Los hacedores capítulo 3 parte 2

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Nueva entrada de los hacedores. Que la disfrutéis


Alexia se volvió hacia su hermana para descubrir qué había causado ese miedo. Se movió asombrada hasta situarse al lado de Bra, observando cómo la gente de las tiendas más cercanas se quedaba esperando, formando una especie de muralla desde donde ellas miraban.
Khardan se masajeó un poco el cuello antes de acercarse.
─Oh, qué bien. Un comité de bienvenida, ¿no deberíamos acercarnos? ─dijo con una sonrisa. Empezó a avanzar hacia las tiendas con total tranquilidad, con cuidado para no tropezarse al bajar.
Justo a la mitad de la línea de gente apareció entonces un hombre montado a caballo. Su estampa era auténticamente aterrorizadora. Se erguía sobre el caballo, con el rostro mostrando claramente lo peligroso que era contrariarle y en sus ojos una mirada despectiva hacia Khardan. Sus brazos, relajados sujetando las riendas del caballo, mostraban la fortaleza que le aupaba por encima del resto de hombres del grupo. Su cabello negro, largo y recogido en una coleta, le pareció bastante extraño a Khardan. En su mente, había comenzado a asociar a este hombre a una figura histórica de la antigüedad: Atila. Era claro, con solo verle, que no necesitaba del caballo para que su altura destacase sobre el resto. En su espalda, se veía sobresalir el mango ominoso de una espada.
Empezó a avanzar al trote en dirección a Khardan, que cada vez ralentizaba más su paso. Alexia y Bra se apresuraron a ponerse a su altura. Cuando el caballo llegó hasta Khardan, un resoplido del caballo tuvo su espejo en el resoplido despectivo que su dueño les dirigió. Alexia, todavía con toda la ira pugnando por salir, respondió a su mirada sardónica irguiéndose y mirandole con orgullo. Mientras tanto, Bra estaba afanándose en pasar desapercibida y Khardan miraba asombrado al caballo. Era un ejemplar magnífico, con sus músculos marcándose claramente, y un porte orgulloso, a pesar del peso de su jinete. De color marrón, tenía una mancha blanca en mitad del lomo.
Por unos momentos se quedaron todos completamente parados, Alexia mirando a los ojos al tipo, a pesar de tener que levantar la mirada, Khardan mirando al caballo a los ojos y Bra detrás de Khardan, con las manos escondidas tras la espalda. El hombre sacó la espada sin mediar palabra y se bajó del caballo. Se acercó a Khardan, tanto Alexia como Bra se tensaron momentáneamente. Khardan acercó la mano al caballo para acariciarle y, según le tocó el caballo bajó la testuz, haciendo una especie de reverencia a Khardan.
El guerrero se situó ante Khardan, que estaba ocupado acariciando al caballo, y, con un suspiro, colocó la espada en horizontal sobre las palmas de sus manos. Khardan dejó en ese momento de mirar al caballo y se giró hacia el guerrero. Al ver la espada dio un respingo.
─Gra, ambi bujarr, pol jurrta hya kihuta ─dijo el guerrero con voz clara para que lo oyeran desde lejos.
Alexia miró a Bra. Ninguna de las dos entendía lo que decía el tipo, pero no sonaba amenazante. Claro que… tampoco sabían cómo juzgar el hecho de que ofreciese su espada a Khardan. Sobre todo dado que era evidente que físicamente Khardan no tenía ninguna posibilidad contra ese tipo.
Khardan, por el contrario, tenía los ojos muy abiertos ante las palabras que le habían dicho. No entendía por qué, pero sabía cuál tenía que ser su respuesta. Y sin embargo… no sabía realmente qué idioma era. Por eso no estaba seguro de si decir lo primero que le venía a la cabeza o hacer un gesto de incomprensión. Dado que la espada además parecía realmente afilada, y que el mastodonte que la portaba no había hecho ningún gesto amenazador, decidió responder con lo que sentía que era lo correcto. Acercándose, le dijo:
─Mar, jurrta hya gurruta, miaako tremana.
Alexia y Bra miraron a Khardan, asombradas por la tranquilidad con la que había pronunciado esa frase tan rara. Su sorpresa aumentó cuando Khardan se acercó y cogió la empuñadura de la espada durante un segundo antes de volver a soltarla.
Alexia susurró a Bra:
─Ahí hay algo que no me esperaba. ¿Crees que realmente ha hablado en ese idioma?
─Lo descubriremos según la reacción de ese guerrero ─respondió Bra con un escalofrío.
El hombre se levantó y, con una sonrisa, enfundó la espada a su espalda. Abrió los brazos y envolvió a Khardan en un abrazo de oso. Khardan no dejó de intentar zafarse del abrazo durante el tiempo que este duró, que fueron unos minutos.
De repente, según le soltó el hombretón, vio como toda la gente se dirigía hacia ellos, con sonrisas en la cara. Les llevaron a rastras hacia el centro del grupo de tiendas, donde había unos pocos hombres preparando algo de comida. Parecía una especie de ciervo haciéndose sobre el fuego.
Khardan mantenía una sonrisa en su rostro mientras que Alexia y Bra estaban incómodas en la situación, dado que no entendían a nadie y la cacofonía de las voces se hacía insoportable en la cueva. Les dejaron ante la hoguera, y toda la gente les rodeaba, sin llegar a tocarles. Todos los hombres les miraban con una especie de adoración en sus ojos.
En ese momento salió de la tienda más grande, cercana a la hoguera, un hombre anciano. Con unos ojos azules penetrantes y un cuerpo ágil a pesar de parecer decrépito, se acercó a Khardan. Levantó el bastón con un gesto que Alexia y Bra sintieron amenazante, pero al que Khardan respondió con un asentimiento, aunque mostraba claramente su confusión en su rostro.
El anciano gritó unas palabras ininteligibles. Para terror de Alexia, Bra y Khardan empezó a brillar de un color azul claro. Si no salieron corriendo fue porque la gente no les dejaba ningún espacio por el que salir. El anciano acercó la mano a Khardan. Él intentó esquivarle, pero no tenía mucho espacio para apartarse, aparte por supuesto de que no quería ofender a esta gente. Cuando el anciano le tocó, el azul cielo empezó a extenderse por la piel de Khardan. Sus ojos se abrieron con la sorpresa e intentó mover el brazo, tanto para zafarse del hombre como para expulsar lo que le estuviera cambiando de color.
Alexia y Bra empezaron a moverse hacia la gente que les bloqueaba el camino, al ver lo que le estaba sucediendo a Khardan. Pero los hombres se cerraron en banda, impidiéndoles escapar por allí. Solo quedaba aceptar lo que quiera que fuera que el anciano hubiera decidido hacerles. Con un gesto estoico, Alexia se puso delante de Bra, cubriéndola, para ser la primera en exponerse al contacto del azul anciano.
El azul les estaba cubriendo lentamente, ya había cubierto por completo a Khardan, y le quedaba poco para cubrir a Alexia y a Bra cuando se dieron cuenta de que empezaban a entender lo que mascullaban los hombres. Algunos hacían comentarios salidos de tono, debido a la longitud del viaje de caza que llevaban y la aparición de dos mujeres en mitad de ellos. El jefe, o por lo menos aquél a quien ellos consideraban el jefe, riñó a esos hombres y amenazó con hacer cosas muy dolorosas a quien se propasase.
Se miraron los tres asustados, acababan de presenciar auténtica magia.
─Juraría que ahora les entiendo como si me hablasen en castellano ─dijo Bra, mostrándose recelosa.
─No eres solo tú ─dijo Alexia─. Yo también soy capaz de comprenderlo todo. Esperemos que no sea ningún problema.
El anciano se giró hacia ellas y les hizo un gesto para que se callaran.
─Ellos también nos entienden ─susurró Khardan─. Ahora callaos para que el anciano pueda terminar con el ritual de aceptación.
─¿Cómo sabes que se trata de eso? ─preguntó Alexia.
─Porque nadie le da la capacidad de hablar su lengua a alguien que después vaya a eliminar, ¿no crees? ─respondió en un susurro sarcástico Khardan.
Alexia se enfurruñó ante esta respuesta, mientras el azul seguía cubriéndoles. Cuando por fin terminó de cubrirles a los tres, el anciano hizo un par de movimientos con el bastón, y la luz se desperdigó por toda la habitación, iluminando durante unos segundos como si una bomba hubiera sido lanzada justo donde se encontraban.
─Ahora ya podemos hablar ─dijo el anciano tranquilamente─. Pero primero, vamos a celebrar la llegada del Gra a nuestra tierra.
Como los tres estaban todavía recuperándose de la experiencia, e intentando comprender lo que estaba sucediendo a su alrededor, ninguno se atrevió a decirle al anciano que su hechizo no parecía haber funcionado del todo. Además, el estómago de Alexia se encargó de recordarles, y de decir a cualquiera de los hombres que estuviera lo suficientemente cerca, que llevaban bastante sin comer, y vendría muy bien aprovechar esa comida.
Así pues, se acercaron al lugar donde todos se estaban colocando, que era una especie de piedra en forma de U alrededor de la hoguera. Cada hombre buscaba un sitio que parecía tener asignado desde mucho antes. El anciano les indicó su sitio amablemente levantando el bastón para llamar su atención. Había tres sitios vacíos a su alrededor.
─Los invitados y el Gra tienen que comer a la cabecera de la mesa ─gritó el anciano con voz fuerte.
─Chicas, creo que el Gra es el chamán ─susurró Khardan hacia ambas ─. No podemos hacerles un feo y sentarnos lejos del anciano, además, qué más da donde nos sentemos.
─Pero allí nos podrán ver todos y no tendremos ninguna vía de salida fácil ─respondió Bra, que había estado estudiando la disposición y se había fijado en unos hombres que parecían estar guardando cada una de las salidas de la plaza.
─Por lo general, las tribus nómadas dan veinticuatro horas de hospitalidad antes de dedicarse a matar a sus invitados ─dijo Khardan mientras se dirigía tranquilamente hacia el anciano.
Las dos chicas le miraron asombradas por su tranquilidad ante la situación en la que se encontraban.
─Será mejor que estemos preparadas, por si se presenta el momento en que ya no somos bien recibidas aquí ─dijo Alexa quedamente a Bra.
─Siempre podremos utilizar uno de los cubiertos como arma ─respondió Bra con un suspiro al mirar a los tipos que custodiaban las salidas.
Cuando llegaron donde se encontraba Khardan, que ya estaba hablando con el anciano ante un trozo enorme de carne de venado asada, escucharon parte de la conversación.
─…. Mañana, nos levantaremos temprano para llegar a nuestra aldea antes de que se ponga el sol. Allí, habrá una fiesta diez veces mayor que esta ─decía el anciano con alegría a Khardan.
Khardan sonrió al anciano y enganchó la carne con la mano. A pesar de quemarse no hizo ningún tipo de comentario, le pegó un mordisco y arrancó un trozo que se tragó tranquilamente.
─¿No tienen nada con lo que regar este suculento manjar? ─preguntó Khardan al anciano.
─Tenemos agua fresca e hidromiel ─dijo el anciano con una sonrisa ─. Esta fiesta tiene que durar todo el día, así que disfrutad de esta comida.
Khardan miró extrañado al anciano.
─Acaba de amanecer, ¿no sería mejor empezar el viaje ahora, en vez de esperar a mañana? ─preguntó Khardan impaciente.
Alexia y Bra miraron a Khardan asombradas por su imprudencia al hablar de ese modo al anciano. «Alguien debería darle clases de diplomacia» pensaron «Generalmente, es mala idea contrariar al que da órdenes a los que llevan las armas»
─No, no podemos. Uno de nuestros jóvenes sigue en su Búsqueda de Tótem. Nos ha traído hasta aquí, y el espíritu le dijo que tenía que dejarnos aquí y salir en su busca ─dijo el anciano muy seriamente.
Alexia miró a su alrededor una vez más, solo había hombres en el campamento.
─Perdóneme anciano, pero no veo ninguna mujer con ustedes. ¿Dónde están las mujeres de su tribu? ─preguntó extrañada.
─Al viaje totémico no puede venir ninguna mujer. De hecho, el hecho de que vosotras estéis aquí, a pesar de que seáis compañeras del Gra es un tanto molesto para los espíritus. Por eso, mañana os enviaré con una escolta de los mejores guerreros en dirección a la aldea, haya venido o no nuestro joven compañero ─respondió el anciano. Se notaba que no admitía discusión alguna.
Khardan miró al anciano.
─Si ellas se van, yo voy con ellas ─dijo con un tono que no admitía réplica.
El anciano le devolvió la mirada.
─No. Tu lugar está aquí con nosotros, esperando al cazador del espíritu. Será muy importante para él y para su destino que le recibas cuando llegue ─dijo con la total seguridad de que Khardan no podría tentar a la suerte desobedeciéndole.
Entre tanto, parecía un día de auténtica fiesta, con representaciones de distintas cazas llevadas a cabo por los distintos grupos de hombres. Se notaban las distintas afinidades, cada grupo tenía una efigie distinta en su zona de la mesa, menos el anciano y unos jóvenes muy nerviosos del extremo derecho de la mesa, que miraban nerviosos al resto de los grupos.
Alexia, Khardan y Bra decidieron disfrutar todo lo que pudieran y escuchar lo máximo que pudieran para ver si podían aprender algo interesante de los distintos grupos. No había mucho movimiento entre los distintos grupos, pero al ser ellos los invitados del anciano parecían tener libertad de movimiento entre los grupos.
Pronto quedó claro que no era una división familiar, había hermanos en distintos grupos así como amantes separados. No parecía que fuera ningún tabú en el grupo. En un momento dado, cuando Khardan estaba hablando con unos que estaban en una parte de la mesa en la que la efigie, una pequeña estatuilla de barro representando un tigre agazapado, le dijeron que representaba un auténtico orgullo. Se consideraban los mejores cazadores, casi un grupo de élite. Todos ellos tenían grandes historias de caza contra distintos depredadores. Alexia mientras tanto, estaba charlando amigablemente con los jóvenes que estaban separados del resto. Uno de ellos le explicó:
─Esta es la caza que representará para él qué clase le acogerá. Ninguno de nosotros había oído de cazas que llevasen a adentrarse en la Gran Caverna. Y algunos pensamos que vosotros sois su caza. Lo cual le convertiría en una persona única. Aún así, ha tenido mala suerte, si no hubiese soñado ayer que tenía que marcharse en solitario para completar la caza, ahora mismo habría sido señalado claramente como finalizada su caza.
─Entonces, vuestra situación social depende de la caza espiritual ─dijo Alexia escéptica.
─No. Nuestra situación social depende de la mujer que tengamos. Sin embargo es muy importante el grupo al que perteneces. Es una muestra muy clara de lo que puedes ofrecer a una mujer, porque solo el espíritu más afín a una persona permite que esa persona le cace durante su caza espiritual ─respondió el chico.
Alexia le miró con escepticismo.
─¿Qué es esa caza espiritual de la que hablamos? ─preguntó intrigada.
─Es el paso de niño a adulto. Cuando uno está preparado tiene un sueño, en el que el espíritu le dice a quienes tiene que llevar consigo cuando emprenda la caza. Generalmente, son dos o tres compañeros que después de esa experiencia se convierten en compañeros completamente inseparables, sean cuales sean sus grupos. Pero esta vez ha sido muy distinto, prácticamente hemos venido todos los hombres. El Espíritu sabía que vendríais y que nos necesitaríais. En cualquier caso, una vez durante el viaje, se tienen que superar una serie de pruebas. Si el Espíritu te considera digno, te encontrarás frente a frente con el animal que te representa. Ahí es donde pueden suceder cosas muy distintas. Pocos de los nuestros mueren en sus cazas espirituales, pero alguna vez ha sucedido. Y el caso de este cazador no es muy alentador, a pesar de distinguirse en todos los aspectos, no es muy normal que el Espíritu le diga que tiene que viajar solo los últimos pasos.
Mientras Alexia preguntaba por el ritual, Bra preguntaba por el cazador en sí. Estaba en una mesa cuya efigie representaba un lobo a la defensiva.
─¿Y quién es este cazador? ¿Por qué no decís nunca su nombre? ─preguntó extrañada ante la costumbre de no decir su nombre. Todo el mundo le llamaba simplemente el cazador.
─El nombre se gana después de la caza. Incluso ahora, esos jóvenes de allí no tienen nombre. Son simplemente jóvenes. Nosotros, sin embargo, tenemos nombres. Yo soy Lupo, él es Canius y ese tan peludo es Jaskus. Así, nosotros tenemos una individualidad que nos permite tomar decisiones del pueblo ─dijo un tipo bastante barbudo y que enseñaba los colmillos al sonreír.
Bra no sabía exactamente qué decir.
─Pero… ¿tendrá familia, no? ─dijo Bra, intentando conseguir saber algo del misterioso cazador.
─No, se trata de un joven al que encontramos de niño vagando cerca del río. Nadie sabía de dónde vino, y cuando nos acercamos al otro pueblo para preguntar, nos dijeron que no le habían visto nunca.
─Oh. Bueno, y como no tiene nombre, nadie se ha molestado en conocerle ─respondió para sí misma.
─Hasta que no se gana el nombre, no tiene ningún interés para nosotros. Aunque era el ayudante más solícito de Tabert ─dijo Canius.
El anciano, antes de que se separasen para conocer al resto de la gente, se había presentado como Tabert.
Al final de la noche, cuando ya la hoguera se había convertido en unas ascuas y estaban todos rendidos después de un día de fiesta y alegría, les prepararon una de las tiendas a las dos chicas, mientras que Khardan tuvo que apañárselas con una piel en el suelo para dormir.
En sus sueños, que le había costado alcanzarlos debido a la dureza de la piedra, vio a un joven que se enfrentaba contra una enorme sombra felina. Supo que no era un sueño corriente, y una voz le urgió:
«Tienes que irte a buscarle, no está seguro. Debías haber llegado ayer, por eso me vi obligado a enviarle solo. Solo tú puedes salvarle.»
En silencio, para no despertar a nadie y que no hicieran ninguna pregunta acerca de su destino, Khardan se levantó y se dirigió hacia donde su instinto le decía que se encontraba el cazador. Antes de abandonar la aldea, se acercó a uno de los guardas, que estaba dormido, y le quitó la espada que colgaba se su cinto mientras estaba apoyado en su lanza.
«No le dejo desarmado, pero si necesita mi ayuda el chico ese, es probable que necesite esta espada»
Era un filo basto de cobre, deslucido. Probablemente no sería muy eficaz contra ningún enemigo, pero era mejor que ir completamente desarmado. Así, siguió avanzando cada vez más rápido y preocupándose menos del ruido, puesto que la distancia hasta el campamento haría muy difícil que le localizasen, a pesar de los múltiples ecos que dejaba su carrera a su paso. Una hora después, le vio a lo lejos. Su cabellera negra larga contrastaba con su pálida piel. Tenía un cuerpo bien formado, debido claramente a la cantidad de tareas que su orfandad le había proporcionado en la aldea. Desde donde se encontraba, Khardan podía distinguir la sombra que se cernía amenazadora sobre él, pero el joven caminaba al acecho de alguna otra presa, dándole la espalda a la sombra.
Khardan empezó a caminar más lentamente, para evitar ruidos que molestaran al joven en un momento tan importante de su vida. Conforme alcanzó el pie de la colina en la que se encontraba la sombra, pudo ver que no se trataba de ningún animal que el asociase normalmente a los felinos, sino que se trataba realmente de una sombra con unos ojos verdes brillantes. No podía permitir que ese joven pereciera en sus garras así que, justo cuando la sombra estaba ya preparada para saltar, Khardan le lanzó una piedra. La piedra la atravesó, pero distrajo su atención y llamó la atención del joven. El joven se dirigió rápidamente hacia donde se encontraba la sombra, mientras que Khardan se preparaba para combatirla como buena mente pudiera.
«Si la piedra la ha atravesado… no creo que nada físico pueda hacerle verdadero daño… supongo que lo mejor que podríamos hacer es huir»
Khardan enarboló la espada, con tal inexperiencia que le hizo sujetar el mango con las dos manos y colocarla con la punta hacia lo alto, dejando descubierto toda su parte inferior. Un juguetón arañazo, hecho más para jugar con su comida que realmente para herir, hizo que se percatara de esto de la manera más dolorosa. Entonces se agazapó, preparando la espada con una mano, mientras con la otra tentaba el suelo para no tropezarse. Cada vez que un garrazo intentaba darle, él golpeaba la garra con la espada, haciendo que se esfumase la garra durante unos valiosos segundos que le libraban del lacerante dolor que había sentido en el primer golpe.
Cuando vio el rostro del joven asomar por la parte superior de la colina, Khardan no pudo sino molestarse. ¿Para eso le había salvado? ¿Para que ahora los dos perdieran la vida inútilmente?
Entonces se percató de que el arma del joven no brillaba. De hecho, no era más que un manchurrón oscuro. Debía tratarse de un arma preparada especialmente para enfrentarse contra estas criaturas. Era una espada completamente negra.
Khardan rezó para que esa interpretación fuera la acertada, porque su brazo se empezaba a cansar, ya que no estaba habituado a esta clase de ejercicio, y la sombra no mostraba ningún signo de cansancio, si acaso, de aburrimiento. Parecía estar ponderando si acabar el juego en ese mismo instante o jugar un poco más con su presa.
En ese momento, cuando la bestia ya se había cansado de jugar con Khardan, cuyo brazo estaba en las últimas, el joven saltó desde detrás de la sombra y le cayó encima, clavándole la espada en la cabeza. Resultó un movimiento relativamente infructuoso, porque, aunque la espada se clavó en la cabeza, acabando con la “vida” de la sombra, el joven se golpeó duramente contra el suelo al atravesar la sombra.
Khardan se acercó rápidamente al joven. Respiraba bien, y cuando se dio la vuelta estaba sonriendo.
─¿Lo has visto? He matado una sombra. Seré famoso ─dijo el joven.
─Sí, lo he visto. Aún no puedo entender cómo se puede matar a una sombra. Pero un sueño me dijo que viniera y te dijera unas palabras: “Tu destino yace lejos de aquí, en compañía del fuego y del acero viajarás hasta tu origen y allí descubrirás lo que más ansías” ─le dijo Khardan, todavía asombrado y sudoroso por la lucha.
─No. No puede ser. Se suponía que después de esto tendría una vida normal. Ya tengo mi nombre elegido y todo.
─No te molestes. Tu nombre es Kai ─dijo Khardan ─. Ese es el nombre que te has ganado al luchar contra las sombras. Pero tu lucha no ha acabado, Kai. Yo no quiero ir más de lo que tú quieres, pero no tengo más remedio que pedirte que me acompañes.

3 pensamientos en “Los hacedores capítulo 3 parte 2

  1. Alexia Aikawa

    Uhm… Es cierto que esto empieza a mejorar por momentos y que cada vez más se pone interesante (y no, no es por "eso"). Al menos ya no me imagino una isla desierta, sino algo más oriental. Es un logro xD
    Tengo que volver a releer el tema del viaje, la caza y todo eso de los espíritus porque no me he enterado muy bien, pero promete…

    Por un momento me he imaginado que seríamos el harem personal del Gra este >.> De hecho, seguro que nos haces vestir con velos y esas cosas (pero a lo seda de color, no negro).

    Y ahora, irremediablemente, es cuando intervengo con la aparición del gran Guerrero sin nombre. De hecho, en una palabra te diré: NO.
    Ese no es Kai. A no ser que tenga 10 años (que por tu bien más vale que no) no tendría esa actitud tan jovial e ingenua. Ah, ¿y qué es eso de que tiene el pelo negro? No te inventes cosas. Al igual que tienes que respetarnos a Bra y a mí, también tienes que hacerlo con él. Chupas demasiada cámara, Khardan. ¡Hum!

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  2. Bra

    Si hay algo que odio es que se vaya la luz cuando estoy escribiendo algo largo, como en el caso de este review. No me ha pasado solo una vez o dos, no. Tampoco me ha pasado solo un día o dos, no. Llevo intentando dejar un mensaje desde hace….y siempre ocurre algo. Así que hoy ya estoy harta y me temo que será corto el review (además para las cosas con sentido que digo…)

    Esto cada vez da giros más raros. ¿Qué será lo próximo? ¿marcianos?¿viajes en el tiempo?¿poderes? xD ya no sé que esperar.
    Que tranquilo está Khardan, y que buena idea tranquilizar a las chicas con las 24 horas de hospitalidad ¬¬, eso es humor negro ¿no? xD
    Aunque hay cosas que me chocan, con la idea que tengo de tribu nómada eso de tener cubiertos…No me parece una idea muy espabilada por parte de Bra xD
    Sí, las chicas son listas (no contrariar a los que llevan armas), Khardan creo que sigue pensando que están muertos.
    En parte veo una cierta idea misógina, mmm, mejor dicho machista, pero por otra se me contradice al leer la explicación que el joven le está dando a Alexia sobre la situación social. No sé… ¿Algún tipo de aclaración?
    Curioso que los nombres parezcan relacionados con el tótem en cuestión, lo digo por el caso de los lobos.
    Lo de Kai ha sido bastante increíble. Yo tampoco lo asocio con el Kai original, pero quizás sea distinto o no sea el Kai de verdad. Lo del pelo…un tipo con el pelo azul no parece algo muy normal en una tribu nómada, ¿no?
    Por cierto…yo me apunto a lo de los velos xDDD *¬*

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