Reseña de Hood, Stephen R. Lawhead

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Escuchó el hacedor unas malas lenguas acerca de uno de los héroes más conocidos y queridos, a pesar de vestir con calzas. 


Título: Hood
Autor: Stephen R. Lawhead
Saga: El Rey Cuervo I
Páginas: 433
Editorial: Timun Mas
Sinopsis: La leyenda comienza de nuevo. Un homenaje lírico a una historia inmortal, un cuento épico que se atreve a desafiar todo lo que creíamos saber sobre la leyenda de Robin Hood. Una fábula de pérdida y triunfo. Poder y corrupción. Justicia y piedad. 

Perseguido como un animal por los invasores normandos, Bran ap Brychan, heredero al trono de Elfael, ha abandonado el reino de su padre y ha huído al bosque. Allí, en el primitivo bosque de la frontera galesa, el peligro le rodea: esta arboleda es una entidad viviente, llena de poderes y misteriosos secretos, y Bran debe encontrar la forma de valerse por sí mismo si quiere sobrevivir…
«Una divertida lectura que dejará a los lectores esperar ansiosos la siguiente entrega». 


Opinión: Partamos desde el punto de vista de que este autor siempre empieza muy bien las sagas, con lo cual este libro, al ser primero de la saga es todo novedoso y atractivo, por lo menos al principio. 
También se trata de un autor un tanto truculento. Es decir, que habrá escenas no recomendadas para los débiles de estómago. Supongo que después de esto puedo empezar con lo que es la reseña en sí… ah, se me olvidaba, es un autor un tanto… como decirlo… montaña rusa. Tiene muchos altibajos en todas sus narraciones ( baste decir que uno de los bajos en su otra saga conocida, la de pendragón, me hizo dejar de leerla porque se hundía demasiado) que además según avanzas se van haciendo más y más notables. 
El libro empieza siendo un libro del estilo de «La Última Legión» de Valerio Massimo Manfredi, es decir, trata la leyenda de Robin Hood, aunque solo nosotros sabemos que alguno de los personajes está destinado a convertirse en Robin de los Bosques, porque ellos están muy ocupados con sus tejemanejes políticos de una época donde era el deseo y la decisión del Rey la última (y única) ley. Encima, nos sitúa en una época histórica que, si no la conoces, te puedes perder bastante. Se trata de la segunda generación de normandos, la primera después del Conquistador, que ostentan primacía sobre los britones, galeses y sajones. Y empezamos con un príncipe consentido, vago y que en pocas páginas se nos convierte en un vengador y «voy a recuperar unos derechos que no me importan». Lo gracioso es que el personaje es creíble, un punto muy a su favor. De hecho, es una de las cosas buenas de este autor, aunque luego se le suele ir la pinza en cuanto  a la historia, pero sus personajes son siempre creíbles. 
Pero bueno, vamos a ver los puntos a favor con tranquilidad. Punto a favor número 1: Los personajes. Son perfectamente creíbles y fácilmente empatizables, tanto los buenos como los no tan buenos. Aunque al principio parece que vaya a demonizar a unos personajes luego descubrimos que no va a hacerlo. Dada la sociedad en la que se mueven, aunque poco explicada, lo único que puedes hacer es como mucho considerar a algunos de los personajes como un poco idiotas, pero vamos, que idiotas tiene que haber en todas partes… así que no quedan mal. Luego tenemos a los personajes que todo el mundo espera conocer y reconocer: Robin, Little John, Fray Tuck y Marian. Pues bien, Robin… digamos que hasta que no deja de ser un niñato malcriado es auténticamente cargante. Así de simple. Cuando por fin deja de serlo, pues oye, no está tan mal. Sigue siendo un tanto cansino, y echo en falta un poco más del humor irónico que siempre formaba parte del personaje… pero supongo que tendremos que esperar un tanto para verlo en el segundo y tercer libros. 
Little John… bueh. Como personaje me parece demasiado… cómo decirlo… no me convence. Es cierto, ha pasado de ser un proscrito desconocido por parte de Robin en su primer encuentro a ser alguien a quien conoce desde la infancia… pero bueno, no está tan mal. Tiene algunos momentos auténticamente estelares… aunque no demasiados. Por otro lado, tenemos a Fray Tuck, un personaje genial. Ni más ni menos, creo que por eso me duele que Little John parezca mucho más inútil que Tuck, porque desde el primer momento de «locura» y de «desvergüenza» de Tuck te das cuenta de que es un personaje con muchísimo jugo y muy divertido. En cuanto a Marian… hasta justo el final me parece un personaje interesantísimo (aunque me gustaría ver más de sus emociones y menos de sus rabietas… qué le vamos a hacer) y su relación con un noble en particular es interesante… sobre todo cuando se vaya desarrollando en los siguientes libros, supongo.  Y es que ese es uno de los problemas de este libro, es demasiado «libro-presentación» así que, si solo pensáis leeros este para ver qué tal está … pues no os puedo decir que sea recomendable… porque todo queda perfectamente abierto, e incluso de una manera un tanto molesta, y con todas las incógnitas del universo por desvelar. 
En cuanto a la trama… mientras se trata de una novela histórica está interesante, el uso del gaélico para diferenciar a los personajes galeses de los normandos está perfectamente llevado, la separación entre las dos etnias tampoco está nada mal, los saltos entre los distintos espacios de la narración resultan fluidos y no excesivamente bruscos, las relaciones de los personajes y su evolución es interesante… aunque deja lo mejor para los siguientes libros, sin duda. Lo que no acaba de cuajar, supongo que más por falta de conocimiento de la mitología de esa zona por mi parte que porque esté mal llevado, es la parte pseudo-mitológica, encarnada en Angharad y en el Rey Cuervo. Aunque me encanta en muchos sentidos la forma de contar las historias, no acabo de entender a qué viene… pero supongo que, como todo lo demás en esta saga, el autor se esperará a liarlo todo para el tercer libro… que es lo que hace que este autor siempre, siempre sea bastante cansino en el último libro de sus sagas. Quizá ese es el problema, este libro, como Taliesin y Merlin en la otra saga, es muy bueno en su ritmo interno, pero parece romperse para dejar espacio a continuaciones… cosa que me sienta bastante mal, porque no decirlo. Y es que elige un punto demasiado alto en cuanto a tensión para hacer el cambio de libro.

Eso sí, si no tenéis un mínimo de conocimiento acerca de la edad media y/o no os gustan las novelas históricas en la que se muestra mucha sangre ni os acerquéis a este libro. Hay una escena en particular situada junto a un río que es auténticamente escabrosa. 
Ah, una cosa importante, hay una nota del autor al final del libro que realmente debería ir por delante para que todo el que empezase a leérselo se diese cuenta de la importancia que tiene la documentación, exagerada en este caso, para el autor. Todo tiene un motivo y está sacado de algún sitio… lo cual tiene mucho mérito. Cierto, no me voy a poner a comprobar sus fuentes, pero es agradable ver lo importante que era para el autor la historia que quería contar que se ha documentado durante años para poder escribirla bien. Además, es importante porque te explica muchas cosas acerca de la sociedad en la que se ubica la acción. 

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