Las mocedades de Rodrigo

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Título: Las mocedades de Rodrigo.

Autora: Almijara Barbero

Editorial: Cerbero

Saga: El Cid I (Más te vale, Almijara, que solo sea el primero de una larga saga)

Sinopsis: La vida de Rodrigo Díaz de Vivar, un caballerizo esmirriado en el apogeo de su adolescencia, está a punto de cambiar radicalmente debido a una intervención mariana de lo más atípica que pondrá su mundo patas arriba. Lo primero que deberá hacer, junto a su corcel, Babieca, será convertirse en un afamado héroe de leyenda. Mientras tanto, en la corte, el reinado de Sancha I llega a su fin tras presentar batalla a la taifa de Valencia. Urraca, su primogénita, heredará su reino y el dominio de los reinos adyacentes como Emperatriz de todas las Españas. Eso si sus cuatro hermanos, cada uno con sus propias ambiciones, deciden apoyarla en su regencia.

Opinión: Así a primera vista, poco puede haber menos gracioso que la vida del Cid Campeador, ese heraldo de hispanidad y de épica al que todos, por desgracia para muchos estudiantes, hemos estudiado en algún momento. No en vano, nuestro ínclito y perseverante Arturo Pérez Reverte dedicó una novela, Sidi, a su figura… justo después de hacer una sobre perros. Que no digo que haya relación, pero mucho dice de su hispanidad quién ha escrito sobre él. Pero claro, no es de esos libros llenos de heráldica y de hombría castellana de los que vamos a hablar, sino de uno que se toma en serio a sí mismo, pero desde una perspectiva bien distinta. Y es que esta aproximación al mito del Campeador crea una visión bien distinta de ese personaje.

Podríamos pensar que es una novelita de humor, pero todos sabemos que no se puede uno reír de figuras tan embebidas en el mito fundacional de un país sin jugar con lo que esa gente quiere que el país represente. O, mejor dicho, sabemos que reírse de ello de forma natural tiene asociada una perspectiva muy clara de lo que la Nación debe representar. Y sí, en este libro te ríes, te ríes de las apariciones marianas, de los caballeros, de los reyes y de su pompa. Pero, sobre todo, te encuentras con que, puestos a contar historias sobre ellos, la sorna es mucho mejor compañera que la seriedad. Ah, claro que la novela tiene puntos de seriedad, con lso diferentes personajes y con su búsqueda de ciertos objetivos. Y en ningún momento cae en ese humor tan español del caca-culo-tetas. Se atreve a poner representación sin considerar que nadie lo fuera a ver raro y a poner a mujeres al mando de una España ficticia.  ¿Pero no son ficticias, relatos, todas las Españas?

Quizá se echa en falta más espacio para desarrollar la acción, y, desde luego, quedan ganas de esa segunda parte que la historia promete. Lo que no quita para que se disfrute todo lo que hay, simplemente deja con ganas de más, como suele pasar cuando estás disfrutando de un entrante y te dicen que la comida tardará en llegar. Y es que aquí solo tenemos la historia del origen del Cid, no de cómo llego a ser la gran leyenda. Y la propia novela nos dice que esto solo está empezando, que falta lo mejor, así que corred a haceros con esta novelita para dar motivos a la editorial y a la autora para traernos más.

El estilo juega con la jerga de los cantares de gesta y de los nacionalistas españoles para darles con un canto en los morros y que vean que su lenguaje roza lo ridículo, aunque siempre desde un respeto muy especial, que muestra el cariño por esos textos (a los originales, no a los revertianos) que siente Almijara. Y es desde este cariño que puedes hacer bromas y que puedes burlarte de sus fallos. Porque, al final, solo cuando entiendes lo que están intentando hacer puedes subvertirlo de una manera tan sublime.

En definitiva, quiero más. Creo que ese es el verdadero problema de esta novelita, que deja con demasiadas ganas de más. Más descripciones de los combates del Cid, más escenas con su mascota, más charlas entre las apariciones, más momentos de los hermanos, más momentos de Jimena. Pero claro, tienes que saber que te estás acercando a una novelita corta, y es lógico que te quedes con ganas de más, porque no hay espacio para ponerlo todo. Eso sí, ¿lo que hay? Canela en rama.

 

Impresión general

Puntuaciones

Trama: 8

Longitud: 6

Humor: 8

Estilo: 8

Personajes: 9

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