La ciudad del grabado

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Se encontró el hacedor en un mundo en el que nada tiene sentido.



Título: La ciudad del grabado
Título original: The etched city
Autora: K. J. Bishop
Traductor: Fabricio González Neira
Editorial: Bibliópolis
Páginas: 288
Sinopsis: Una ciudad al borde de la transformación. Unos personajes al borde de sus posibilidades.

Tras el fracaso de la revolución, el capitán de una compañía de soldados de fortuna y su cirujana se ven abocados a huir a través del desierto para salvar sus vidas. Perseguidos de cerca por el ejército, su única escapatoria es la fabulosa meseta tropical de Teleute, donde hallarán refugio. En la decadente ciudad estado de Ashamoil, Gwynn el militar pone sus pistolas al servicio de los traficantes de esclavos, mientras que Raule la curandera, truncada su esperanza de entrar en el Colegio de Medicina, se resigna a auxiliar a los desfavorecidos en un hospicio. Pero la aparición de una enigmática admiradora que envía grabados en los que aparece Gwynn demuestra que la corrupta y bulliciosa Ashamoil les reserva todavía unos destinos muy distintos.

Opinión: ¿Sabéis esa sensación de no entender exactamente qué está pasando? Pues eso es lo que os vais a encontrar en este libro, deudor de la corriente New Weird australiana. No creo que al empezar a leerlo estuviera seguro de lo que me iba a encontrar, aunque sí sé que no era esto en ningún caso. Esperaba algo extraño como Embassytown, pero lo que me han echado a la cara no tengo claro de si es algo genial, algo valiente, algo extraño y perturbador, os simplemente la autora se ha reído de todo recurso narrativo conocido.

La ¿historia? si es que podemos llamarla así, comienza con una persecución. Bueno, realmente empieza con una doctora que decide unir su destino al de un antiguo héroe que se ha convertido en asesino y ladrón, pero bueno. En cualquier caso, tras una huida por el desierto, llega una batalla y luego… luego no tengo muy claro cómo pero pasamos a las escenas en una ciudad. Y así va a ser toda la historia en sí. De repente sin tener muy claro el tiempo ni la situación te encuentras con que todo ha cambiado, excepto los dos personajes, que siguen su vagabundeo emocional, filosófico y creador por la ciudad. A partir de ahí, no puedes tener claro si se trata de un sueño inducido por la sed en el desierto o si realmente viven en una ciudad donde fantasía, irracionalidad y corrupción bailan y se dan la mano con toda tranquilidad.

Ni siquiera puedo asegurar si me ha gustado o me ha disgustado. Había algunos momentos más filosóficos que realmente resultaban un tanto agotadores, sobre todo para intentar seguir el desvarío de los personajes más allá de la página e intentar ver qué podía estar tratando en nuestra realidad. Por otro lado, la fantasía aparece en la historia y nunca tienes claro si es exactamente como te lo cuentan o están drogados los personajes o si acaso hay varios mundos que se superponen y se rozan en los que la irracionalidad, la magia, la realidad, el poder e incluso la propia creación generan al mismo tiempo tristeza, desesperación, esperanza y responsabilidad. Ya desde el momento en que Raule dice que lo que tiene es el fantasma de una conciencia, que no llega a tener fuerza como para moverla, pero que le permite analizar la realidad desde un punto de vista empático podemos ver que nada va a seguir las pautas que podemos reconocer. Así, lentamente, la autora nos va sumiendo en un mundo lleno de violencia donde lo real y lo soñado se distribuyen con la suficiente equidad como para hacernos perder el sentido de la realidad, el de lo maravilloso e incluso el de lo grotesco. Y sin embargo, su apuesta termina retornándonos a la realidad en la que la doctora cumple su cometido social, el asesino se convierte en herramienta de la misma y lo fantástico cae ante la tecnología y el raciocinio de la humanidad.

No puedo decir, siquiera, si el estilo de la obra es atractivo o no. Creo que es una traducción difícil, que está hecha con bastante tino, pero que, al mismo tiempo, te hace desear ver las construcciones inglesas para encontrar la belleza en lo grotesco, que es una de las cosas que la traducción no permite. No es un estilo sencillo de leer, ya que las metáforas y las no-metáforas unidas a una sensación de irrealidad no son sencillas de digerir. Y, sin embargo, una vez te dejas embargar por el ritmo y la profundidad del texto, sientes una especie de rumor de olas que te hace sentirte cómodo.

En definitiva, como podéis ver, no se trata de un libro sencillo de analizar, de hecho, esta ha sido una de las lecturas durante las que más he sentido «me tengo que estar perdiendo algo, porque no es normal que la trama se bambolee de esta manera». Normalmente, eso me haría abandonar la lectura, al no tener un objetivo claro, pero creo que este es uno de esos libros cuyo objetivo es el lenguaje y la rebelión contra la forma y el contenido habitual.

Impresión general
Puntuaciones
Trama: 5
Personajes: 6
Lógica: 5
Estilo: 6
Final: 6

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