Elric de Melniboné

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Escuchó el hacedor hablar de un emperador albino, encarnación del Campeón Eterno



Título: Elric de Melniboné
Título original: Elric of Melniboné
Autor: Michael Moorcock
Traductor: Hernan Sabaté
Editorial: Martínez Roca
Saga: Elric de Melniboné I
Sinopsis: Esta es la historia de Elric antes de que fuera llamado Matador de Mujeres, antes del colapso final de Melniboné.Esta es la historia de la rivalidad con su primo Yyrkoon y del gran amor por su prima Cymoril, antes de que esa rivalidad y ese amor provocaran el incendio de Ymrryr, la Ciudad de Ensueño, saqueada por las hordas de los Reinos Jóvenes… Y esta es la historia de las dos espadas negras, la «Tormentosa» y la «Enlutada».


Opinión: No puedo ser exactamente imparcial con este libro, ya que me trae muchos recuerdos de mi infancia. Se trata de uno de esos libros que marcan en muchos sentidos, pero que, sobre todo, llevan a un acercamiento gradual a un tipo de fantasía y a un tipo de ideas. Como Moorcock viene para el Celsius, decidí volver a leerlo para ver si después de toda la fantasía que he leído desde la última vez que me acerqué, el bueno de Elric todavía tenía algo que decirme.

Lo primero que me pareció sorprendente es la gran cantidad de eventos que hay en un libro tan corto, si bien la mayor parte de las ocasiones acaban volviendo al statu quo. Sin embargo, algo que llama mucho la atención es la forma en que la historia se estructura y coge fuerza de una serie de flashforward que el escritor, ya que este no fue el primer libro publicado del personaje, ya había desarrollado en otros libros. Es cierto, no obstante, que, cronológicamente, este es el primer libro del personaje, donde se va perfilando la tragedia. Y es que Elric es el héroe trágico. Todas sus acciones van encaminadas a mejorar el imperio en el que vive, o por lo menos a no empeorarlo, porque al principio decide que la única forma de actuar según su conciencia es no participando de las particulares exquisiteces de la moral melnibonesa. Eso no funciona, ya que le hace parecer débil. Y todos sabemos lo que alguien que disfruta cortando lenguas a esclavos hace con aquellos que le parecen débiles… Nada bonito. Hasta cierto punto, nos encontramos ante una obra cuyo mensaje se acerca más al «el destino ya está fijado» y el héroe es el que tiene que soportarlo, que a uno en el que el héroe supere su destino con fuerza de voluntad, poderes mágicos o de cualquier otra forma.

Esto lleva a que los personajes se conviertan en simples monigotes que luchan contra una corriente, la del autor, que les lleva, sin remedio, desde un inicio casi esperanzador hasta un final en el que la única esperanza es comprender el verdadero destino de cada uno de los participantes en la farsa que es el mundo. Todas las criaturas sobrenaturales conocen el destino del participante principal, Elric, y desdeñan al resto de actores. Con esto no quiero decir que sea predecible, aunque en varias ocasiones lo parece, sino más bien que busca transmitir al lector una sensación de inevitabilidad sobre la historia de los personajes, una sensación de tragedia ineludible, que se funde con las descripciones, con los diálogos incluso con cada una de las acciones que se representan. No es un libro alegre, sino más bien la introducción a un mundo lleno de dolor y remordimientos. Cosa que casa con la figura que representa Elric: el Campeón Eterno, esa figura trágica perteneciente al multiverso Moorcock que siempre se enfrenta al destino intentando ser justo.

Quizá uno de los detalles que más me han llamado la atención de la relectura es lo simples que son los recursos argumentales que emplea para llevarnos a los distintos sitios. Ahora bien, esto, hasta cierto punto, puede estar intentando transmitirnos la idea de que sin ayuda externa el héroe siempre se queda varado ante los golpes que le asesta el destino. Ahora, el que pide ayuda es el héroe. Repito, porque muchas veces los héroes reciben la ayuda inesperada sin que ellos tengan que hacer nada más que esperarla. El héroe pide ayuda cuando lo necesita, y sabe que va a tener un coste. Precisamente por eso llama tanto la atención este detalle; no es un dios que se acerca a ayudarle, ni es un Señor del Caos que decide que necesita una marioneta. Son dos criaturas que reciben una petición del héroe y le avisan de que su ayuda supondrá un sacrificio. Quizá por eso me interesa tanto su figura, no le importa el sacrificio con tal de obtener lo que necesita.

En general, no podemos decir que el estilo sea el más limpio, aunque sí que funciona para lo que quiere contar. A veces, eso es lo más importante. Por ejemplo, en este caso, pese a ser una novela de espada y brujería, apenas tenemos muestras de lo primero, y tampoco demasiado de lo segundo, sino que tenemos personajes que buscan en su interior la respuesta a los dilemas que les plantea el mundo en el que viven. Pero sin planteárselos demasiado, no vaya a ser que nos aburramos y vayamos a otro lado. Es una sensación agridulce, porque pueden verse muchas ideas que el libro lanza, pueden verse combates interesantes, incluso pueden verse momentos en que la brujería y la extrañeza de la situación consigue poner los pelos de punta, pero al mismo tiempo no consigue que nada sobresalga lo suficiente. Sé que el autor tiene libros mejores, pero este es, de alguna manera, el que da comienzo a las historias de su personaje más importante.

En definitiva, una buena introducción para el personaje, pero que se queda un tanto corta desde el punto de vista moderno tanto en personajes, como en historia, no así en filosofía detrás de la construcción del mundo. Con uno de los finales más extraños para justificar su salida de aventuras.

Impresión general
Puntuaciones
Trama: 6
Personajes: 7
Diversión: 8
Estilo: 7
Clásico: 8

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