HakuYou – Cap 1 (1-16)

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Y aquí estoy. Lo prometido es deuda. Como poner un capítulo completo resultaría muy largo (como unas veinte páginas de word), y no sé si se puede poner una entrada tan larga, voy a seguir el esquema que tiene la página inglesa de donde lo traduzco. Es decir, por páginas. En esta ocasión os traigo las 16 primeras para que vayáis calentando (bueno, realmente son 12, pero entre índices, portada y demás…). También tengo que decir que por fin conseguí los scan originales de las novelas en japonés y, aunque hace bastante que no me pongo a traducir del japonés, los títulos que son cortitos los traduciré directamente. Así voy cogiendo práctica para cuando no me quede más remedio. La pega es que los kanjis, por desgracia, no tienen furigana, así que voy a tardar ni se sabe en descifrarlo… pero no os preocupéis, que eso es referente al final del libro. Como ya os dije, la novela está ambientada en el siglo XIX, lo que significa que dentro de la sociedad «alta» los caballeros y las damas solían llamarse de usted, de una forma muy formal. Sin embargo, como realmente la novela está dirigida a un público juvenil y a mí, personalmente, se me hace muy cargante tanta formalidad, he decido ser algo informal en ese aspecto. La educación sigue palpable, pero se tutean. Y hecha ya esa aclaración, empezamos:

Créditos por la versión inglesa: Kage Dreams
Traducción al español: Alexia
Editor: Khardan

Personajes: Página 4 y Página 5


Capítulo 1
 
その男、紳士か悪党か
(Sono otoko, shinshi ka waru ka / Ese hombre, ¿es un caballero o un villano?)



-Bueno, señor Gotham, hemos pasado por muchas cosas juntos. Me gustaría darte las gracias por todo -dijo el hombre joven y esbelto. Esbozó una encantadora sonrisa y siguió apuntando con su pistola al bigote del hombre que estaba sentado frente a él.
-Ba…basta. Si lo que quieres es dinero, te lo daré… –dijo con voz ronca y temblorosa el hombre corpulento que estaba atado a la silla.
-Muy amable. Y una cosa más, también me gustaría el legendario zafiro estrellado, también conocida como «La estrella de los Merrow».
-Ah, eso… es solo un mito. Solo se puede saber de ella en historias. No existe… –murmuró.
El hombre delgado bajó la pistola y miró a su alrededor.
-Después de haberme molestado en preparar todo este maravilloso escenario, e incluso en reservar un asiento especial para ti. Me decepcionas.
Gotham estaba atado a una silla blanca en su laboratorio de investigación psicológica. Varios cerebros preservados en formol se alineaban en las estanterías.
Normalmente, era Gotham quien observaba fríamente a los sujetos que ataba a la silla, pero ahora se habían tornado los papeles.
El joven, que se suponía que era su cobaya humana, tenía una pistola en la mano y jugaba distraídamente con los bisturís ordenados que tenía a su lado. Aunque despeinado, su cabello era de un rubio dorado muy brillante. Y, aunque sus ropas fueran viejas y estuvieran gastadas, caminaba lentamente por la habitación acariciando pensativamente con la punta de los dedos un frasco de medicina, mientras, de vez en cuando y de manera significativa, se giraba y mostraba una mirada autoritaria que, junto a cualquier otro aspecto de su comportamiento, hacían de aquel hombre alguien elegante y refinado. Gotham desconocía su linaje, pero era muy probable que no se tratara de un simple rufián. En ese momento, ante los ojos de Gotham, había una bestia increíblemente peligrosa mostrando su verdadera cara.
El joven se paseaba alrededor de Gotham, como si verificara lo débil que era su presa, antes de volver a levantar la pistola. Su sonrisa perfecta, que podía encandilar a la gente en un instante, hizo a Gotham temblar aterrorizado hasta llegar al punto de la desesperación.
El joven se parecía a un dios de la muerte que hablaba un inglés perfecto.
-Me temo que tengo que ir despidiéndome, señor. Es una pena que la Estrella de los Merrow no exista. Supongo que eso significa que no tendrás la oportunidad de verla.
Su dedo se movió sobre el gatillo.
-Es…espera -la decisión de Gotham de contarle todo lo que sabía no provenía del miedo a la muerte, sino más bien del miedo a que el demonio que había dentro de aquel joven le persiguiera y continuara atormentándolo incluso después de su muerte–. En teoría, los únicos que saben si la joya existe o no son aquellos que son llamados doctores de hadas. Después de todo, bueno, las hadas son la clave del misterio, así que tal vez un especialista en hadas pueda encontrarla.
-¿Especialistas en hadas? ¿Hay muchos de esos médium, si es que existen, en Londres?
-Los doctores de hadas se están volviendo obsoletos. Se dice que aún quedan algunos en remotos lugares de Escocia o Gales, pero la mayoría son muy viejos y con un pie en la tumba. Es natural. En estos días, los únicos que creen en hadas son los niños.
-¿Me estás diciendo que esos cuentos de niños, como los doctores de hadas, existen?
-Así es. ¿Quién conocería de verdad qué tipo de criaturas son los merrow, o los pixies o los selkies? Por eso, se dice que los doctores de hadas lo saben todo sobre los fae.
-¿Y quién sería el más adecuado para esta caza del tesoro? Dijiste que son todos mayores, pero estamos hablando de ti. No me cabe ninguna duda de que has encontrado a alguien capaz, ¿verdad? Uno de esos doctores de hadas.
Gotham se dio por vencido; no había duda de que el joven le había calado.
-Sí, encontré uno. En un pueblo cerca de Edimburgo, en Escocia…
El joven lo escuchó con una expresión suave, como si le estuviera hablando sobre una amante a la que aún no conocía. Lentamente bajó la pistola y Gotham suspiró aliviado. Sin embargo, un instante después, el frío estallido de un disparo resonó a lo largo del oscuro laboratorio.

Todos los trabajos que tengan que ver con las hadas son aceptados.
Doctora de hadas – Lydia Carlton
.

A día de hoy, ese mensaje escrito a mano en el cartel colgado frente a la casa, provocaba risas entre los que pasaban.
-Mamá, ¿de verdad existen las hadas?
-Son solo historias. Como si tales cosas pudieran existir.
-No, claro que existen -interrumpió Lydia asomándose por encima del seto-. Aunque no puedas verlas, las hadas existen. Si dejas un vaso de leche en la ventana antes de irte a dormir, los brownies te harán una visita.
Le dedicó una sonrisa al niño que había estado a punto de detenerse, pero la madre lo agarró de la mano, miró a Lydia, y rápidamente continuó su camino.
Lydia apoyó la barbilla en la mano mientras observaba cómo madre e hijo se alejaban. No cabía duda de que la madre le estaba diciendo al niño que Lydia era muy rara.
-Lydia, no importa cuántas veces lo digas. Es inútil. La gente que no puede ver a las hadas, nunca lo hará. Una persona que no cree en las hadas puede ser golpeado por una de ellas, y aún así creer que fue tan solo su imaginación. Bueno, tómate las cosas con calma -dijo el gato gris de pelo largo tumbado sobre la rama de uno de los árboles del patio.
Ese gato que hablaba y caminaba sobre dos patas era el amigo de Lydia. Llevaba una corbata alrededor del cuello y siempre estaba preocupado por su aspecto, pero Lydia pensaba que su tendencia a decir “uf” al levantarse, o su manía de rascarse la barriga, era muy similar a la de un anciano.
-Oye Nico, ¿no hay ninguna manera de hacer que la gente entienda el trabajo de una doctora de hadas?
-Más quisieras. La época en la que las hadas estaban por todas partes y la gente necesitaba de los conocimientos de un doctor de hadas ya ha acabado. Estamos en mitad del siglo XIX, ¿sabes?
-Pero no es como si las hadas no siguieran existiendo. Todavía están aquí haciendo cosas buenas y malas. ¿No es raro que la gente lo ignore? ¿Por qué piensan que no existen solo porque no pueden verlas?
Justo cuando Lydia respondía con vehemencia, una voz vacilante la llamó desde el otro lado del seto.
-Umm… He traído su correo…
El cartero parecía muy temeroso mientras le daba el correo a Lydia por encima de la valla. El gato hada, capaz de hacerse invisible cuando quería, hacía tiempo que había desaparecido. Sin duda, parecía que Lydia había alzado la voz mientras hablaba consigo misma.
-¡Ah, no estaba hablando sola! Hace un momento aquí había un gato -dijo ella mientras trataba de quitarle importancia al asunto, pero el cartero le lanzó una sonrisa forzada-. Um, no se trata de un gato normal, sino un gato que puede hablar…
No importaba cuánto se esforzase por explicarlo, probablemente el cartero considerase que estaba loca. Lydia descubrió a unos brownies intentando colarse en la bolsa del cartero y sin pensar los llamó la atención en voz alta.
-Eh, ¡¿qué estáis haciendo?! ¡No juguéis con el correo!
Los brownies se asustaron mientras trataban de escapar, y varias cartas se cayeron de la bolsa que estaba llena.
-Lo siento… Los brownies son unos bromistas -explicó mientras recogía las cartas y se las entregaba al joven.
El estupefacto cartero cogió las cartas antes de huir de Lydia.
-Lo he vuelto hacer.
Lydia dio un largo suspiro.
En realidad no importaba. Ella siempre había sido conocida como la chica rarita Carlton que no tenía amigos humanos porque no trataba de ocultar el hecho de que podía ver y hablar con las hadas.
En su lugar, se llamaba a sí misma doctora de hadas y quería hacer uso de su habilidad, pero hasta entonces sus esfuerzos habían sido en vano.
-¿Qué pasa? No hay por qué venirse abajo solo porque el nuevo cartero haya huido de ti.
Cuando Lydia entró en la casa, esta vez Nico estaba sentado en el sofá leyendo el periódico.
-Es culpa tuya -le replicó molesta.
No es que estuviera interesada en el joven cartero, pero a menudo lo veía hablar animadamente con otras chicas de su edad. Vivir en un pueblo tan pequeño en el que todo era siempre igual, hacía que la llegada de un hombre joven atrajera la atención de las chicas.
Lydia tenía la pequeña esperanza de que él no hubiera escuchado los rumores que circulaban sobre ella para que así pudieran hablar con normalidad, pero lo había estropeado enseguida dándole la impresión de que, en cualquier caso, era bastante extraña. Nunca antes había entendido que ser una incomprendida significase estar sola, porque cuando era una niña siempre andaba jugando o peleándose con hadas. Pero ahora tenía diecisiete años y era casi una mujer. Por lo que ser evitada por los hombres le preocupaba un poco.
-Vaya, al parecer están buscando a alguien -dijo Nico, cambiando de tema.
Lydia deseó poder mostrarle a la gente del pueblo el gato tumbado en el sofá con las piernas –las patas traseras- cruzadas mientras sostenía el periódico con sus patas delanteras. Si lo hiciera, quizás se darían cuenta de lo mucho que aún les quedaba por aprender sobre el mundo.
-Al parecer, un ladrón se dio a la fuga después de haber asaltado la residencia del psiquiatra Gotham, dejando gravemente herido al doctor y robando una gran cantidad de dinero.
-¡Oh! ¿Un suceso de Londres es noticia en un lugar tan remoto como este?
-Probablemente se deba a que ha huido. Además el hijo de la víctima ofrece una gran recompensa a quien encuentre al responsable. Por lo visto, se supone que se parece a un peligroso criminal en serie que se dice que mató a más de cien personas en Estados Unidos. Está cerca de los veinte, rubio…
También se mostraba el dibujo de un hombre de aspecto despiadado, pero Lydia estaba más interesada en la postal que acababa de recibir.
-Ey, Nico, es una carta de mi padre. Me pide que vaya a Londres para que podamos pasar la Pascua juntos.
-Eso es sorprendente, teniendo en cuenta que no tuvo vacaciones por Navidad.
Su padre era el único pariente vivo que tenía y era profesor de historia natural. Actualmente enseñaba en la Universidad de Londres. Estudiaba la calidad y la variedad de las diferentes cosas que se encontraban en la naturaleza, agrupándolos en diferentes tipos, pero estaba tan metido en su propia investigación que, cuando tenía tiempo libre, prefería utilizarlo para observar o recoger muestras. Era una carta inusual para un padre que solía a ir de un lado para otro.
-¿Vas a ir? Londres es bastante peligroso.
-Cierto, pero incluso aunque me topase con algún ladrón famoso, no es como si fuera rica.


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5 pensamientos en “HakuYou – Cap 1 (1-16)

  1. Khardan

    Bueno, bueno, me encanta el logo que le has hecho *//*

    Por otro lado, es cierto que es complicado lo de traducir del japo… sobre todo sin furigana T_T

    Y en las páginas con los personajes se nota tu maestría como editora *//*

    También te dije que la traducción tiene que ajustarse a quien la recibe con lo cual me parece muy acertada la decisión de tutear.

    Para los que estén pensando si vamos a hacer lo mismo con House of many ways.. pues no tengo ni idea, aunque las páginas con los personajes desde luego que no xD

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  2. Ayashi

    Acabo de derretirme.

    ¡Por fin, una traducción! 'Graaaaaaacias, aleluuuuya!
    Antes siquiera de empezarla he sentido la ncesidad de decirlo, pero sé que va a ser genial *-* Voy a ponerme las botas *-*

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  3. Alexia Aikawa Autor

    Por fin un comentario, tendré que decir yo *__*

    Espero que te guste la traducción, y que te enganches a la historia ^^
    También puedes disfrutar, como complemento, de los diarios de un doctor de hadas, que están en la sección de mitología.

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  4. Anónimo

    Muchas gracias por la traducción, todavia no empiezo a leerlo pero has sido un salvavidas estaba traumada or no poder encontrar nada de esta linda historia

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