La Reina de los esclavos

Título: La Reina de los esclavos
Autora: Ange Gueró
Editorial: Debolsillo
Saga: La Leyenda de Ayesha (Libro III y final)
Páginas: 363
Sinopsis: El destino de los Reinos está en sus manos. Mirakani tiene a sus órdenes un creciente ejército de esclavos rebeldes. Está preparada para la guerra, pero ¿contra quién? ¿Debe unir fuerzas con el cruel Laosimba y con su traidor esposo? ¿O prefiere aliarse con los ambiguos Sakâs? Arekh ha acumulado demasiadas cuentas pendientes y los lectores de almas tienen en él su primer objetivo. Si logran capturarlo y arrancarle cierta información, Laosimba dispondrá al fin de la clave para erigirse en el líder único de los pueblos libres. En ese caso, sin embargo, la invasión de los Sakâs será imparable. Pero el advenimiento de una nueva religión, la religión de Ayesha, la salvadora de los humillados, quizá sea el enemigo más peligroso de todos.

Opinión: Muchas gracias a DeBolsillo por darnos la posibilidad de reseñar este libro, y por incluir una frase de nuestra anterior reseña en la contraportada del libro. Aviso desde ya, puede haber spoilers de los dos primeros libros de la saga, aunque intentaré evitarlos. Estamos llegando al final de una trilogía que empezó bien, avanzó en el segundo libro sin desfallecer y acaba en esta novela dejándonos algunas perlas de filosofía que ya se había atrevido a vislumbrar en los dos anteriores, pero siempre sin ser completamente clara acerca de ello. Y volvemos a empezar, igual que en los dos anteriores, en mitad de la historia. Ha pasado algo de tiempo desde el esplendoroso final del segundo libro, con ese clímax inesperado. Y volvemos a encontrarnos a todos los personajes separados… la verdad, no sé qué tiene esta autora contra mantenerlos juntitos.

Volvemos a encontrarnos con los personajes que nos acompañaron en el anterior libro, Arekh, Mirakani, Non’iama y Liénor tienen mucho que decirnos. También nos encontramos con los nuevos enemigos de la civilización: los sakâs (ni idea de cómo leer el acento circunflejo en español, por cierto) y a su rey. Pero… como decirlo… me importa muy poquito lo que le suceda a la civilización a estas alturas de la trilogía, sino que lo que me interesa es descubrir dónde van a acabar cada uno de nuestros protagonistas. Non’iama me decepciona un poco en este libro, si bien reconozco que se trata de un personaje que evoluciona según su propia lógica intrínseca. Arekh sigue siendo uno de los mejores personajes que he visto en mucho tiempo, si bien es cierto que he echado bastante de menos su faceta más… guerrera con Mirakani en este libro. Creo que se ha pasado de evolución, consiguiendo que al que lee las novelas seguidas le parezca algo forzado. En cuanto a Liénor, no se puede decir que no evolucione, aunque tampoco veo que sea excesivamente lógica en el último tramo de su evolución. En cambio Mirakani avanza de una manera sencilla en la dirección que lleva desde el primer momento del primer libro. Eso sí, seguirá cometiendo errores que la harán parecer medio lela en algunos momentos. Por no hablar de lo condenadamente egoísta que es. Pero una cosa sí podemos decir de los personajes, sus vicisitudes afectan al que las lee.

La autora se mantiene fiel al estilo con el que nos deleitó en los dos anteriores libros, dándonos mediante descripciones sencillas y claras una visión bastante completa de la acción que se desarrolla. Utiliza una especie de cámara lenta y zoom cuando las cosas se ponen interesantes. Salta temporalmente de una manera que al principio puede parecer un tanto caótica, pero rápidamente comprendes lo que sucede y en qué parte del escenario estás, claro, que también ayuda que sea el tercer libro de la saga en la que hace este estilo de saltos. Eso sí, al comienzo de la historia estás deseando saber más de la situación de los personajes que tarda en mostrarte. En cualquier caso, lo cierto es que hay escenarios mucho más interesantes que otros, coo por ejemplo todo el arco argumental de Non’iama o el de Arekh, mientras que el de Mirakani pierde muchos enteros en esta ocasión, si bien el final redime ese arco. Son historias que se entrecruzan momentáneamente, y esa es la impresión que deja, mientras que en los dos anteriores parecían historias mucho más hiladas.

En cuanto al mensaje del libro, está muy claro que se trata de un mensaje contra las cadenas de la mente. Habla muy claro acerca de que la auténtica liberación, la única verdadera, es a través de una liberación espiritual y no solo física. El personaje de Mirakani encarna precisamente esa idea de Destino superior a nosotros que nos llevaría a enfrentarnos a la difícil decisión de hacer lo correcto o aquello a lo que todos los que nos rodean nos empujan. Particularmente interesante es un momento en que uno de sus «súbditos» le dice «Ayesha no se equivoca nunca, si ha decidido alejarse de mí, es porque he hecho algo mal.» Simplemente desgarradora la evolución de ese personaje secundario a lo largo del libro. Eso, sin duda, es una de las cosas que han mejorado bastante a lo largo de la saga: el papel de los secundarios. Y es que ahora podemos encontrarnos con secundarios que, con apenas unos segundos de participación en la historia, dejan huella en la imaginación del lector.

En definitiva, volvemos a encontrarnos con un relato de fantasía bastante moderno en su planteamiento, que quizá adolece de lentitud en algunas partes, pero que en conjunto intenta transmitir un mensaje, fácilmente malinterpretable, pero que sin embargo puede ser muy interesante en esta sociedad de «dioses» y «borregos». Esta no es una trilogía en la que se pueda entender a los personajes sin haber leído con cuidado cada una de las partes y sin duda todo está hilado de una manera finísima. Además, hasta justo el mismísimo final no consigues observar el punto de inicio del primer libro. Y es que algo tienen las historias con la capacidad para hacerte preguntarte a pesar de conocer el final cuál será el camino exacto que sigan para alcanzarlo.

Impresión general	Puntuaciones
	Personajes: 8
	Acción: 8
	Trama: 8
	Filosofía: 9
	Estilo: 8