Hace unos días recibimos una petición de traducción de un libro basado en Orgullo y prejuicio. Por supuesto eso levantó nuestro interés y tras ver que el libro era bastante cortito, decidimos seguir con la «tradición» de hacerla, pues todo lo que tenga que ver con el clásico austeniano tan maravilloso como este, merece la pena. Por eso mismo, y sin más preámbulos, os presentamos Austenland.
Si queréis saber de qué va esta novela, entrad en su ficha. Si no, disfrutad del prólogo.
Prólogo
Es una verdad universalmente aceptada que una mujer treintañera en posesión de una carrera satisfactoria y un peinado fabuloso, debería necesitar muy pocas cosas. Por eso mismo, se consideraba que Jane Hayes, alguien lo suficientemente hermosa e inteligente, tenía todo lo que podía querer en la vida: sin ningún novio a la vista y, en el caso de que hubiera alguno, iba y venía en un flujo regular de mutua insatisfacción. En fin, así es como eran las cosas, ¿no?
Sin embargo, Jane tenía un secreto. Durante el día, luchaba, almorzaba, mandaba correos electrónicos, hacía horas extras, llegaba justa a las fechas de entrega pero, algunas veces, cuando tenía tiempo para salirse de la rutina aplastante del servicio de envíos, se relajaba en su sofá heredado, graduaba la intensidad de las luces, encendía su televisión de nueve pulgadas, y se daba cuenta de lo que le faltaba.
Algunas veces veía Orgullo y Prejuicio.
Ya sabéis, esa versión de dos DVD’s de la BBC, que protagonizaba Colin Firth como el delicioso señor Darcy, y esa agradable y pechugona actriz inglesa como la Elizabeth Bennet que todos nos hemos imaginado siempre. Jane veía y reveía la parte en la que Elizabeth y el señor Darcy se miraban por encima del piano, y surgía ese momento mágico en el que su rostro se endulzaba, y él sonreía mientras su pecho se hinchaba como si respirara solo cuando la veía a ella, y sus ojos brillaban tanto que casi podías pensar que fuera a llorar… ¡Ah!
En cada ocasión, el corazón de Jane resonaba, se le ponía la piel de gallina, y eliminaba esa cosa que sentía en el estómago con un tazón de algo tentador pero diabólico, como por ejemplo de Chocokrispies*.
Esa noche, ella soñaría con un caballero cuyo sombrero se pareciera al de Abraham Lincoln, y después por la mañana se reiría de sí misma por ser tan patética y sopesaría la idea de deshacerse de esos DVD’s y de todos los libros que tenía de Austen, en una tienda de segunda mano.
Cabe decir que nunca lo hizo.
Esa molesta versión cinematográfica tenía la culpa. Por supuesto, Jane se había leído por primera vez Orgullo y Prejuicio a los dieciséis años, y se lo había leído docenas de veces desde entonces. De igual manera, también se había leído el resto de novelas de Austen al menos dos veces, excepto La abadía de Northanger, por supuesto. Pero no fue hasta que la BBC le puso rostro a la historia de esos caballeros de ajustados pantalones, que salieron de su imaginación lectora para convertirse en esperanzas reales. Liberada del divertido, perspicaz y cínico narrador austeniano, la película se había convertido en un auténtico romance. Y Orgullo y Prejuicio era el romance más asombroso, que le dejaba el corazón en un puño; clavándole un cuchillo en el alma a Jane y dándole escalofríos.
Era embarazoso. En ningún caso querría que siguiéramos hablando de ello, así que prosigamos.
*N/T: En el original hablaba de los Cocoa Pebbles. Unos cereales de arroz inflado con chocolate anunciados por Fred Flinstone (Pedro Picapiedra). Como nadie la conoce en España, me he tomado la licencia de coger una marca más conocida para los españoles.
Muchas gracias por traducir esta novela! *-* De hecho estos días ando viendo la serie de la BBC, y la verdad es que he tenido un flechazo con Colin Firth (L) jajaja
Estaré atenta ^^
¡Un beso!
Es que la versión de la BBC está genial *O*
Gracias por traducirla, solo el prólogo ya llama muchísimo la atención y te deja con ganas de seguir leyendo!
Estaré atenta a esta traducción ^^
Un beso!
Gracias al equipo de traducción y edición. Si no es mucho pedir, ¿cuándo creen que los podrán terminar?
Gracias por el trabajo, siempre se agradece el esfuerzo para que podamos leer lo que nos gusta.
Saludos, Oli.