Sombra perfecta

Título: Sombra perfecta
Título original: Perfect shadow
Autor: Brent Weeks
Editorial: Plaza & Janés (disponible solo en ebook)
Traductor: Gabriel Dols Gallardo 
ISBN: 9788401346583
Sinopsis: 

Opinión: Sombra perfecta es el mejor regalo que a Brent Weeks pudo ocurrírsele hacer. Esta novella (novela corta) la escribió en 2011, justo después de iniciar su nueva trilogía con El prisma negro. En Estados Unidos salió una edición coleccionista en papel, con la cubierta de cuero, que se agotó en un abrir y cerrar de ojos y que me encantaría que emularan en español. El ángel de la noche había acabado, y dos años después surge la historia de Durzo Blint, el mejor personaje, a mi opinión, de esta trilogía. Puede que esto os sorprenda, o puede que no, pero como fue Khardan quien reseñó El camino de las sombras, Al filo de las sombras y Más allá de las sombras, es posible que no conozcáis mi opinión al respecto. Y antes de decir cualquier cosa, debo decir que me encantó. Y esta historia es obligatoria para todos los que disfrutaron con y de este personaje. Esto quiere decir que, aunque sea una novela corta, y la antepongan a la trilogía y actúe como precuela, no se os ocurra leerla sin haber pasado antes por la trilogía de El ángel de la noche. No tendría sentido, y perdería toda su esencia. Por no mencionar que os spoilearía de lo lindo todo el misterio que rodea a este gran personaje (avisados quedáis; en esta reseña puede que suelte alguno).

Las semblanzas de unos hombres quemadas en las paredes de granito. Y una sombra perfecta por encima de todas las demás. Una sombra que caminaba y respiraba. Una sombra que titilaba como los fantasmas proyectados por una vela, tan mutable como las promesas de un rey. Una sombra que devoraba la luz y la vida.

Debo reconocer que me leí la trilogía hace ya un año, o así, lo que significa que no la tenía fresca, ni reciente. Pero Durzo es uno de esos personajes que te llegan y se te quedan grabados por su personalidad y actitud. Para mí, es un personaje épico. No os extrañe si en alguna ocasión lo veis como miembro de dicha sección. Así pues, leer Sombra perfecta ha sido un recordatorio del origen del personaje que podemos encontrar en tres novelas hechas y derechas. A medida que iba leyendo, sin embargo, me empezaba a cuestionar por qué no había ido más allá. Por qué solo se limita a contar la vida de uno entre cuarenta. ¿Por qué no la primera, cuando era joven e inocente? Y si acabas la narración, puedes darte cuenta del por qué: porque entonces no sería Durzo. Es cierto que en esta novella te cuenta cómo era, incluso puedes verlo con tus propios ojos a través de sus recuerdos, pero no puedes relacionarlo con el personaje que conocemos, pues su evolución ha sido tremenda. Así pues, lo que el autor hace es narrar su vida anterior (Gaelan Fuego de Estrella) y, a través de ella, descubrir el resto de sus otras vidas y el origen de cómo llegó a ser Durzo Blint. Sin embargo, no ocurre unos siglos antes de la trilogía, ni mucho menos. Yo diría que ocurre unos diez o veinte años atrás, pues no solo aparece él, sino que personajes que conocimos en la trilogía como Mama K (y el por qué la llaman así) o el duque de Gyre, que insinúan que debe tener la edad de Logan, aparecen aquí también para entrar en la vida de Gaelan y de qué forma. También aparecen otros tantos conocidos, pero esos son unos ejemplos.

─Soy un poco profeta. No lo bastante para que me sea útil, ya sabes. Solo vistazos. Mi mujer muerta, cosas así, para mantenerme en vela por la noche. Tuve una visión de que me matarían cuarenta hombres, todos a la vez. Raro, ¿eh? Pero ahora que estás aquí, veo que eres todos ellos. Durzo Blint.

Mientras iba leyendo, al ser en formato digital, me he hecho un poco de lío con los saltos temporales. O quizá no tenga que ver y simplemente no me esperaba esa complejidad de cambiar cada dos por tres los tiempos verbales y situarte en distintas partes de la acción, sin que sepas con exactitud dónde se encuentra. El comienzo me ha hecho volver de lleno al mundo de Midcyru, a recordar la Madriguera y el hogar de Azoth, con su inmundicia y bajeza. Y no solo eso, también me ha hecho recordar las intrigas de «la corte» y los secretos y enemigos que te pueden salir de debajo de las piedras, sin que te des cuenta. Ambas cosas se deben gracias a las descripciones que se emplean, y a la crudeza de lo primero en concreto. También me ha llamado mucho la atención, y lo he disfrutado muchísimo, las escenas picantes, por llamarlas de alguna manera, que tienen lugar. ¿Por qué? Porque después de una breve reflexión, y de disfrutar con su narración y descripción, me he dado cuenta de que me han encantado. Y lo han hecho porque son muy sutiles y enseñan más de lo que parece (y para ser un hombre el escritor me ha sorprendido el detallismo que eso desprende). No te explicitan prácticamente nada, y no es tampoco necesario que lo hagan. Lo cual es curioso, porque el mundo en sí está desarrollado con una fantasía algo oscura, en el que apenas hay luces, pero algunas puedes encontrar.

─Eres la mejor con la que he estado ─dijo Gaelan, tras su cuarta ronda de sexo.
─Me lo dicen a menudo ─replicó Gwinvere. (…)
«No hombres que tienen 680 años.»

Quizá todo lo que estoy hablando se deba únicamente a una cosa: Durzo. Otra de las cosas que más me han impresionado es que lo narra él mismo en primera persona (al menos las partes que él narra), porque luego existe la figura del narrador externo, que lo cuenta en tercera persona (pero que, a mi modo de ver, siempre es él, solo que desdoblándose y distanciándose para comprender ─con dificultad, para mí al menos─ lo que nos cuenta y cuándo y dónde se ubica). Y como he dicho antes, en el caso de la primera persona, varía entre presente y pasado. Pero el caso no es ese, porque como siga repitiendo eso, en lugar de explicarme vais a entenderme menos, sino el propio tono personal del personaje. Su humor, su ironía, sus conversaciones con el ka’kari… Comienza la historia explicándonos cómo va a colarse en un castillo para ejecutar a su víctima y en un momento determinado frena y dice algo así: «Os ahorraré los detalles de su muerte porque no he venido aquí a hablar de eso; sino de la mía». Después vemos que está siendo entrevistado por otro personaje, al que le cuenta su pasado ─el original─ y refresca el nacimiento de los ka’kari y la guerra que se creó con Jorsin Alkestes, y a su vez vemos también su relación con Gwinvere; todo ello unido y estando dentro unos de otros, y a la vez dividido.

El ka’kari podía hacer que casi todo resultara fácil. «Salvo aquello que el cabrón vuelve casi imposible.» (…)

─Esto va en contra de todo aquello por lo que has vivido. Gaelan, tú no eres así.
«No, no soy Gaelan. No existe Gaelan. No tengo nombre.»

Hasta aquí, no sé si habréis podido notar que esta novella es algo que se ha de leer después de la trilogía. Y, aun así, también es una novella que te gusta, pero que te deja un sabor extraño en la boca. Has podido volver a ver a Durzo, poder conocer un cacho más de él, de su vida, de sus experiencias y de su carácter. ¿Pero es suficiente? ¿Alguna vez tendremos suficiente de él y de sus siglos de conocimiento? Y, mientras te haces estas preguntas, te das cuenta de que eso es imposible, porque eso es lo que hace épico a este personaje. Si lo supiéramos todo de él, ¿qué quedaría?

Impresión general	Puntuaciones
	Personajes: 9.5
	Filosofía: 8
	Trama: 9
	Descripciones: 9.5
	Estilo: 9.5

No hay heroísmo.
No hay justicia.
No hay cielo. (…)
No hay sexto sentido.
No hay otro infierno que la vida, y la muerte es peor. (…)
No hay gloria.
No hay luz.
Solo hay victoria (…)