Título: Los Reinos Rotos
Autora: N.K. Jemisin
Editorial: Minotauro
Saga: La Trilogía de la Sucesión II
Páginas: 375
Sinopsis: En Sombra, la ciudad bajo el Árbol del Mundo, los callejones transpiran el trémulo brillo de la magia y los hijos de los dioses viven entre los mortales. Oree Shoth, una artista ciega, acoge a un hombre extraño obedeciendo a un impulso. Este acto de generosidad la arrastra a una conspiración de pesadilla. Alguien, por algún medio desconocido, está asesinando a los mismos hijos de los dioses y dejando sus cadáveres profanados por toda la ciudad. Y el inquilino de Oree parece ser la clave del misterio…
Opinión: Nos encontramos ante la segunda parte de la trilogía de la Sucesión. El primero fue Los Cien Mil Reinos. Como en aquel, una de las cosas que más nos van a llamar la atención es la voz escogida para narrarnos la historia, así como el motivo de que cuente dicha historia. Lo mejor, que, a pesar de ser casi la misma historia, tiene las suficientes diferencias, tanto en los personajes como en la trama en sí como para no resultar ni repetitiva, ni mucho menos completamente predecible, si bien yo tenía bastante idea de por dónde iba a ir la historia supongo que tiene que ver con al capacidad para calar a una autora a la primera. Más allá de eso, descubriremos varias cosas acerca del universo que nos mostró tan vívidamente Jemisin en el anterior volumen.
Una de las primeras cosas que descubriremos acerca de nuestra protagonista es que es ciega. Y ahora os preguntaréis, ¿cómo se las apaña para realizar descripciones tan completas como las que hacía en el anterior libro? No lo hace. En este libro vamos a tener unas descripciones mucho menos vívidas, mucho menos dirigidas hacia el color y más hacia la forma, lo que de alguna manera conseguirá que empaticemos con mayor facilidad con la voz narrativa. Por otro lado, también descubriremos que no hace mucho que terminaron los sucesos acaecidos en el anterior libro, pero que ya desde mucho antes había fuerzas que preparaban la confrontación de la que seremos testigos en este libro. Al fin y al cabo, el anterior era prácticamente autoconclusivo. Y lo mismo nos va a pasar con este libro. No es necesario leerse el anterior para entender lo que sucede en este, aunque sí es interesante porque nos da otra perspectiva de cosas que descubrimos antes. Y es que una de las partes con las que juega esta autora con mucho acierto en esta trilogía es con las diferentes perspectivas que nos aporta cada personaje. Ninguno de ellos está libre de prejuicios, sino que todos están preparados para mostrarlos y dejarse influir por los demás.
Otra cosa relacionada, pero al mismo tiempo que no guarda una relación completa, es la forma en que tiene diálogos perfectamente llevados en cuanto al tiempo y a la potencia de las respuestas. Y también el ritmo con el que las emociones se desarrollan. Volveremos a tener saltos entre pasado y presente, como en el anterior libro, esta vez menos marcados pero de una importancia capital para comprender a los distintos personajes. En algunos casos incluso veremos saltos temporales más grandes que los habituales. Por ejemplo, saltando tranquilamente hasta la infancia de la narradora, que, por cierto, añadirá pequeños comentarios en algunos de los capítulos, de manera que quede muy claro que estamos ante una narración parcial, y participativa, de los eventos. Es decir, no tenemos a un narrador apartado de la acción, sino a un narrador que está viviendo los hechos, o que por lo menos ha vivido, en pasado, algunos de ellos. No solo eso, sino que veremos de una manera completamente distinta algunas de las escenas si prestamos atención a lo que nos dice la narradora, puesto que nos creará unas expectativas que, de otro modo, nunca llegaríamos a tener.
En cuanto a los personajes que no son la narradora, podemos destacar a tres muy importantes y que, sin lugar a dudas, tienen muchísimo efecto en la vida de la protagonista. Por un lado el hombre que vive con ella, del que iremos descubriendo lentamente detalles, aunque a nadie, o a muy pocos, le sorprenderá tanto como a la narradora su identidad secreta. Este será uno de los personajes que más evolucione, y al que más nos descubramos buscando en el texto, para intentar de esa manera descubrir algún detalle más en que crezca y evolucione. Tengo que decir que su evolución es lentísima, cosa que tiene sentido, no os creáis. Por otro lado, tendremos a Madding, al que nos costará bastante cogerle el punto, pero que sin embargo se convertirá rápidamente en uno de los personajes más queridos de la historia. Hay que tener en cuenta que de muchos personajes solamente tendremos una descripción especialmente sencilla, ya que solo son sombras para Oree.
En definitiva, un libro con un estilo un tanto peculiar, pero que, sin embargo, alcanza con facilidad al lector y consigue hacerle empatizar con Oree. También desespera en ocasiones, sobre todo si te has leído el anterior, porque hay ciertas cosas que sabes y puedes predecir con facilidad, mientras que la narradora no conoce ni tiene la educación para saberlo. Esto hace que en ocasiones te asombres de la cantidad de cosas que no sabe. Un libro altamente recomendado que demuestra a las claras que no toda la fantasía está escrita con el mismo estilo. Eso sí, hay que darle una oportunidad para descubrirlo.
Impresión general
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Puntuaciones
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Personajes: 8
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Misterio: 8
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Trama: 8
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Filosofía: 8
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Estilo: 9
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Tengo que conseguir esta trilogía *_*
Gracias por tu opinión.
Besos ^^
Esta trilogía me llama muchísimo la atención, tiene una pinta estupenda *O*
Un beso!
Tengo muchas sagas empezadas ahora mismo! Quizás más adelante me interese por esta trilogia! Mil besos!!
Tengo el primero, y me pondré con él en breve… y más después de esta reseña… 😀
Gracias!
Hola!! La verdad es que a mí no me ha gustado tanto como a ti pero también creo que ha sido un poco culpa de los exámenes y de tener poco tiempo para leer y meterme en la historia
Un beso!!