Esta Hacedora encontró un mundo en el desierto, lleno de yinns y magia y no pudo más que perderse entre sus páginas
Título: La conjura de Aramat
Trilogía: La guerra de Gaiatra 1
Autora: Victoria Álvarez
Editorial: Nocturna
ISBN: 9788417834845
Sinopsis: En un país devorado por el desierto, donde la tecnología obedece las leyes de la magia y los deseos de los yinns son más que una leyenda, una sultana se casa cada noche y decapita un nuevo esposo cada amanecer. Nadie en todo Aramat parece dispuesto a alazarse contra ella; nadie excepto su propia hija.
A sus diecisiete años, la princesa Raisha está desesperada por salvar a su madre de un destino atroz. Por eso no duda en escapar del palacio con su último esposo, confiando en que la sultana acabe entrando en razón.
Pero Raisha no tarda en comprobar que las cosas no van a salir como esperaba: el hombre al que ha ayudado no es quien ella creía, el desierto esconde más secretos de los que podía imaginar y más allá de sus fronteras, donde la niebla se extiende sobre un reino de engranajes oxidados y las nubes envuelven un archipiélago flotante, la maquinaria de una guerra inminente ya se ha puesto en marcha.
Opinión: Vamos a ver por dónde comienzo yo a reseñar esto porque tiene tantísimas cosas por las que flipar, que no sé cuál elegir primero. «La conjura de Aramat» es el primer libro de una trilogía de fantasía, donde encontraremos inspiraciones evidentes de Las mil y una noches (pero sin ser retelling), steampunk y magia. Es la primera novela que Victoria Álvarez (La ciudad de las sombras, Silverville) escribe de este género y… Madre mía, cualquiera lo diría. De hecho, Gaiatra se conforma básicamente en tres reinos especializados en esas tres cosas: Aramat, Cameroth y Helial, respectivamente.
Y dicho así quizá pensaréis que está guay, pero que no entendéis por qué me parece flipante. Pues veréis, es que tiene un worldbuilding tan trabajado y tan apañado que me parece increíble que solo haya tardado dos años en confeccionarlo. Aún recuerdo a Laura Gallego decir que necesitó casi 15 años para crear Idhún y es que Gaiatra no tiene nada de lo que envidiarle… Las políticas, las religiones, los prejuicios, las conspiraciones, las profecías, los artefactos, las leyendas… Está todo tan bien descrito, sin abusar en las descripciones, y está todo tan completo, que en ningún momento te parecen cargantes; son tan naturales que parece que lo que estás leyendo es real, y no un mundo inventado. Y es que encima la edición del libro viene con mapa. Y es perfecto. Y aún quedan dos libros más para conocer el resto de secretos que esconde este universo. ¡Uf!
Comenzamos la historia con páginas en negro, donde nos relatan una historia del pasado, de cómo se originó todo. De cómo una joven decidió llevar a cabo un plan arriesgado para salvar a su pueblo… Y, durante toda la lectura, nos encontraremos en ocasiones estas páginas en negro que nos permitirán regresar al pasado para saber más de este origen y de Marjannah, la actual sultana de Aramat, que decapita a un esposo cada amanecer (primera referencia a Las mil y una noches, toma). Pero, aunque dicho así os puede resultar que este personaje es el villano, no podéis estar más errados, pues aquí no existe algo tan radical como «bien» y «mal». Todos tienen sus motivaciones y todos están justificados; simplemente tienes que conocer su historia.
Marjannah, junto a Raisha, Cordelia, Zafirah y Sheng, son los protagonistas de esta primera parte, siendo una novela coral. Las desventajas de este tipo de narraciones (donde en cada capítulo nos transportamos a un sitio nuevo, con otro personaje, dejando en suspense al anterior) es que puede resultar desesperante que te arranquen de la historia de uno para llevarte a otro sin más, queriendo quedarte a ver qué le pasa a ese primero; o que incluso «se olviden» de tu personaje favorito y tengas que armarte de paciencia hasta que le vuelva a tocar. PERO AQUÍ NO. Aquí es que todos los personajes son tan buenos y están tan bien construidos que todos ellos son favoritos (vale, quizá exagero un poco porque siempre vas a tener a alguien que te guste más que otro, pero que cada uno tiene una personalidad única y bien marcada es así y, además, ¡es que todos son carismáticos!). Existe un equilibrio tan perfecto en las apariciones que hacen que no te da tiempo a echar de menos a nadie porque estás inmersa en la historia de quien tienes delante. Aunque es verdad que hacia el final del libro sí que empecé a añorar a Sheng y Aldashir porque me parecía que hacía mucho que no salían (y la trama se había vuelto tan complicada que me preocupaba que se quedasen atrás), pero también es posible que, como se me estaban acabando las páginas, fuera porque me estaba empezando a angustiar por que no hubiera más.
En esta ilustración (que podemos ver en el libro, al final, en blanco y negro) vemos a casi todos los protagonistas de esta primera parte. He echado en falta a Zafirah porque, aunque es una niña de 12 años, su importancia en la historia es bestial, y tenía derecho a aparecer también junto al resto en la ilustración. ¡Espero que en el siguiente salga! (Si hasta sale Sir Gilroy ahí en pequeño, sobrevolando a Cordelia, por favor).
Tras ver que Aldashir, que es un espíritu encerrado en un cuerpo mecánico, está entre nosotros, ¿por qué no podemos ver a Zafirah así en las continuaciones? Es una artífice, por favor, le fliparía tener un cuerpo así… Porfaaaaa. De verdad, pobre niña.
Y, aunque ya no sé muy bien qué más decir en la reseña, ahora que he mencionado a Zafirah, me gustaría mostraros un poco del sultanato y parte de ese worldbuilding que se ha marcado la autora. Marjannah quería aprender todos los secretos de Gaiatra, desde las construcciones etéricas de Cameroth, hasta el heli, la magia de Helial. Y la Conjura de Aramat tuvo que ver mucho con esto. Tanto es así que convirtió a sus hijastras en cómplices de lo que pasó y las inculcó a cada una en un arte, dividiendo el Harén (el palacio) en varias partes: el Cuartel (dirigido por Aixa y sus guardianas), el Taller (dirigido por Itimad y sus artífices) y el Jardín (dirigido por Wallada y sus demiurgas). O lo que es lo mismo: fuerza, mecánica y magia. Ningún hombre tiene permitida la entrada al Harén y todas sus residentes son mujeres. (Aunque ahora me pregunto qué hubiera pasado si Raisha hubiera nacido hombre… ¿Hubiera tenido el mismo final que Sharr? ¿O nada de esto hubiera pasado?).
En conclusión, que voy a empezar a divagar si no: estáis ante una novela que os animo encarecidamente a leer. No solo encontraréis magia del desierto y algún que otro yinn en Aramat, sino que podréis admirar las construcciones steampunk de Cameroth o la magia de estilo oriental de Helial. Y en cada uno de esos reinos, podréis sumergiros en una cultura propia, con sus propias creencias en dioses (o en la Razón Absoluta), leyendas, política y muchas conspiraciones. De verdad, lo tiene todo. Incluso amor del que no he mencionado en absoluto porque esta novela es mucho más (aunque pare shippeos y hype os dejo mis impresiones conforme iba leyendo la novela en este enlace de TwitBookter).
Impresión general
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Puntuaciones
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Personajes: 9.5
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Amor: 8
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Trama: 9
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Descripciones: 9
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Estilo: 9
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