Título: The Poppy War
Autora: R. F. Kuang
Editorial: Harper Voyager
Páginas: 544
Saga: The Poppy War I
Sinopsis: Cuando Rin superó el Keju y entró en Sinegard, fue una sorpresa para todos. Una joven de piel oscura y pobre que entra en la academia más elitista del país. Obviamente, recibirá ataques por parte de muchos compañeros y profesores. Pero la guerra se cierne sobre el país y se necesita a todos los guerreros que puedan para poder derrotar a la Federación de Mugen. Cuando descubra sus poderes y a los dioses, Rin tendrá que tomar decisiones de vida o muerte.
Opinión: Esta novela había hecho las rondas por mi TL y, en general, había resultado una decepción para muchos. Personalmente, no me ha parecido la octava maravilla del mundo, pero tampoco me ha parecido una mala lectura. Es cierto que muchas escenas son más duras de lo que desearía y que otras no acaban de convencerme en su resolución, pero la idea que hay detrás acerca de la violencia y la opresión es bastante interesante.
La historia se centra de manera exclusiva en la protagonista, de forma que solo en contadas ocasiones nos deja ver lo que ocurre en espacios donde ella no está. Es una lástima, porque una de las situaciones que nos muestra nos revela algo que no debería revelar, uno de los grandes secretos que luego cambiarán por completo la situación de la protagonista. Sin embargo, este pequeño fallo no quita potencia al resto del relato, donde hay muchas muertes, mucha sangre pero, sobre todo, hay una mujer descubriendo su herencia y tomando decisiones sobre cómo debe afrontarse la venganza. El libro tiene algunas descripciones bonitas, pero donde realmente destaca es en la forma en que muestra el conflicto imperialista y cómo trata el misticismo. Es interesante, porque uno de los mensajes es el que más veces se ha visto de «el poder absoluto corrompe de forma absoluta», y siempre está la pregunta de para qué quieres tener armas de destrucción masiva almacenadas.
Y es que, a pesar de su base fantástica, gran parte del libro responde en gran medida al problema del militarismo, de la educación militar como respusta a los ataques sufridos en otros momentos. Sí, se puede ver fácilmente reflejada la experiencia japonesa en la 2ª guerra mundial en muchos aspectos, quizá demasiados. Y precisamente por eso, es fácil ver el militarismo de ambos bandos como algo negativo. También tenemos colaboracionistas, y el efecto de la guerra sobre los civiles, por no hablar del empleo de la ciencia como parte de la guerra, así como las mitologías que surgen a raíz de guerras previas. Lo bueno es que la novela deja esos mensajes en un primer plano pero sin resaltarlos, para que el propio lector los descubra mientras va leyendo. Es interesante, también, la forma en que la agencia de la protagonista para llevar a cabo distintas acciones, tanto positivas como condenables, se remarca a lo largo de la historia. Es ella la que decide hacer determinadas cosas, ni se ve obligada por las circunstancias, ya que tiene otras opciones que le muestran claramente como inferiores en coste, ni es una «cosa cultural», porque puedes ver a sus compañeros juzgar con dureza cada una de sus acciones.
Otro punto interesante de analizar es el uso de drogas en la novela. Al principio, puedes ver una crítica tanto a los adictos como al comercio de la misma, sin ningún ambage y condenando, sin piedad, a los adictos. Pero a lo largo de la novela, la protagonista descubre ciertos detalles que cambian su percepción del problema y le llevan a descubrir que, quizás, su condena hacia los adictos viene de no entender cómo alguien puede llegar a ese punto. Y cuando empieza a entenderlo, puedes ver perfectamente la bombillita de la compasión encenderse. Tampoco mucho, porque la protagonista no es especialemente compasiva, pero ya es un punto interesante.
El estilo de la autora es bastante descarnado, mostrando las escenas duras sin ningún tipo de corte, planteando al lector los horrores de la guerra sin ningún tipo de cortapisa. Y, aun así, no se hace de forma asquerosa. Sí es gráfica en varias de las situaciones, pero nunca se regodea realmente con las descripciones. Y, sobre todo, evita el tropo de la violación de forma directa. Ya hay suficientes horrores en la guerra (y la intuición te dice que probablemente eso también suceda, dado el conflicto que refleja) pero no tienes por qué mostrarlo.
En definitiva, esta novela es dura, tiene un punto de esperanza, a pesar de que su foco es la venganza de afrentas pasadas, y probablemente durante la trilogía vaya dirigiéndose lentamente hacia ese punto en el que el futuro es más importante que la venganza. Sin embargo, no es una novela para gente que tenga problemas con la sangre o a las que el uso de drogas les suponga un problema, por ejemplo.
Impresión general |
Puntuaciones |
|
Trama: 7 |
Sociedad: 8 |
|
Magia: 8 |
|
Estilo: 7 |
|
Personajes: 8 |