Reflexiones: Cambios de título y portada

      2 comentarios en Reflexiones: Cambios de título y portada

Como ya os íbamos anunciando progresivamente, estrenamos una nueva sección. En este caso se trata de «Reflexiones», un espacio donde desarrollar una idea y crear un debate. Eso implica que vosotros también participéis en los comentarios dándonos vuestra opinión y rebatiendo nuestros argumentos y/o apoyándolos. A fin de cuentas, en eso consiste un blog: en expresar tu opinión y recibir la de los demás.
En esta primera entrada comenzaré explicando primero el tema y exponiendo después mi punto de vista (o lo intentaré) sobre los cambios que hacen las editoriales extranjeras con respecto los títulos y las portadas de los libros.
(Al principio de la reflexión aparecerá un dibujo de quien la esté redactando. Si pulsáis en él os llevará a un lugar donde verla a tamaño original e incluso poder comentarla).

Cuando una novela sale a la luz por primera vez sea donde sea, lo hace bajo el título que el autor ha escogido. También es cierto que en algunos casos, el título lo sugiere la editorial porque no le convenza el que ya tiene, pero siempre es el autor quien tiene que darle el visto bueno a ese cambio. Sin embargo, cuando una editorial extranjera compra los derechos de ese libro para lanzarlo en su país, ese trato con el autor se descarta, utilizando el libro como mera herramienta comercial. De ahí que puedan traducirlo de cualquier forma y que puedan hacerle un lavado de cara completo.

El caso de las portadas es un tema similar, pero desde mi punto de vista, diferente. A mí no me importa que cambien el diseño de las portadas, siempre y cuando tenga relación con el contenido del libro. Me explico: Todos os habréis dado cuenta de qué está de moda últimamente en España. Las portadas con flores sobre un fondo negro destacan sobre cualquier otra, llegando un momento en el que todas parecen iguales o incluso de una misma colección. Si esto último fuera el caso, pues tendría un pase, pero hay libros que no tienen absolutamente nada que ver entre sí y aún así comparten esa característica. ¿Por qué?
Como ejemplo pondré la de Luna Nueva (la precursora de dicha moda), Hex Hall, ¡e incluso la última de Orgullo y Prejuicio! Sí, ahora te lo venden como «los libros preferidos de Edward y Bella». ¡Por favor! Como si esa obra no valiera por sí misma, ahora tienen que meter a los Crepusculianos para hacerle publicidad… ¡No la necesita! Orgullo y Prejuicio es un clásico que lleva vendiéndose y teniendo éxito desde su publicación en 1813. Lo mismo con Cumbres Borrascosas.
Por no mencionar los libros vampíricos y su estética de todos negros con sangre roja… Si hasta reeditaron los de Anne Rice con nuevas portadas solo para que los vampiros clásicos resucitaran… (Aunque estos, como sí son una saga, no me importa mucho, aunque distinguir unos de otros resulte tedioso).

Pero creo que me estoy yendo de tema, perdonad. Como iba diciendo, siempre y cuando una portada tenga una coherencia entre interior y exterior, no me parece mal. Puedo preferir una u otra, pero el cambio en sí no me importa. Un ejemplo claro e ilustrorio es por ejemplo el escaparate que hicimos de El Camino de las Sombras, donde todas sus portadas guardan relación, más o menos, con el contenido del libro. Me gusta que un libro tenga diferentes versiones para así poder elegir a gusto cuál me gusta más, pero si no las tiene, prefiero una portada que exprese o resuma de qué va el libro. Si yo fuera la autora de ese libro, preferiría que se representara, en lugar de poner algo porque queda bonito. (Bueno, preferiría que fuese ambas cosas: que se representara de forma bonita, pero así es como suele pasar, que los ilustradores y portadistas lo son por algo xD).

Un libro tiene la desventaja de que, la mayor parte de las veces, lo primero que nos llama la atención es su portada, su exterior. Así de superficiales somos, no hay nada que hacer al respecto. Sin embargo, el poder de la portada es indicarnos qué podemos encontrarnos en el interior. Por eso, para mí, resulta tan importante la conexión entre ambas. Si una portada indica una cosa totalmente distinta a lo que nos va a contar dentro, entonces me siento estafada, porque me lo pintan muy bonito, pero luego no tiene nada que ver. ¿Me explico? Por ese motivo no me gusta en absoluto las etapas y las modas de «ah, si esto tiene éxito y se vende, hagámoslo nosotros también», porque, ¿qué es más importante? ¿Vender o que el público se sienta satisfecho con lo que compra? Pero supongo que ese es otro tema de reflexión para otra entrada diferente.

Dejando el tema de las portadas a un lado, que creo que ya he dicho todo lo que tenía que decir (solo espero que me haya explicado lo suficientemente claro como para hacerme entender), pasemos a hablar de los títulos. Tanto en las novelas como en las películas, el cambio de título por otro completamente diferente resulta desconcertante. (Las portadas/carteles en las películas no suelen causar muchos problemas -aunque los trailers sí, a veces-, por eso me he centrado especialmente en las novelas). ¿Cuántas veces hemos buscado una película traduciendo el título original y no hemos encontrado nada? ¿Y en los libros?

Al final todo radica en la decisión que tomen los de la editorial o la productora. Por ejemplo, el título As you wish, completamente válido y lleno de matices, es un libro escrito por Jackson Pearce que salió aquí en España hace poco bajo el título… ¿»Como desees»? ¡No! Tres deseos, que no tiene nada que ver. Aunque la primera opción que barajaron para titularlo era «Me enamoré de un genio», así que en definitiva no está tan mal, al menos comparte el matiz de que se piden deseos. Otro ejemplo: El segundo libro de Vampire Academy: Frostbite (mordisco helado/gangrena), lo tradujeron como «Sangre azul». Un error, desde mi punto de vista, porque puede causar muchas confusiones con Los sangre azul, de Melissa de la Cruz, cuya traducción sí que es literal (Blue Bloods).

Sin embargo, hay solo un caso en el que «perdono» que cambien de título y es cuando la traducción es horrible. Me explico: Soy consciente de que no todo se puede traducir, de que hay juegos de palabras que no se pueden adaptar al castellano y que entonces, y solo entonces, se puede optar por otra alternativa distinta. ¿Pero cambiarlo por cambiarlo? No me gusta nada la idea. Si el cambio está justificado (más allá del «es que es más llamativo y puede venderse mejor»), entonces es comprensible, pero si no es así, entonces no.

Comprendo que las editoriales tengan que idear estrategias de márketing para conseguir sus propios beneficios, pero no alterando una obra que, por mucho que hayan comprado, no les pertenece enteramente. Si al menos se lo consultaran al autor, para ver si da el visto bueno, entonces ya no me metería.

2 pensamientos en “Reflexiones: Cambios de título y portada

  1. Khardan

    Tienes mucha razón, aunque algunas veces el cambio de título tiene algún sentido. Sobre todo cuando todas las traducciones siguen el mismo esquema. Es decir, ahora mismo no se me ocurre ningún ejemplo exacto… pero sé que hay libros en los que la traducción mejora el título haciéndolo más apetecible (o trasladando el juego de palabras al castellano, aunque estos los menos)

    Por otro lado, estoy de acuerdo contigo en que las editoriales son simples negocios que buscan rentabilidad… y en que algunas se pasan de listas al hacerlo. Personalmente me molestan bastante los libros que pasan a tener portadas "de película" porque se estrene su película.

    Y también es cierto que hay algunos casos que son especialmente divertidos con el tema de las portadas. Como ya comenté a mí me hizo mucha gracia la manera de conseguir exotismo en el caso del camino de las sombras.

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  2. Elisa

    Veo que tambien te ponen de los nervios las malas traducciones asi porque si, a mi con una entrada se me monto la gorda pero bueno.
    Estoy totalmente de acuerdo contigo

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