HakuYou – Cap 3 (89-99)

      4 comentarios en HakuYou – Cap 3 (89-99)

Comenzamos con el capítulo tres.
Al parecer, a partir de ahora, la separación de las partes, en correspondencia con el número de páginas, las voy a elegir yo según vea. Así que no va a coincidir con la estructura que tiene la página inglesa. Pensaba que alguna vez coincidiría, pero en este capítulo, al menos no.

Créditos por la versión inglesa: Kage Dreams
Traducción al español: Alexia
Editor: Khardan 

 

CAPÍTULO 3
真実と偽りのフーガ
(Shinjitsu to Itsuwari no Fuge / Fuga de lo verdadero y lo falso)

A pesar de que estaba abandonado, el pozo no se había secado del todo. Lydia lavó un cubo que había encontrado soterrado entre la maleza, antes de llenarlo de agua. También encontró una taza rajada y una olla de hierro abollada en la esquina de una habitación con el suelo sucio, que suponía antaño había sido una cocina.
La casa en ruinas era azotada por el viento y la puerta de madera chirriaba en señal de protesta por haber sido abierta. La casa estaba un poco lejos de la carretera, escondida en el bosque. Si una vez hubiera anochecido, Huskley y los otros hubieran tratado de alcanzarlos, lo más probable fuera que no se dieran cuenta de que allí había un edificio.
-Oye Lydia, ¿no deberías darte prisa y escapar? -dijo Nico apareciendo en la pared de piedra del pozo.
-¿Dónde estabas? Pensaba que te habías ido.
-He estado todo el tiempo contigo, solo que me oculté.
-Claro. Después de todo, tú siempre desapareces justo en el momento en el que las cosas se ponen peligrosas.
-Así es. ¿Qué esperas que haga en una pelea? Solo podría estar contigo. Pero, en lugar de eso, ¿no deberías estar haciendo otra cosa que no fuera sacar agua?
Lydia suspiró y se sentó al lado de Nico.
Puede que tuviera razón. Si se quisiera escapar, ahora sería su oportunidad.
Aunque Edgar podría estar vigilándola desde el interior de la casa abandonada, estaba herido así que, en esa situación, podría huir.
¿Cuánta distancia habrían recorrido desde que Edgar, herido, la había obligado a subir al carruaje? Después de un tiempo, le dijo al conductor que parase, le pagó generosamente por el viaje, y por su silencio, y le indicó que prosiguiera hasta la siguiente ciudad. Después, caminaron por entre los campos, como si Edgar pensara que Huskley y los demás perseguirían el carruaje. Entonces, justo cuando el sol se estaba poniendo, encontraron la casa abandonada y decidieron esperar hasta que amaneciera.
A pesar de que no estaba amordazada, Lydia al final terminó siguiendo a Edgar. No podía menos que sentir injusto que la presencia de un ladrón la consolara de la soledad del camino que estaba completamente oscuro, sin ningún tipo de luz, ni señal de haber otras casas por la zona.
Es verdad, era un ladrón.
-Ese tipo es el ladrón al que están buscando.
-…Eso parece.
Edgar había usado el nombre de “Gotham” para referirse al hombre que se hacía llamar Huskley. Ese nombre había sido mencionado en el periódico, como la víctima del ladrón que casi había sido asesinado.
Huskley era el hijo de Gotham y, al querer disparar a Edgar mientras estaba robando en la mansión, erró en el disparo hiriendo a su propio padre.
Eso era al menos lo que Lydia había logrado entender.
-Pero él dijo algo sobre haber cogido el dinero como compensación. Por no mencionar que sonaba como si Gotham y su familia no fueran tan buenos como aparentaban.
-Lydia, si los villanos acaban discutiendo, peleando y matándose entre ellos, es su problema. No hay ninguna razón para que nos veamos envueltos en sus asuntos. Incluso aunque no hayamos visto si tiene o no ese tatuaje en la lengua, ese tipo no es un ladrón corriente. Lo llamaron Sir John, ¿no? Ese que se supone que había sido ejecutado en Estados Unidos…
-Lo sé, Nico. Pero…
Lydia se quedó mirando el pequeño corte que tenía en la palma de la mano. Se lo hizo cuando estaba forcejeando con Huskley.
-Él me protegió.
-Ya sabes que es porque sin ti no sería capaz de encontrar la gran espada del Conde Caballero Azul.
-Es cierto, pero no tendría sentido si muere protegiéndome.
-Ya, pero no está muerto, y no parece que vaya a morirse por esa herida. Cuando lo más probable es que comprar tu simpatía sea más barato que quinientas libras.
Lo más seguro es que sea tal y como dice Nico.
Nico le enseñó a Lydia unas pastillas blancas que tenía en la palma de su mano… o más bien en la parte almohadillada de sus patas.
-Disuelve esto en un poco de agua caliente y haz que se lo beba.
-¿Qué es esto?
-Es una pastilla secreta de los fae que sirve para dormir. De esa forma, no tendrás miedo de que él te persiga y te vuelva a atrapar. Y esa arma andante de su sirviente no está tampoco por aquí.
-Ya veo… Tienes razón. Si queremos escapar, es mejor hacerlo ahora mientras Raven y Ermine no están cerca.
-Mantente firme.
Lydia no sabía qué hacer. Después de todo, no sabía qué le ocurriría si al final no escapaba y acababa quedándose con un ladrón. Cogió la pastilla de Nico y se puso en pie. Atravesó la puerta de madera, que tenía las bisagras rotas, y entró a la casa abandonada. Edgar estaba recostado en la pared, a un lado de la pequeña habitación, exhausto.
El hecho de verle tan débil y herido, fue suficiente para hacer dudar a Lydia de que tenía que huir. No podía evitar preguntarse si estaba siendo muy indulgente al no verle como una persona peligrosa.
Había un fuego encendido en la chimenea. Quizá él llevaba encima algunas cerillas. Las llamas rojas se elevaron al ser alimentadas con las piezas rotas de un silla y de otros trastos hechos añicos que estaban siendo quemados en lugar de leña.
-Moverse tanto no es bueno para tu herida.
Edgar ladeó ligeramente la cabeza hacia un lado, como si estuviera sorprendido de que ella hubiera vuelto tras haber salido. Aunque podría ser que solo estuviera actuando de esa manera.
-Solo encendí el fuego.
Lydia puso la olla llena de agua al calor del fuego. Luego, se acercó a Edgar.
-¿Te duele?
-Un poco.
Ella le tendió unas hojas medicinales a Edgar.
-Es consuelda. Tienes que frotar las hojas y ponerlas sobre la herida. Es bueno para detener la hemorragia y matar los gérmenes.
Edgar vaciló un poco, entrecerrando ligeramente los ojos como queriendo decir algo, antes de que, finalmente, tomase las hojas.
-Fuera está muy oscuro. Me sorprende que hayas podido encontrarlas.
-Oh, ahora que lo mencionas… ¿me podrías dar uno de tus gemelos?
-Ah… por el pago de la medicina.
Edgar se quitó uno de los gemelos de la manga de su camisa y se lo lanzó a Lydia.
-No te equivoques. No es para mí -dijo Lydia tirando el botón por la ventana.
-¿Hay alguien fuera?
-Un hada.
-Ya veo. Una que da espacio a las plantas silvestres.
-Pero si es la consuelda que han conseguido crecer ahora mismo.
Edgar se quedó mirando a las hojas tiernas y, de repente, se echó a reír.
-¿Así es como negocias con las hadas?
-¿Qué? ¿Te extraña que hable sobre ellas?
-No… El hecho de que por un momento casi crea en su existencia es lo que me resulta gracioso.
-En otras palabras, ¿no te basta con ver lo que estoy haciendo para creer?
-¿Quién sabe? Además, lo que me cuesta creer es que todavía estés aquí, delante de mí.
Estando tan débil, en ese momento Lydia se sintió malvada por pensar en escapar. Él había sido herido en su lugar y, aún así, ella lo iba a dejar. Pero al menos, Lydia quería ver su herida y después de eso escapar o, al menos, eso era lo que se dijo que haría.
No cabía duda de que Raven y Ermine irían detrás del carruaje, como Huskley y los demás, así que no había de qué preocuparse. Y estar más cerca del amanecer significaría que Lydia no tendría que arriesgarse a caminar en la oscuridad.
Sin embargo, tener esos sentimientos tan vacilantes era extraño. Después de todo, era ella la que había sido engañada.
Lydia se apartó del lado de Edgar y se sentó en una silla que crujía.
-¿Por qué? ¿No se te da bien engañar y amenazar a la gente para hagan lo que tú quieras, mi señor conde?
-Parece que mi magia se ha roto.
-No había sido engañada por magia desde un comienzo –afirmó Lydia audazmente pero, por dentro, no podía evitar preguntarse en la posibilidad de que fuera realmente cierto. Después de todo, ella aún estaba ahí, incapaz de resistir a su peligroso encanto.
Lydia negó firmemente esos pensamientos. Ciertamente, tenía la apariencia necesaria, y conocía las palabras adecuadas, para capturar el corazón de una joven, pero lo que Lydia sintió en él no fue algo dulce, sino algo mucho más aterrador. Parecía como si hubiera nacido en la nobleza, pero era un villano cruel. Sus diestras conversaciones y su sonrisa perfecta podían cautivar a cualquiera. Sin embargo, ocultaba la verdad bajo su elegante porte y usaba a la gente con sus mentiras.
Pero, ¿por qué la protegió y terminó siendo herido en su lugar?
Tal vez, y como dijo Nico, era una forma barata para ganarse su simpatía pero, en última instancia, ese fue el resultado final. Dada la situación, no podía ver que tuviera esas intenciones de ir tan lejos. Por no mencionar que las acciones de Lydia en ese momento fueron tan temerarias que, en un caso normal, sería impensable.
Es por eso que no podía dejar de querer saber la verdad sobre él. Pero quizás eso también era parte de su magia.
-¿Quien eres? ¿Lord Edgar? ¿O Sir John?
Edgar se quitó su abrigo y vaciló un instante antes de contestar.
-Edgar… ese fue mi primer nombre.
-¿Qué quieres decir con “fue”?
-Que está muerto. El joven que tenía ese nombre murió con doce años, junto a sus padres. Sospechoso de traición a la patria, su padre mató a su familia y después se suicidó. Y la línea familiar llegó a su fin. Por lo tanto, no soy más que un fantasma. Me puedes llamar como quieras.
-Pero estás vivo.
-Sí, estoy vivo… Por cierto, esto es de mala educación ante una dama, así que te pido disculpas -dijo Edgar antes de quitarse el chaleco y la camisa ensangrentada. Frunció ligeramente el ceño al examinar su herida.
En cualquier caso, dado que se había alejado del fuego, el lugar donde estaba Edgar se encontraba en penumbra, así que Lydia no se había molestado particularmente. Edgar continuó su explicación con calma.
-Pero no es que me hubieran salvado. El lugar donde desperté era un infierno -una ciudad al sureste de Estados Unidos-. Había sido vendido a un hombre que quería un esclavo blanco. Y una persona que estaba muerta, no era una persona. Estuve allí durante cuatro años, hasta que me las arreglé para escapar junto con Raven y Ermine. Nos escondimos en el distrito de entretenimiento, evitando a nuestros perseguidores, e hicimos lo necesario para sobrevivir.
Escuchando su heroico relato, Lydia no lo ayudó con su herida, ya que por momentos tenía aún más sospechas. A fin de cuentas, ni siquiera podía saber si lo que estaba diciendo era verdad o no.
-¿Y lo del ladrón asesino? ¿De verdad mataste a cien personas?
-Los rumores crecen y se exageran con el tiempo.
-¿Y cómo fue en realidad?
-Estábamos en el peor de los tugurios. Los chicos de mi edad robaban o vendían sus cuerpos para poder sobrevivir. Solo vivían como perros callejeros incapaces de leer, o pensar. No tenían esperanza. Pero eso era porque no sabían dónde se encontraba el dinero, o cómo podían encontrarlo y hacerse con él… o que dicho dinero no existía a los ojos del mundo y era dinero sucio que no podía usarse abiertamente.
-…Y así es como te convertiste en su amo y obtuviste el título de ‘Sir’.
-¿Te refieres a ser el rey de las ratas de las alcantarillas? Bueno, quizás sea cierto. Los reyes sólo ordenan a sus tropas. Hacen planes, envían gente, les dan armas, y le dan la orden de ir. Y en el campo de batalla, indudablemente hay muchas víctimas. Y dado que soy responsable de eso, no voy a decir que nunca he matado a nadie. Pero como no quiero que te sientas incómoda, te diré que el dinero que te di no era robado. Hice trabajos de día y usé el dinero que gané en apuestas trucadas de juego de la capital… ¡Ah! No creo que eso te interese pero, en cualquier caso, hice una fortuna invirtiendo en el negocio. Esa es mi fortuna actual. Ha crecido hasta el punto de que nadie se atrevería a cuestionar mi fortuna o que soy un miembro de la nobleza.
Lydia solo podía escuchar en silencio. Edgar hablaba como si estuviera hablando de otra persona y su expresión no cambió mientras continuaba con la historia.
-Pero soy una persona sin nombre y sin rango que se supone que está muerto. Incluso cuando se hacen negocios decentes, comercio usando el buen nombre de otra persona. Dondequiera que vaya, la marca del esclavo me persigue, y vivo en un miedo constante por las sombras de mis perseguidores.
-¿La marca… del esclavo?
-Sabes algo de ella, ¿no? La cruz que llevo… Intentabas descubrirla en el tren.
Se había dado cuenta y aún así reaccionó de aquella manera tan estúpida.
Su molestia se mostró en la cara y los ojos de él la miraron gentilmente.
-Tu reacción fue tan mona que no lo pude evitar.
¿Cómo puede decir ese tipo de cosas cuando estamos hablando de algo tan serio?
-La próxima vez, te tiraré agua hirviendo.
-No lo volveré a hacer.
-Bien. ¿Entonces tienes un tatuaje?
-No es un tatuaje, es una marca. El hombre que no me dejó morir me la puso para marcar así su propiedad. No sé de dónde viene el rumor del tatuaje pero, gracias a que otras bandas lo copiaron, ayudó a que me cubriera.
En otras palabras, hubo una serie de bandas de ladrones que copiaron a Sir John. Lo que significaba que era imposible saber quién era el responsable de los actos que dieron lugar a los rumores de un asesino despiadado. Lydia comenzó a ver las cosas de manera más favorable.
-¿Entonces quién es Gotham? ¿Cómo regresaste a Inglaterra?
-Gotham es un médico que llegó a Estados Unidos en busca de sujetos para experimentos humanos. Él quería cerebros de asesinos para sus experimentos psiquiátricos.
-¿C… Cerebros…? ¿Experimentos humanos?
-Así es. Gracias a una denuncia anónima, fui capturado y sentenciado a la horca unos días después. Gotham me cambió en secreto por otro. Debió de pagar un montón de dinero a las personas involucradas.
-¿Y acabó haciéndose con tu cerebro?
-Dices cosas interesantes.

[Sigue leyendo]

4 pensamientos en “HakuYou – Cap 3 (89-99)

  1. Albie

    De repente te amo xDDD

    Muahahaha, me encanta, de verdad que sí >O<. Si supiera un mínimo de japonés te ayudaría, pero solo sé traducir a partir de romanji (me da mareo eso la escritura kanna xDDD. Espero que sigas (siempre y cuando tengas tiempo o ganas… o ambas cosas) lo antes posible.

    Un besu~

    Por cierto, te dejo mi blog por si te interesa echarle un vistazo. Lo actualizo cada mil quinientos años más o menos, pero al menos sigue en pie TT.TT

    http://poramoralarte-albie.blogspot.com

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  2. Khardan

    Lydia me parece mu tonta.. pero déjale tirado, narices. Que es un secuestrador y un ladrón -.-

    Pero no, claro.. la ha "salvado" poniéndose en el camino de la espada… ya me extraña que no haya sido de una manera calculadora. Además, que Edgar le tenía ganas a Huskley así que no le debe haber costado mucho enfrentarse con él.

    Por otro lado, tengo que decir que me está encantando Nico cada vez más (y la historia de Edgar es emocionante T_T)

    Pero de esta parte me quedo con que Lydia es un poco tontita.

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  3. Albie

    Pues yo creo que lo que le pasa es que es demasiado buena. La personalidad de Lydia no es de mis favoritas, pero al menos creo que para esta historia es la protagonista adecuada.

    Pues se queda porque el otro la salvó y ahora se siente responsable. Es tonta, pero no nos vamos a poder quejar de que deja las cosas a medias xDDDDD

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