficción nipona.
El prólogo está escrito por Mario Vargas Llosa (sí, el premio Nobel de este año, ese) donde nos cuenta cómo conoció a Takagi en Japón y qué libros le recomendó llevarse. Bueno, a mi me resultó curioso el prólogo porque me permitió conocer un poco más a mi sensei, pero poco más.
Después del prólogo, lo que nos encontramos son tres cuartos del libro que están dedicados a un análisis exhaustivo del cuento que, a su vez, forman parte de la tesis de Takagi. Todo lo que yo diga será muy nimio en comparación, pero haré lo que pueda. Por si acaso, os recomiendo que, si os gusta la cultura e historia japonesa, os lo leáis por vuestra cuenta.
Para empezar, la tesis explica el origen de las leyendas en Japón, donde nos cuenta alguna de ellas (que probablemente utilizaré para retomar la sección de mitología), su transmisión oral, y cómo el japonés escrito tardó bastante en nacer. Cuál es el valor y poder de la palabra (kotodama) y los nombres (sobre todo de las mujeres) y por qué las escritoras del periodo Heian solo utilizaban pesudónimo (incluída la dama Murasaki). También nos muestra que este cuento es el precursor de todos los que hay, y el esquema que siguen todos, así como un estudio psicoanalítico y un ejemplo de otros posteriores para compararlos. Todo esto y muchas más cosas interesantísimas.
Yo os recomiendo leeros primero el cuento (pág 193), que consta de diez capítulos, y luego volver atrás para enteraros de todas las curiosidades y hechos históricos que nos cuenta Takagi en su tesis. Cuando cogí el libro no sabía nada de ello, pensaba que todo el libro era el cuento, y cuando empecé a leerlo vi que aquello era muy raro. Así que primero decidí leerme el cuento, y luego la tesis para poder comprenderlo con una base ya hecha, y me ha gustado mucho, por eso os recomiendo que hagáis lo mismo.
El cuento del cortador de bambú ha trascendido en el tiempo conociéndole con diversos nombres: «La Princesa Kaguya», «La Princesa de la Luna»… ¿Os suena? Os tiene que sonar porque esta leyenda es muy popular en Japón y se han hecho muchas adaptaciones tanto en mangas como en películas. Empezando por Sailor Moon (cuya protagonista se llama «El conejo de la luna»), siguiendo con Inuyasha (en su segunda película «El castillo de las ilusiones al otro lado del espejo»), así como también en Doraemon o en la propia película de imagen real llamada «La princesa de la luna» de 1987. Por supuesto, está la película de animación en producción del Estudio Ghibli que confirmó que harían una versión de esta leyenda, tras Ponyo en el acantilado. También podría decirse que en Ayashi no Ceres se hace una referencia a este mito por el manto celestial que aparece al final de la obra. (Khardan: Y no nos olvidemos de Sakura-hime kaden, la nueva obra de Arina Tanemura)
Pero no solo aparece en adaptaciones cinematográficas, sino también referenciada en otras novelas posteriores como podemos ver en el apéndice, al final del libro y del cuento. Aparecen diez estractos de diferentes novelas donde cuentan otras versiones de la historia. Como curiosidad, esta leyenda presenta muchas similitudes con el relato tibetano Banzhu Guniang.
El cuento es realmente corto y rápido. Vamos es, lo que se dice, un cuento con todas las letras. Nos narra la historia de Kaguyahime, una habitante sobrenatural de la Capital de la Luna (Tsuki no Miyako) que es castigada y por ello la envían a pasar «un rato» en la Tierra. Ese rato se convierte en veinte años terrestres, haciendo que su fama y belleza viajen a lo largo del país. Este cuento podría recordarnos un poco a Las mil y una noches, en el sentido de que a todos sus pretendientes les da falsas esperanzas de poder casarse con ella, enviándoles a una misión que luego verán que es absolutamente imposible realizar. A excepción del Emperador, claro, que es una relación un tanto curiosa y bonita. El arte de este cuento radica en los waka que escriben (que son los precursores del haiku) y en el nacimiento de ciertas expresiones japonesas que vienen precisamente de la derrota de cada uno de los pretendientes.
Además, hay cosas interesantes en el propio cuento. Por ejemplo, y así como quien no quiere la cosa, podemos sacar varias cosas. Del propio Taketori, la importancia de la compasión, la trivialidad de la riqueza comparada con las personas, por ejemplo. De Kaguyahime, la importancia de los sentimientos y de no dejarse amilanar. Del mismo Emperador, la belleza de las relaciones platónicas y, sobre todo, la importancia de la correspondencia de sentimientos. También podemos aprender de los pretendientes, pero precisamente son moralejas de carácter negativo (en el sentido de «no hagas esto»). Y por esto al cogerlo, a pesar de ser una monogatari, se le llama cuento, porque tiene una moraleja en el sentido occidental del término, aparte de ser artístico al estilo nipón.
Me encantó la reseña. Este cuento lo mencioné de pasada en el artículo de la fantasía en la literatura japonesa. Me encantaría poder leerlo, así que apuntaré la editorial y el título porque caerá seguro.
Qué suerte, tener una kyoushi tan ilustrada. El mío ha colaborado en libros para aprender japonés y traducido otro tipo de textos, pero que yo sepa no ha hecho nada de literatura! Debe ser una gozada leer este libro conociendo a Takagisensei. Ahora podrás decírselo en clase 😉
Un abrazo! Y no tenía ni idea de que estudiaras este idioma tan bonito!
-Da-
No estoy muy puesta en literatura japonesa pero me encantan los cuentos y leyendas. Me ha gustado la reseña, y me ha dejado con unas ganas de leer este libro…
Tengo que buscarlo por la biblioteca a ver si lo tienen.