Opinión: Tal y como decía en la reseña de Otomen, me apetecía ver un dorama juvenil, pero ambientado en la era Edo. Y este es el que encontré que más o menos se ajustara a esa definición. (No sé por qué todos los doramas que veo últimamente son tan recientes… todos son del año pasado). Y me ha sorprendido bastante en varios sentidos, pero sobre todo con la actuación de varios de sus actores.
En primer lugar tenemos a Miura Haruma, interpretando al protagonista: Mochizuki Kotaro. O, mejor dicho, interpretando a los dos Kotaros. El contraste y cambio de actuación es asombroso. ¡Si es que parecen dos personas completamente distintas! Que es lo que tiene que parecer, ¿no? Pero… incluso parece que le cambie la cara, no sé. Es flipante. El primero, el de esta época, es un completo pringa’o y un panoli. Un cobarde con todas las de la ley, y para colmo el graciosillo de la clase que se cree que tiene gracia. Y el segundo, es un auténtico samurái, destilando hombría por los cuatro costados, que cuando desposee el cuerpo y vuelve el idiota te sientes incluso decepcionada. Como le pasa a Ai. Supongo que la primera actuación está sobreactuada un poco a propósito para dar ese contraste tan fuerte.
Y hablando de la serie en sí… no soporto a los directivos de esa escuela. ¿Qué es un colegio sino un edificio? Lo que lo hace ser más prestigioso o menos son sus componentes, sus alumnos. ¡A los que hay que valorar y proteger! En serio, la directora, y todos los profesores (menos Miki, claro) me han caído super gordos. Por no hablar de los alumnos de élite. Por eso, el héroe de esta serie mola tanto. Yo quiero que los samuráis posean a todos los chicos de hoy en día… ¡Otro gallo cantaría! Su filosofía me encanta. ¡Así es como hay que ser! El colegio se basa un poco como en Special A; los alumnos son asignados en diferentes tipos de clases dependiendo de su promedio de calificación. Nuestro protagonista se encuentra en la clase F, la última, y de ahí que siempre sea tachado de perdedor e inútil.
Pero volviendo al tema del samurái, que es el que de verdad mola… Hay una duda que tiene escamado a Kotaro: ¿Por qué se aparece y se desaparece? ¿Qué le activa a hacerlo? En teoría, siempre que Kotaro se encuentra en peligro, el samurái aparece, y siempre que una chica lo toca, desaparece (aunque esto es relativo, ya que con verla en un póster también suele surtir efecto). Y encima no puede contarle a nadie todo el asunto del espíritu de su antepasado ni de su posesión, porque si lo hace entonces perderá su cuerpo y morirá junto al espíritu del samurái. Lo peor de todo es que ambos no se pueden comunicar entre sí. No es como si mientras uno ocupa el cuerpo, el otro está en su mente hablándole (como ocurre, por ejemplo, en Yu-gi-oh! o DNAngel). Habría sido interesante, pero habría perdido parte de la gracia y el misterio. Aunque el capítulo final es genial… ¿Para qué habrá regresado? ¿Qué es lo que tiene que hacer y cómo se puede librar Kotaro de él? ¿Su llegada es un aviso de la propia batalla a la que tiene que enfrentarse y hacer frente?
De todas formas, el final es digno de ver. Un gran final, una gran historia, y un gran mensaje. Sí, este es uno de esos doramas con los que he acabado con una sonrisa, sí señor.
Vaya, pues tiene muy buena pinta. Aunque no sé yo si no es una visión un tanto "idealizada" de los samuráis xDDDD
En cualquier caso, parece una gran serie, interesante y con mensaje. Pocas pueden decir eso mismo.
Particularmente no me gustan las comedias, pero esta me ha gustado, soy fan de Miura Haruma y solo por él me decidí a verla pero la verdad no me arrepiento, ya solo me falta el ultimo capitulo.
Te recomiendo ver una película que se llama Koizora, es con este mismo actor como protagonista y esta genial, muy romántica y dramática pero vale la pena.