Año: 1966
Tipo: Serie de televisión, capítulos de 60 minutos.
Sinopsis: El espacio, la última frontera. Estos son los viajes de la nave estelar Enterprise, en una misión que durará cinco años. Su objetivo: descubrir nuevas civilizaciones y criaturas. Llegar hasta donde nadie ha llegado nunca.
Opinión: Normalmente esta sería una de las reseñas más idiotas que hacer. Al fin y al cabo, se trata de la serie de culto que todo el mundo interesado en una ciencia ficción humanista debería ver/ya ha visto. Pero… supongo que me ha sorprendido tanto al volverla a ver sin la inocencia de la niñez (esas gloriosas tardes de Telemadrid reponiendo capítulos al azar de la serie… tan pronto caía uno de la primera temporada como uno fuera de ella, como uno de Next Generatión… ) y poder verla según un orden (el que venía en el enlace al final). Quizá lo más asombroso es que los temas y las formas de tratar los temas son muy avanzados para la época, tanto, que no desentonarían para nada en una producción actual (no así el elenco y la capacidad de actuación, que ha mejorado ostensiblemente con los años, con algunas excepciones bastante claras).
En sí, podemos hablar de varias etapas dentro de los capítulos: tenemos una serie de capítulos basados en el encuentro con criaturas superiores a los humanos, con criaturas que buscan estar en paz con los humanos, y con criaturas que prefieren combatir con los humanos. Es interesante, mucho, que cuanto más avanzada está la especie más deplora el uso de la violencia como sistema para arreglar el mundo. Quizá precisamente por ese detalle, me parece un claro tratado pacifista, no nos olvidemos que estamos en un periodo de Guerra Fría, cuando ya está empezando a desdibujarse el fantasma de la Segunda Guerra Mundial, pero hay una conciencia de que en cualquier momento la Humanidad puede verse enfrentada a algo mucho peor: la eliminación mutua. Por otro lado, también está empezando a verse la existencia de regímenes amantes de la guerra como un retroceso, de ahí la visión seudofeudalista de los klingon. Por otro lado, tenemos las misiones más típicamente trekkies: aquellas en las que se expande el horizonte conocido por la humanidad. Al fin y al cabo, lo que más ha quedado de la serie es su frase inicial: «To boldly go where no man has gone before». Así, cada vez que un capítulo encuentra un nuevo planeta, nos enfrenta a dilemas sociales, culturales, médicos. Aparte, como un punto a favor, en esta primera temporada nos encontramos con Khan y sus amigotes. Superhombres destinados a gobernar por la fuerza. ¿Veis? Siempre está ese punto de enfrentamiento entre el hombre civilizado, que busca una solución que proteja la vida de la mayoría, frente a los que quieren gobernar por la fuerza. Pero incluso el civilizado, el Kirk, se deja llevar por su necesidad de emplear la violencia para protegerse, cuando las civilizaciones más avanzadas no necesitan recurrir a dicha fuerza. Mención aparte merece el capítulo en el que dos planetas se toman la guerra como si fuera un juego y la gente se suicida para dar la apariencia de bajas. En serio, ese capítulo debería ser obligatorio para los políticos.
También hay mucho interés por la libertad del hombre y qué está dispuesto a sacrificar para conservarla. Generalmente, esta discusión se centra precisamente en Kirk, que muchas veces se ve enfrentado a dilemas como «o salvo a la gente o salvo su libertad». Normalmente, salva ambas, porque para eso es el héroe, pero el dilema se presenta. ¿Es vida una vida sin libertad de elección? ¿Es vida una en la que un ser domina todas las elecciones que tomas? Por supuesto, cada capítulo da respuesta a interrogantes propios, como ¿es aceptable que una máquina salveguarde la integridad de las personas incluso eliminando a aquellos que pueden causar problemas al grupo? No se puede negar en ningún momento la inmensa carga ideológica de la serie, que en ningún momento se muestra cohibida ante la reacción del espectador, sino que espera que este sea capaz de articular respuestas y plantearse con qué respuesta empatiza mejor. Mención aparte, en este tema de la libertad, es el de la inmortalidad mediante plantas que se convierten en simbiontes con los humanos, a costa de la facultad para decidir de los mismos. Quizá uno de los capítulos más duros para aquellos a los que les gusta el personaje de Spock, además.
Y es que otro de los temas más importantes dentro de la serie viene representado en la terna de protagonistas más permanentes de la serie: Spock, el recientemente fallecido Leonard Nimoy con una actuación maravillosamente irónica y desprovista de emoción, pero capaz de suscitar muchas emociones en el espectador, Huesos McCoy, el doctor, que siempre actúa como la conciencia de la nave y el único e inigualable Kirk, con todos los dejes de un soldado pero al mismo tiempo en busca de algo que haga que la humanidad abandone para siempre la violencia. Es, quizá, la pareja Spock-Kirk la que genera la mayor parte de la tensión, mientras que McCoy es el que devuelve al capitán al camino correcto en muchas ocasiones, dando además soluciones inesperadas para los problemas. Sin esa interrelación entre las personalidades de los personajes, que, en el fondo, se convierten en un reflejo del interior de cada uno de los seres humanos, con las emociones y la negación hacia el pragmatismo de Spock lo que nos lleva a tener una serie que, a pesar de que algunos temas se quedan cortos desde el punto de vista actual, sigue diciendo algo.
Es cierto, no obstante, que no es una serie que haya envejecido especialmente bien. Sus efectos especiales están, más o menos, a la altura de la antigua Embrujada, es decir, cutre hasta el punto máximo, pero tienen al mismo tiempo un deje nostálgico de aquella época en la que lo importante era la trama y la conciencia social que podía despertar por encima de los efectos especiales. No nos engañemos, los argumentos de los capítulos apenas necesitan efectos especiales para sostenerse. Eso sí, las coreografías de la pelea con el lagarto son risibles desde el punto de vista actual. Si sois capaces de superar los efectos desfasados y las peleas cutres, esta serie os enganchará por completo.
En definitiva, no me extraña que esta serie tenga tantos fans, ni que haya generado multitud de escritos y ensayos respecto a sus episodios. Sencillamente genial en el aspecto narratológico, con los pocos medios de la época, consigue superar la barrera de la credulidad y alcanzar el núcleo de las personas para cuestionar muchos de los detalles. Quizá como nota accesoria, no hay un papel importante de las mujeres en la serie (lógico en cierto modo, por la época) pero sus actores sí hicieron algo interesante: conseguir que a Uhura se le pagara lo mismo que a un actor, en vez de una cifra menor por ser una mujer. En realidad, espero que en algún momento de las dos temporadas que me quedan haya algún capítulo en el que se trate, con lo adelantado que es en general. Sin embargo, tengo que dar un detalle interesante y es que, aunque Redshirts trata en cierto modo algunos de los puntos narrativos en los que falla la serie, no son tan fácilmente visibles como puede pasar en otras series de la época (y de posteriores).
Impresión general
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Puntuaciones
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Especial
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Filosofía: 10
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Estilo: 10
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Personajes:10
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Cifi: 10
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Trama: 10
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No soy muy amiga de la ciencia ficción pero admito que ha despertado mi curiosidad esta serie…
¡Te sigo!
Besos de tinta