Título: Un encantamiento de cuervos
Título original: An enchantment of ravens
Autora: Margaret Rogerson
Editorial: Nocturna
Traductoras: Carmen Torres y Laura Naranjo
ISBN: 9788416858729
Sinopsis: Todo el mundo sabe que los elfos son tan arrogantes como inmortales y por eso les gusta que se los retrate. Además, ansían el arte de los humanos porque ellos son incapaces de crear algo que transmita vida. Isobel los conoce bien, pues se gana la vida pintando sus rostros. Pero un día el príncipe del otoño entra en su taller y, al retratarlo, comete un terrible error: plasma en sus ojos el dolor humano que percibe en su mirada, un rasgo que cualquiera de sus súbditos consideraría una debilidad. Tras recibir el cuadro, el príncipe regresa convertido en cuervo y la acusa de traicionarlo ante su corte. La única manera de solucionarlo es que Isobel se adentre con él en las tierras del otoño para restaurar su reputación. No obstante, deberá tener cuidado: como afirman los elfos, siempre deseamos lo que tiene el poder de destruirnos.
Opinión: Tras un sinfín de baches y obstáculos varios, al fin he podido conseguir este libro y leérmelo. Tenía un montón de ganas de hacerlo desde que lo vi porque, por si no lo recordáis, soy una fan incondicional de las hadas. Y este libro va justamente de eso. Aunque en esta ocasión sean nombradas como «elfos», al igual que sucedía en novelas como Encanto fatal o El highlander inmortal, son fae. ¡Pero si hasta tienen sus propias Cortes de las Estaciones!
Si tenemos que quedarnos con una Corte en particular, sería con la Corte del Otoño, claro está. Y todo debido a su príncipe, Grajo, que, como indica su nombre, tiene mucho que ver con los cuervos y el título de esta novela. El resto de estaciones también tiene su importancia, por supuesto, pero el príncipe es el príncipe. ¿Os acordáis de Ash, el príncipe de invierno de El rey de hierro? Pues me lo ha recordado un poco, con eso os lo digo todo. Pero también he tenido mis momentos de confusión con este libro. La historia está contada por Isobel, la artista protagonista de esta historia. Debido a eso, tiende a obviar muchas cosas porque ella cuenta su historia, no para nosotros para que nos enteremos, no. Las cuenta y ya. No va a explicarte algo que para ella sea evidente, búscate la vida para saber a qué se refiere. Eso provoca que haya muchas cosas que tengamos que ir descubriéndolas por deducción sobre la marcha y, otras, simplemente, nos quedemos con las ganas de saber más porque como ella ya lo da por hecho, pues nosotros nos aguantamos.
Isobel vive en Extravagancia, un pueblo como otro cualquiera con la excepción de que conviven con elfos. Estos suelen aparecer por allí y, a cambio de ciertas cosas, ellos les ofrecen sus servicios con encantamientos. Pero hay que tener cuidado, pues es de sobra sabido que, aunque no pueden mentir, pueden hacerte la vida imposible, engañándote y maldiciéndote. También sabemos que hay humanos que decidieron irse a vivir al Otro Lado, que nunca sabremos exactamente adónde se refieren. Al principio pensaba que se referían al mundo de los elfos, pero más adelante descubres que eso es algo poco usual y que, en caso de que ocurriera, antes tendrían que encontrar el pozo que los convertiría en inmortales para poder vivir allí… Y se dice que es casi imposible de encontrar, así que no tiene sentido que se refiera a eso (y nunca te lo llegan a explicar).
Y es que ese es uno de los problemas que le he encontrado a la novela. Aunque me ha gustado que obligue al lector a meterse de lleno en la lectura para que pudiera enterarse bien de lo que estaba pasando y de la ambientación que tiene, el ritmo que toma se me ha antojado lento, incluso a veces de relleno. Tenía la sensación de que las páginas pasaban y pasaban y no pasaba absolutamente nada. Veía cómo iba menguando el libro y me ponía nerviosa porque estaba viendo que se iba a acabar y me iban a dejar a medias sin saber nada de lo que pasaba. Porque se pasan casi la mitad del libro en un bosque, huyendo, intentando llegar a la corte de otoño… Y no llegan nunca. A mitad de camino o bien cambia de opinión, o bien se topan con otras sorpresas, y nada. También te deja ver que existe algún tipo de corrupción en el mundo de las hadas y que por eso las criaturas fantásticas emergen más de lo normal y que ahí hay algo que anda mal y que hay que descubrir qué es y arreglarlo… Y de repente se olvidan de ello y se van a un baile. Todo ello mientras incumplen la Ley, claro. Pero de eso no me voy a quejar porque es lo más bonito que ha habido.
Me esperaba que la trama fuera un poco más compleja y desarrollada porque la sensación que me ha transmitido es que a la autora se le fue la olla y se olvidó de que iba a contar una cosa y al final hizo otra. El ritmo está lleno de altibajos; unas veces parece que va todo muy lento, y otras que ha pegado un acelerón que no sabes muy bien qué ha pasado ni cómo. Sobre el final, sin tener en cuenta todas las lagunas que tiene, no voy a decir nada malo. A su manera me ha gustado, a pesar de ser un final completamente abierto. A decir verdad, la sensación con la que acabé al terminar el libro fue la de haber estado viendo una película. ¿No os ha pasado alguna vez que cuando termináis de ver una peli, pensáis que le falta algo y que queréis leeros el libro para saber qué es y conocer la historia completa? Pues esa ha sido mi sensación. La pena es que no hay otro libro que me cuente lo que me ha faltado por saber de este.
En general el libro me ha gustado. Tiene sus grandes peros, porque le falta media trama, pero lo poco que cuenta (que en realidad es la historia de Isobel y Grajo) es muy bonita y adorable. Si se toma como una novela romántica juvenil gustará a los lectores del género. Si buscas una trama algo más compleja de fantasía, se te quedará un poco cojo.
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Impresión general
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Puntuaciones
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Personajes: 7
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Amor: 7
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Trama: 6.5
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Mitología: 7
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Estilo: 7.5
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